El “Nacho”, su eterno hogar
Orlando Narváez, entrenador de las divisiones formativas de El Nacional, todavía recuerda cuando en 1996, la madre del delantero, Rita Betancourt, fue quien lo llevó a El Nacional y lo puso a su disposición. “Fue un martes. El viernes de esa semana ella tenía planificado viajar a Italia en busca de un mejor futuro”, manifestó el ex defensa “criollo”.
Christian quedó al cuidado de su abuela Dorsi López, pues su padre, Ermen Benítez, vivía en Estados Unidos. Orlando y Ermen integraron la plantilla de El Nacional que, entre 1982 y 1984, conquistó el segundo tricampenato. Recuerda que en las prácticas bautizaron a Ermen como “Chucho”, pues su nombre completo era Ermen de Jesús Benítez Mesías.
En honor a aquello se le ocurrió referirse a Christian como “Chuchito”, pese a que el nombre del niño era Christian Rogelio Benítez Betancourt. Y todos comenzaron a llamarle “Chucho”.
Christian debutó en el balompié profesional a los 17 años, en Cayambe ante Espoli. Anotó un gol, pero no convenció al timonel del primer equipo, Ever Hugo Almeida.
Según Narváez, la forma de correr de Benítez, quien nació sin el tendón cruzado anterior en la rodilla derecha, provocaba desconfianza en Almeida.
Narváez le pidió una nueva oportunidad, así que, en un cotejo contra Liga de Quito en Casa Blanca, Christian convirtió dos tantos, y nunca más volvió a separarse del fútbol de primera. La fortaleza de su musculatura y su habilidad suplieron con creces la falta del tendón.