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El Telégrafo
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Wiggins se convierte en el primer británico en ganar

Wiggins se convierte en el primer británico en ganar
23 de julio de 2012 - 00:00

Bradley Wiggins (Sky) ya está inscrito en el libro de oro del Tour de Francia al convertirse en el primer ciclista británico que gana la carrera, una vez disputada la vigésima y última etapa, un trámite de 120 km entre Rambouillet y París que culminó con la victoria al sprint de su compatriota Mark Cavendish, que redondeó la celebración del Sky. 

Cavendish entró señalando con los dedos las cuatro victorias en París sobre las 23 que tiene en el Tour. Un sprint lejano, de nuevo impresionante del ciclista de Man, el primero que se impone en esta ciudad con el maillot arco iris de campeón mundial.

Ganó el último pulso al eslovaco Peter Sagan (Liquigas) y al australiano Matthew Goss (Orica). Un regalo de Wiggins, que le preparó el sprint y un regalo para Wiggins, que cruzó la línea abrazando la gloria de ganar la carrera más importante del mundo. A poco del comienzo de los JJ.OO., Bradley Marc Wiggins, nacido hace 32 años en Gante (Bélgica), ha adelantado la primera medalla de oro para Gran Bretaña en la centenaria prueba francesa.     

Nunca un británico había subido a ningún escalón del podio. Su fuerza contrarreloj, un equipo inabordable y la ayuda determinante de su compatriota Chris Froome, han sido las bases de un éxito sin precedentes. Wiggins, un “personaje muy complejo”, según Shane Sutton, preparador físico del Sky no ha hecho sino ratificar su condición de favorito en un Tour diseñado a su medida, con 100 kilómetros contrarreloj, su punto fuerte.   

El doble campeón olímpico y triple mundial en pista arrasó en las citas clave de Besanon u Chartres y aguantó en la montaña con los mejores. Todo muy previsible en un año impecable del hijo de Gary, un australiano que corría en pista y que murió en 2008 en extrañas circunstancias.

“Gracias a mi padre soy ciclista”, recuerda. Llegó al Tour después de haber ganado esta temporada la París-Niza, el Tour de Romandía y el Dauphiné, algo inédito en la historia del ciclismo. En el prólogo de Lieja cedió ante Fabian Cancellara por 7 segundos y en la séptima etapa ya se puso de líder en la Planche des Belles Filles, primer final en alto.

Y de amarillo hasta los Campos Elíseos, donde escuchó el “Dios salve a la reina” con todo respeto, lejos de la broma que soltó el día de la visita del presidente francés Francois Hollande. “Prefiero bailar en el podio un break dance con él a escuchar el himno”, manifestó.     

Wiggins estuvo escoltado en el cajón por Chris Froome y por Vincenzo Nibali. El primero de ellos el hombre fiel y obediente que tiró del freno en la montaña para no abandonar a su líder. Segundo en la Vuelta 2011 fue para muchos el más fuerte del Tour, pero se portó como un buen empleado de la empresa  Sky. EFE

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