El calentamiento global provocará la pérdida de productividad en la economía que se traducirá en 80 millones de puestos de trabajo menos hasta 2030 a nivel mundial. Esa es la conclusión del estudio “Trabajar en un planeta más caliente: El impacto del estrés térmico en la productividad laboral y el trabajo decente” que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó este 1 de julio. El estrés térmico ocurre cuando las temperaturas superan los 35 °C y se dan condiciones de humedad elevada. Según la OIT, el calor excesivo en el trabajo crea riesgos profesionales para la salud y restringe las funciones y capacidades físicas del trabajador. Este será un fenómeno habitual en los próximos años. Las proyecciones se basan en un aumento de la temperatura del planeta de 1,5°C hasta finales del presente siglo. Los sectores más afectados por el exceso de calor son la agricultura y la construcción, que, además, son las principales actividades productivas de Ecuador. La OIT estima que 97,6 mil puestos de trabajo están en riesgo en el país y en el sector agrícola se perdería el 2,97% de horas trabajadas hasta 2030. Pablo Molina, director académico de Psicología de la Universidad de las Américas (UDLA), indicó que hay formas para mitigar ese factor de riesgo y que Ecuador está a tiempo. Una forma es mediante turnos de trabajo y con jornadas menos largas, de seis horas, por ejemplo. En casos de altas temperaturas, el personal debe tener acceso a líquidos en el sitio de trabajo y ventiladores para refrescar el ambiente. El estrés térmico, según el académico, puede provocar un cambio en la conducta de los trabajadores y esto afecta en su dinámica de relación interpersonal a nivel familiar y social. “La fatiga física desencadenará en una fatiga mental, lo cual con el pasar del tiempo sería contraproducente”. Otros sectores particularmente en riesgo son los de bienes y servicios medioambientales, recolección de basura, trabajos de reparación, transporte, turismo y deportes. La tendencia se repite en los países de altos índices de pobreza y empleo informal. En este sentido, la organización internacional recomienda que los gobiernos colaboren, mediante el diálogo, con las organizaciones de trabajadores y de empleadores para diseñar, aplicar y dar seguimiento a las políticas de atenuación de efectos climáticos. (I)