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Lucas, el futbolista que también escribe poemas

Agustín Lucas juega como defensa central desde esta temporada en el Comunicaciones. Foto: Cortesía / Noel Langone
Agustín Lucas juega como defensa central desde esta temporada en el Comunicaciones. Foto: Cortesía / Noel Langone
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En la casa de la familia Lucas-Texeira los libros estaban en todos lados. La diversidad de autores y textos no pasó desapercibida para Agustín. En la escuela disfrutó de escribir cuentos cortos y recitar un poema.

Privarse de la lectura no era una opción, así que desde su infancia sus padres le inculcaron esa actividad como algo cotidiano. “Los libros están ahí para ser leídos, no de adorno”, dijo el uruguayo Agustín Lucas, vía telefónica, a EL TELÉGRAFO.

Lucas creció en ese ambiente mientras alimentaba su pasión por el fútbol. El balón se convirtió en su musa y encontró en la escritura de poemas un escape. “Fue algo que me encontró a mí para poder expresarme y ordenar mi cabeza. El amor por la escritura fue creciendo, así como la intriga, las ganas de saber más y de leer a los mejores autores”, manifestó.

Lucas llegó al profesionalismo y se involucró en el Miramar de su país. También pasó por el Cerro Largo de la localidad de Melo, a 350 kilómetros de distancia de Montevideo, pero no terminó bien en el club por una discusión con el entrenador. Ahí comenzó su peregrinaje fuera de su tierra y actuó en el Deportivo Jalapa de Guatemala y después en el Deportivo Anzoátegui de Venezuela.

Después de casi dos años fuera, volvió a Uruguay para actuar en el club Sud América, de segunda división, con el que logró el ascenso a primera. En esa temporada jugó con un par de zapatos que en la lengüeta tenía bordada la palabra ‘poesía’. “Salimos campeones y usé ese par durante todo el año. Ahora quiero repetir la cábala”, comentó.

Hoy juega en el Comunicaciones de la Primera B de Argentina (torneo de tercera división). Su profesión le da para vivir con tranquilidad y cultivar su otra pasión: la poesía. En la cancha no juega en el puesto más creativo, lo hace de defensa central, encargado de destruir jugadas y dejar su arco en cero. Fuera de ella la inspiración con la pluma le llega en cualquier momento.

Al principio escribía de lo cotidiano, lo que le pasaba en su vida. “Los futbolistas somos como cualquier persona. Tenemos una vida, con problemas, amores y desamores. Últimamente me ha dado por escribir más de fútbol, que es lo que a mí más me apasiona”, agregó.

Lucas intenta llevar al papel lo que pasa en la cancha y varias veces le ha sucedido que se le ocurre una idea para plasmarla en medio de un partido. “Muchas veces, por lo metido que estoy en el partido, no me acuerdo enseguida de lo que podía escribir. En los siguientes días me vienen ‘flashes’ y ahí arranco”.

Mantiene un blog (taponesdefierro.blogspot.com) donde comparte sus poemas inspirados en la hinchada, en la tensión previa de un partido, en un atacante en particular o en el ambiente que hay en el camerino luego de un partido.

También mantiene una columna en la web www.aguantenche.com.uy en la que opina o escribe historias de fútbol. Nunca deja de escribir, pero eso sí, primero están los entrenamientos y luego desarrollar su imaginación para la literatura.

Para él no es justo que la gente no valore al futbolista como una persona cercana a la cultura. “Para mí el fútbol es cultura, por cómo se lo ve y lo que está detrás. Hay visiones de la vida, de trabajo en comunidad”, dijo. “La cultura del futbolista es válida. El crecimiento que tenemos es constante en una vida que no es sencilla porque debes aprender a relacionarte con gente de diferentes lugares y clases sociales. Hay que diferenciar entre lo cultural y lo académico”, analizó el deportista.

“Por ser futbolista se nos menosprecia y se nos juzga, sobre todo porque vivimos en un mundo hipócrita. Pensamos que la cultura del de traje y corbata es más válida que el que usa zapatos de fútbol. Muchas veces es lo contrario”, señaló.

Agustín se define más como un “futbolista poeta que como un poeta futbolista”. Ha publicado dos libros: el primero titulado No todos los dedos son prensiles, en 2007, y el segundo es Club.

En principio no tenía planeado publicar un libro, sino solo escribir por afición y “para ordenar la cabeza”. “En un momento se me ocurrió cambiar el formato de las cosas y junté varios escritos que tenía, los separé por capítulos y así surgió el libro. Fue válido y siento que puedo hacer muchas cosas más”, aseguró.

El ascenso de categoría con su club está lejos en esta temporada. Entre 21 equipos se ubica en el puesto 14 -después de 28 jornadas- con 34 puntos.

Por ahora, Nueva Chicago es el líder y uno de los candidatos al título, con 52 puntos.

Si no está entrenando o escribiendo, se lo encuentra muchas veces en La Ronda de Poetaso o en la Cantina de Guruyú Waston, donde la gente se reúne para escuchar las lecturas de sus poemas.

Lucas sabe que la carrera de futbolista es corta. A sus 28 años no piensa en el futuro, pero aseguró que, mientras tenga cabeza e inspiración, seguirá escribiendo.

COMENTARIOS POSITIVOS Y MÁS DE 6.000 VISITAS

En 2013 Lucas abrió su blog, una iniciativa para compartir sus poemas de fútbol y otras publicaciones de otros autores. Hasta la fecha suma más de 6.000 visitas y siempre hay comentarios positivos sobre los textos que expone.

Ha publicado más de 30 poemas en taponesdefierro.blogspot.com. Esos versos están dedicados a la hinchada, a los jugadores a los que él admira, a una determinada posición en el campo de juego, como un alero o un atacante; y también hay situaciones alrededor del fútbol, como cuando se ve un partido en un bar o en un restaurante.

A continuación, un poema de Lucas publicado en su blog:
Dolor de nueve

No te soltás del agarrón
estás atrapado en el vicio del gol.
Te cambia la cara. Te pesa el sudor.
Se quiebran los ojos por el sol.
Y en ese segundo el amor pica mal, tuercen los tobillos en danza de sal.
Vertical rebote en tiempo letal,
se desgarra el vientre por gritar.
Suena rocanrol y cumbiamba.
Todo se mezcla en el baile del área.
Humos de la tierra, clavos con veneno, revólver cargado, tomá, hacelo.
Ese gol es tuyo, te pertenece,
religión patrona que te estremece.
Santas jugadas que nunca se parecen.
Ya lo estás gritando, el murmullo crece.
Explota la vida en el alambrado.
Ronquera rapaz, tangos oxidados.
Buscás con el dedo a tus hermanos.
Vivirías ahí, colgado.

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