La puntualidad es la mayor virtud y la entrega en el dojo la pasión de todo el grupo. Cada semana, por las  tardes, alrededor de 40 deportistas  de entre 16 y 20 años acuden al gimnasio de judo de Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) para afinar sus  técnicas de combate.  

El entrenamiento es constante, pues desde este jueves intentarán mantener su hegemonía y favoritismo en el torneo Fundación de Cuenca, que se disputará en la capital azuaya.  

Varios de los seleccionados tienen experiencia en torneos nacionales e internacionales  de  esta disciplina, lo que los  hace estar seguros de lograr una presea dorada. “Somos una potencia en el país y con el trabajo que hacemos esperamos ratificarlo en este torneo”, indicó la judoca quiteña Gabriela Díaz, de 19 años.

Gaby recuerda que hace 8 años se unió a esta disciplina porque la practicó cuando estudiaba en el colegio Pablo Muñoz Vega. “Al principio fue muy complicado para mí aprender la coordinación de movimientos entre brazos y piernas, pero poco a poco lo pude lograr con dedicación”, explicó.

Su entusiasmo por aprender hizo más fácil esa tarea. Y gracias a sus logros deportivos alcanzó una beca económica de CDP que le ayudaba en algunas de sus necesidades.

Sin embargo, por problemas personales debió apartarse de la actividad por alrededor de 12 meses, desde abril del 2011 hasta el mismo mes del 2012, y eso le significó perder esa ayuda.

Ahora necesita recuperar su nivel y así conseguir el puntaje necesario que le permita regresar a la lista de deportistas destacados. Lo que sí recibe aún es el almuerzo y los  suplementos vitamínicos que requiere para afrontar la exigencia física de esta disciplina.

En toda su trayectoria no ha tenido lesiones graves, salvo las habituales y recurrentes, como son los esguinces, propios del  deporte de contacto que exige utilizar intensamente  brazos y piernas.

Gaby, que interviene en la categoría de 52kg , confesó que volver a la práctica activa de este deporte no le fue fácil. “Aunque conocía las técnicas y tenía experiencia en el aspecto físico, me costó mucho. No es lo mismo entrenarte una vez a la semana, que todos los días, pero por fortuna esa fase de reiniciación ya la pasé”.

A más de destacar en el torneo azuayo, su meta inmediata es lograr una beca deportiva en la Universidad San Francisco y así iniciar la carrera de Ingeniería Civil. “Al momento estoy esperando el resultado del proceso de evaluación y ojalá logre mi meta”.

Junto a ella destacan en el equipo de la provincia Jonathan Andrade, Daniel Yánez y David Molina. Todos con una trayectoria amplia que incluye participación en el US Open de Estados Unidos. Ese certamen no es parte del calendario oficial y por ello todos los gastos salieron del bolsillo de cada uno de los participantes.

Son los padres los que cubren esos desembolsos. La participación de los chicos en ese torneo, que duró una semana, representó alrededor de 2 mil dólares de gastos entre pasajes, estadía y alimentación.

En el resto de competencias en las que participan como seleccionados provinciales y nacionales, los gastos corresponden a CDP y a la Ecuatoriana de ese deporte.

Daniel Yánez, de 16 años, ingresó a esta actividad por seguir los pasos de su padre Romel, quien fue un destacado judoca de la provincia. Daniel es el monarca nacional vigente en la categoría de los 60kg.

Además participó en un selectivo panamericano escolar en Guatemala el año pasado, en el que logró la medalla de plata.

Aunque su categoría es juvenil, en el último ranking de Babahoyo participó en la categoría senior y fue tercero en los 66kg. “Fue una interesante prueba que me permitió adquirir mayor experiencia con chicos de mayor trayectoria y recorrido”.

David Molina, de 15 años, lleva 8 en esta disciplina y fue el más joven en iniciarse en esta arte marcial. “Cuando uno desde niño ingresa a este deporte, por la flexibilidad que tiene, se le hace más fácil desplazarse y aprender”.  

Para acudir al dojo, tan solo es necesario portar el judogi, que consta del pantalón y la chaqueta. Un conjunto de calidad alcanza los 150 dólares, pero su duración puede ser de hasta  dos años. Ese tipo de indumentaria la utilizan, sobre todo, para competencias oficiales.  

En los entrenamientos llevan uno de menor calidad. El grupo masculino está al mando de Vladimir Añazco y el cubano Eduardo Zocarrás, quienes se dividen el trabajo con los 40 chicos; mientras el equipo femenino, que apenas llega a 15 judocas, está bajo la dirección de Pamela Soria, quien es además la coordinadora de entrenadores.

“EL NIVEL FEMENINO DEL JUDO A NIVEL NACIONAL SUPERA AL MASCULINO”

El sensei Vladimir Añazco, quien es uno de los encargados de la formación de la selección juvenil de Pichincha, que entrena 6 días a la semana en el gimnasio de La Vicentina, centro de Quito, es categórico en afirmar que el nivel de las judocas es superior al de los hombres que practican esta disciplina. “No solo a nivel de nuestra provincia las chicas han obtenido mejores resultados, es a nivel nacional y la razón es muy simple: Se debe a que ellas entrenan combate con los muchachos, que por naturaleza son más fuertes y deben exigirse para equipararlos. Ahí radica la fortaleza de las mujeres”.

Por ello en el último tope ranking desarrollado en Babahoyo a inicios de este mes, la selección “oro y grana” que solo compitió con judocas varones, aunque peleó en varias categorías, no pudo terminar entre las tres primeras, ya que se midió a seleccionados nacionales que participaron de entrenamientos en Estados Unidos.

“Fuimos solo con varones, pero logramos nuestro objetivo que era darle actividad a muchos chicos que por primera vez salieron de la provincia y conocieron cómo son estos eventos. En algunas categorías demostramos que nuestro nivel se elevó. Estamos en general satisfechos por lo demostrado”. Después de la competencia por la Fundación de Cuenca (25 de este mes), el próximo desafío será afrontar los Juegos Nacionales de mayores en mayo.