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El argentino dio ayer una conferencia en guayaquil y participó en un conversatorio con periodistas

La nostalgia no es un buen negocio para Jorge Valdano

Jorge Valdano (centro) contesta una de las preguntas de los periodistas presentes en el conversatorio realizado ayer en el estadio Capwell. Foto: Karly Torres | El  Telégrafo
Jorge Valdano (centro) contesta una de las preguntas de los periodistas presentes en el conversatorio realizado ayer en el estadio Capwell. Foto: Karly Torres | El Telégrafo
11 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Fanático

Parecería que el intelectual ha opacado al futbolista y al excampeón del mundo. Jorge Valdano ha llegado a la conclusión de que la nostalgia es un mal negocio. El mercado se dinamiza por lo real, por el presente, por lo próximo. En su burbuja empresarial -que utiliza la motivación como catalizador de emociones- no hay espacio para lo intangible.

Valdano no guarda fotos de su etapa como futbolista. Siempre lo ha dicho durante las entrevistas que han explorado su vida. Suena inverosímil, pero es cierto. En su casa no hay recuerdos, no hay camisetas, no hay balones, no hay canilleras, no hay zapatos. Nada huele a césped. Nada traslada sus sentidos a algún instante entre 1973 y 1988, lapso en el que estuvo en el profesionalismo. Para Valdano la nostalgia es un pésimo negocio. Es lo más dañino tras el retiro definitivo. Valdano aprendió a vivir sin recuerdos.    

Su soltura para hablar, la contundencia de sus argumentos, su limpio discurso y, sobre todo, su experiencia, hacen de Jorge Valdano una de esas personas a las que le resulta imposible dejar de escuchar. Mientras responde una pregunta  lanza una enseñanza tras otra. El fútbol y su desarrollo son su obsesión. No se limita a despejar interrogantes sino que plantea ideas alrededor de ellas. A Valdano nunca le dio miedo la palabra negocio asociada al fútbol.

El excampeón del mundo con Argentina en México 1986 fue la figura principal de un conversatorio con periodistas que se realizó ayer en el estadio George Capwell de Guayaquil.

El exfutbolista
asegura que nunca
le dio miedo la palabra negocio, asociada al fútbol.
A Valdano le gusta hablar donde sea y con quien sea. Dice que el fútbol tiene la pureza del deporte, pero como industria debe generar más dinero del que se gasta. El fútbol, en su universo, es un simulador de la sociedad, es un mundo de exageraciones en territorio emocional.

Valdano se muestra distendido cuando entra a la carpa ubicada al pie de la tribuna General Gómez del  Capwell. Antes de empezar a hablar sobre fútbol, el ministro José Francisco Cevallos le entrega un reconocimiento por su trayectoria deportiva. Valdano está acostumbrado a los reconocimientos. Son parte del protocolo cuando recorre el mundo dando charlas de liderazgo empresarial. “Solo me faltó ser árbitro y balón”, dice. Realmente fue así. En la cancha ocupó todas las posiciones que pudo.

El trabajo de Valdano es darle voz al fútbol desde sus textos y reflexiones, como lo han hecho Manuel Vásquez Montalbán, Roberto Fontanarrosa y Juan Villoro. Paradójicamente, el deporte que genera más conversaciones en el mundo tiene pocas voces.  

El argentino mantiene la línea de discurso que sus lectores encuentran en sus libros. Dice que la economía reina sobre el fútbol y que los clubes se enfocan más en los resultados que en el juego estético. Desde su experiencia, lo único que transforma a la gente en el fútbol es la búsqueda desesperada del resultado. Eso destroza valores, estilos y culturas, asegura.  

No gesticula mucho cuando habla. Siempre mira a los ojos cuando responde. Procura que la interacción sea dinámica. “Ecuador tiene más cosas para enseñar que para aprender”, asegura sobre el fútbol nacional, al cual describe a través de cada técnico que estuvo en el banquillo de la selección. Dice que Draskovic impulsó la técnica, que Francisco ‘Pacho’ Maturana la pulió, que Hernán ‘Bolillo’ apeló mucho a las emociones y al patriotismo, que Luis Fernando Suárez consolidó el orden táctico. Reinaldo Rueda es para Valdano sinónimo de rigor y disciplina.   

Valdano no duda en ningún momento sobre lo que va a decir. Cuando no comparte un criterio profundiza en el suyo. También se da tiempo para contar anécdotas de su época en la selección argentina. Incluso contó su experiencia cuando hizo debutar a Raúl González en el Real Madrid,  con apenas 17 años. Valdano dejó en la banca en esa ocasión nada más y nada menos que a su amigo y compañero de habitación Emilio Butragueño. A Valdano le gustan los centrocampistas que tienen poco la pelota, pero que la reciben mucho. Que participan mucho. Durante sus intervenciones repite constantemente que la base de todo equipo de fútbol son sus divisiones inferiores. Para Valdano el corto plazo es un error imperdonable.

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