La automatización podría eliminar hasta dos tercios de los empleos en el sector industrial de los países en desarrollo, según un informe  de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Esta realidad y sobre todo la necesidad de invertir en tecnología e innovación para evitar el retroceso de las economías de la región fue expuesta en la XVII Reunión Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con la Sociedad Civil que concluyó la semana pasada en Bolivia. 

En este sentido, para el vicepresidente de países del BID, Alexandre Meira da Rosa, es importante estimular desde el Estado y los organismos multilaterales los emprendimientos con innovación.

John Moravec, investigador de la Universidad de Minessota y quien dictó una conferencia en Guayaquil sobre el futuro del trabajo, coincidió con el reto planteado por el BID y sostuvo que cualquier trabajo que se pueda hacer con tecnología será eliminado.

“En algún momento no vamos a necesitar abogados porque un software podrá hacer el trabajo; los granjeros serán reemplazados por maquinarias cuya tecnología hace el trabajo por ellos”, dijo Moravec en el marco del evento tecnológico ‘Empower: Girls in Charge’.

Para el experto, las instituciones deben preguntarse ¿cómo aprender?, en lugar de ¿qué aprender?  Apoya la creación de ambientes sociales en donde las personas hagan cosas nuevas, sin importar que fallen más de una vez. “Debemos aprovechar las herramientas tecnológicas para el aprendizaje y el conocimiento”. 

Del lado de los empleadores, ellos también buscan talentos con destrezas tecnológicas. Así lo reveló un estudio realizado por la Escuela de Negocios de la Espol (Espae), con tres universidades de Colombia, Perú y Chile. De los 81 expertos en talento humano encuestados, para Ecuador, el 65% considera que dentro de la dimensión tecnológica el trabajo colaborativo a distancia es lo más importante, seguido por tener competencias digitales y manejar las redes sociales.

El estudio concluye que hay otras competencias que son transversales a cualquier título profesional.

En este sentido, los investigadores analizaron otras cinco dimensiones. En el ámbito cognitivo, el 75% de los especialistas consultados aprecian más a la planificación, seguida por la toma de decisiones.

Por otra parte, el 80% de los encuestados considera que los profesionales deben tener iniciativa y actitud emprendedora; luego vienen características como tolerancia a la frustración, empatía, autonomía y autoconciencia.

En la dimensión social, el mercado laboral exige personas que sean líderes y que sepan trabajar con otros colaboradores. El 65% de los consultados cree que es importante el trabajo en equipo y la asertividad. “Muchas veces la persona puede tener un título profesional, pero no cuenta con alguna de estas competencias. Todo esto es parte del nuevo desarrollo que exigen las empresas”, señaló Paola Ochoa, investigadora de la Espae.

Ecuador, séptimo en el Índice de Mejores Trabajos

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó el Índice de Mejores Trabajos que evalúa, por primera vez, las condiciones laborales de 17 países de América Latina.

El indicador mide el estado del empleo en términos de cantidad (cuánta gente desea trabajar y cuántos lo hacen) y calidad (formalidad y salario suficiente). Uruguay, Chile y Panamá sobresalen en la región.

Ecuador con 59,5 puntos sobre 100 se sitúa en la séptima posición y supera el promedio de América Latina (57,1). El país ocupa simultáneamente la séptima posición en las dimensiones de cantidad (con 75,9 puntos) y calidad (con 43).

Para ambos parámetros, el BID señala que  la evolución de Ecuador ha sido positiva entre 2010 y 2015 (fechas analizadas). Sin embargo, el índice muestra que Ecuador es el tercer país con la mayor brecha entre la puntuación de hombres y mujeres. La diferencia entre géneros es de 28,9 puntos. En el índice masculino se obtienen 74,5 puntos y en el femenino 45,6. Esta diferencia es mayor en Ecuador en comparación con el promedio de América Latina (22,5 puntos).

Por otro lado, de acuerdo al índice la diferencia entre adultos y jóvenes (62,2 frente a 48,8) es la tercera mayor de la región y se encuentra por encima del promedio regional (10,2). (I)