Hace un año la ecuatoriana fue quinta en esta misma prueba
“Mi objetivo era claro: ser campeona mundial”
“Antes de que empezara la competencia sentí que me temblaba el cuerpo. Estaba nerviosa y tenía mucha ansiedad. En 2013 competí en la Copa del Mundo de Alemania y me ubiqué quinta, pero no me invadieron las mismas sensaciones que ahora en Italia. Estaba consciente de que el compromiso con el país era mayor que el año pasado. Pese a todo, mi objetivo era claro: ser campeona mundial. Me había mentalizado para alcanzar esa meta y la conseguí con mucho esfuerzo.
Antes de entrar al agua dejé mi mente en blanco. Alcancé la concentración máxima. No pensé en la competencia, simplemente imaginé otras cosas. Saqué de mi cabeza que estaba a punto de participar en una Copa del Mundo. Pensé en que se trataba de un entrenamiento más, de una carrera más. Así pude salir a palear el título con todo.
La adrenalina que tenía en ese momento impidió que me percatara de que había llegado primera a la meta. Solo recuerdo que desde que cogí el remo y me subí al bote no paré para nada. Cuando vi a mis entrenadores celebrar en la orilla, reaccioné y una alegría inmensa me invadió. Hasta ahora no puedo describir con certeza lo que sentí en ese momento. Tanta fue la algarabía, que empecé a gritar y a levantar mis brazos en señal de triunfo.
Mientras festejaba me percaté de que la búlgara Staniliya Stamenova, que terminó la competencia en segundo lugar, me miraba raro. Parecía sorprendida. Creo que intentaba buscar una explicación para lo que estaba pasando. Al parecer no asimilaba haber perdido el título. Su reacción tenía sentido ya que también había terminado en segundo puesto en la Copa del Mundo de Alemania, hacía un año. Stamenova no podía entender cómo yo, que había terminado en quinto lugar en 2013, pude arrebatarle la medalla de oro. Quizá se sentía frustrada.
Sin embargo, minutos después de que finalizara la prueba, ella se me acercó para felicitarme. Me dijo que había realizado una gran competencia y que merecía el título. Esa felicitación duró segundos, después se unieron a la celebración mis entrenadores y compañeros de equipo. Sentí un orgullo muy grande ganarle a Staniliya Stamenova, esa es otra sensación indescriptible.
Este, sin temor a equivocarme, fue el triunfo más sufrido de mi carrera deportiva porque palear en Europa, con un huso horario distinto, alteró mis entrenamientos. Hubo noches en que tenía los ojos bien abiertos. Miraba al techo y no podía dormir. Solo descansaba dos horas y luego me levantaba para entrenar. Hubo momentos en que me sentía perturbada cuando estaba remando porque tenía sueño. Lo bueno es que estuve una semana antes de la competencia en Italia y un tiempo de adaptación prudente.
Pero no solo el sueño era el problema. Tenía otros temores. Temía que durante la competencia me dieran dolores estomacales o algo parecido. Pero no pasó nada, no tuve ningún otro inconveniente.
Para este tipo de pruebas (mundiales) la preparación es más exigente. El cambio de hora y la alimentación fueron las adversidades más duras que tuve que afrontar antes de remar en la Copa Mundial. Pero el viaje tan largo que realicé junto a la delegación no iba a ser en vano, por eso mantuve mi actitud ganadora desde que salí de Guayaquil. Ahora pienso en seguir escalando. Este año ya obtuve oro en los Juegos Odesur (Suramericanos en Chile) y ahora gané esta Copa del Mundo. No pienso quedarme en este peldaño, ansío seguir subiendo paso a paso.
Retornaré a los entrenamientos para elevar mi nivel y seguir desafiando a las mejores del mundo. Tengo la capacidad para hacerlo”.