Emprendedores de 12 provincias en congregaron en Riobamba la semana pasada para acercar al productor con el consumidor.

Además de fomentar la alimentación saludable, con esta estrategia de  comercialización se busca mejorar los  ingresos económicos de las familias dedicadas a la agricultura.

El proyecto inició hace 7 años en Riobamba con la Diócesis de la ciudad y abarcó a 3 comunidades de la provincia de Chimborazo, con una incidencia de 60 familias. Actualmente el proyecto llega a más de 1.000 familias en 34 comunidades.

“Vemos que se han unido más personas a escala nacional y con muy buenos resultados. Lo hemos denominado Cáritas y cada Diócesis del país se encarga de buscar lugares para que los productores sean conocidos” explicó Julio Parrilla, obispo de Riobamba.

Adicionalmente la Diócesis aporta con capacitaciones para los emprendedores que participan en el proyecto y colaboran con la compra de insumos para fortalecer los pequeños negocios. “Todo lo que podamos hacer para ayudarlos lo haremos, queremos que estas personas fortalezcan sus negocios y con el tiempo se asocien para mejorar su producción”, acotó Parrilla.

Los comerciantes se agolparon en el parque Pedro Vicente Maldonado en 20 carpas, donde se ubicaron los productos de cada provincia participante: Guayas, Loja, Los Ríos, Sucumbíos, Santo Domingo, Bolívar, Imbabura, Carchi, Puyo, Cotopaxi,  Tungurahua y Chimborazo, todos con precios especiales y ofertas. 

“Me encantan estas ferias porque se compra más barato y buenos productos. Siempre que veo carpas, me acerco para adquirirlos. Es bueno apoyar a nuestra gente para que siga con estos eventos”, comentó Paula Mera, una consumidora.

 Emprendimientos
Cada representante llegó con una múltiple oferta de productos, pero también contaron cómo iniciaron sus emprendimientos, el valor agregado que ofrecen y la manera en que han aprovechado eventos como este para divulgar el trabajo en el campo y posicionarse entre los consumidores.

Susana Caranqui es oriunda del cantón Guano, provincia de Chimborazo, y antes de apostar por el cultivo de alimentos se dedicaba exclusivamente al cuidado de sus hijos y a la espera de que su esposo provea la manutención.

Pero cuando supo que varias mujeres de su comunidad se unían para vender sus cosechas ella se sumó a la iniciativa. Empezó por sembrar en una pequeña parcela hace 3 años y actualmente cultiva distintos productos para venderlos en ferias.

Técnicos de la Diócesis de Riobamba les proporcionaron semillas, cuyo costo va desde $ 1 hasta $ 5, y luego les enseñaron a cultivar el biol (abono natural para los suelos).

“Ahora aporto con los gastos del hogar y además paso tiempo con mis hijos. Sin duda fue algo bueno,  cuando salimos a estas ferias nos va bien y nos hacemos más conocidas”, acotó Caranqui.

En la actualidad Susana incrementó el área de siembra y su cosecha aumenta. “Antes sacaba solo un saco de zanahoria, pero ahora para las ferias traigo al menos 3”, comentó.

A pocos metros de ella se ubicó Elvia Caiza, quien con su croché armaba una shigra (bolso) de 6 colores y de 35 x 28 cm. Tejer uno de ellos puede tomarle hasta un mes, tejiendo dos horas al día.

Pero para la mujer (30 años) la actividad no solo es entretenida sino que le genera rentabilidad, invierte alrededor de $ 20 y los vende a $ 30.

La materia prima suele adquirirla en los mercados de Guaranda y Riobamba, los cuales pueden costar desde $ 1,50. Pero en otras ocasiones la lana de oveja es un buen material.

Ella es parte de la organización Samai conformada por 130 mujeres de Simiatug, en Bolívar. Ellas se dedican exclusivamente al tejido de estas bolsas. “Ya tenemos tiendas que venden nuestro producto, y aunque los compradores son extranjeros, estas ferias  nos permiten tener más clientes al por mayor”, apuntó Caiza. (I)