“El fútbol argentino está en crisis”
En el fútbol internacional “hay un nuevo poder de dineros difusos, rusos, árabes, fondos de inversión que exigen cambios” a la FIFA y a la UEFA. Pero “no creo que uno sea mejor que el otro”, dice el periodista deportivo argentino Ezequiel Fernández Moores, de 55 años, considerado uno de los más prestigiosos del país sudamericano.
Columnista del diario La Nación, editor del servicio deportivo en español de la agencia de noticias italiana ANSA y autor de los libros “Breve historia del deporte argentino” y “Llámenme Ringo”, sobre la vida del fallecido boxeador argentino Ringo Bonavena, Fernández Moores tiene una mirada crítica del fútbol argentino actual y cree que “no es una utopía” pensar en una selección sudamericana alternativa a los “grandes” como campeona mundial. En una entrevista con El Telégrafo, Fernández Moores –designado este año “personalidad destacada del deporte” por la Legislatura de Buenos Aires- analiza la realidad de un fútbol argentino con pocas luces a pesar de sus estrellas, con Lionel Messi a la cabeza, la violencia en los estadios y el futuro de este deporte en América Latina.
¿Cuál es la realidad del fútbol argentino actual?
Hay que separar la selección y las figuras que brillan en Europa, esa es una cosa y la liga local es otra. Sucede que el nombre líder de Messi en la selección o en el FC Barcelona es tan fuerte que, a veces, nos sirve para tapar la realidad local. Nos golpeamos el pecho recordando que tres de los señalados mejores cinco jugadores en la historia del fútbol mundial son argentinos (Di Stéfano, Maradona, Messi, en orden de aparición) y eso es un dato tan fuerte que dificulta el análisis de la realidad local.
¿Se puede hablar de una decadencia del fútbol argentino?
Sí, claro. Y el mejor ejemplo es la decadencia de los llamados clubes grandes. El descenso de River fue la demostración mayor de esa decadencia. El equipo más veces campeón a la B por primera vez en cien años de historia. River no sólo era (es) el más campeón, sino también representa una escuela de buen fútbol y un semillero de cracks. Todo eso se fue a la B. La decadencia se ve en el juego. Cuesta encontrar siquiera jugadas con triangulaciones ofensivas, partidos en los que anime el deseo de ganar... el miedo a perder invadió todo.
¿Qué grado de responsabilidad tiene el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, en toda esta situación?
Si tiene 34 años como presidente de la AFA tiene responsabilidades en lo bueno y lo malo de todos esos años. Primero no me parece sano tanto tiempo en el poder. Se gana inmunidad y también impunidad. Pero tampoco me gusta hacer recaer todo sobre él. La dirigencia argentina lo sostuvo y lo votó siempre. Pero tantos años en el trono y una política de prebendas a los leales y castigos a los "traidores" terminó siendo devastadora, porque creó una cultura de miedo para abrir cualquier tipo de debate, exigir sanciones en serio a clubes o dirigentes que hubiesen pactado con la violencia o la corrupción.
¿Hay alguna variante a este modelo que se pueda esperar tras el eventual retiro de Grondona?
Será difícil como inevitablemente suele suceder después de una gestión tan prolongada. Pero, por otro lado, sabemos que hay dirigencia capaz y joven en el fútbol argentino que tendrá que tener un ejercicio más democrático del poder.
¿Por qué no se ha podido detener la violencia en el fútbol y se ha llegado al punto de prohibir el ingreso de hinchas visitantes en el ascenso? ¿Hay connivencia de la dirigencia, de los políticos?
Se creó una espiral que se hizo incontenible, porque hay una cultura argentina que excede inclusive al fútbol, acerca del uso de la fuerza a través de sectores que están justamente enquistados dentro de las barras. Su origen fue primero el del hincha fiel en un mundo de dirigentes, técnicos y jugadores que, tarde o temprano, parecían traicionar a los colores del club. Erigidos en el último bastión de fidelidad cambiaron por el negocio ellos también. Si todos ganan algo, nosotros también. Ganar en la reventa de entradas primero, luego en la explotación de los estacionamientos cercanos al estadio y también hasta en las transferencias de jugadores. Y para ser líderes y negociar ante el club ganaron su espacio y lo siguen ganando en disputas internas que se resuelven a los balazos.
¿Cómo se detiene esa violencia?
El único modo es una política común de absolutamente todos los clubes, gremios de jugadores y técnicos, apoyo político firme, cero complicidad policial... Una política de sanciones claras a quien no cumpla. Digo apoyo político porque sabemos que más de una vez si la dirigencia de fútbol quiso tomar distancia de la barra se terminó encontrando que esas mismas barras recibían luego apoyos más poderosos, a veces de políticos, a veces de sindicatos y a veces de la propia policía.
El gobierno rompió con el monopolio de las transmisiones de los partidos de fútbol que tuvo en su poder el Grupo Clarín, enfrentado hoy con el ejecutivo, durante varios años. ¿Ha sido una medida positiva? ¿En qué consistía aquel acuerdo AFA-Clarín y qué generó en el fútbol argentino?
El acuerdo permitía el ejercicio monopólico de la trasmisión del fútbol y por el cual, además, los ciudadanos debían pagar dinero extra porque casi todo iba siempre por el cable, al que no tenían acceso buena parte de la población. La AFA estaba cansada de ese contrato, pero no se animaba a romperlo, hasta que encontró un socio ideal en el gobierno que, empujado por su pelea con Clarín, aprovechó la disconformidad de Grondona, que a su vez se animó porque finalmente encontró un socio inclusive más poderoso que Clarín. Es un acuerdo político, claro.
La oposición acusa al gobierno de utilizar el fútbol en beneficio propio, "apoderándose" del llamado "Fútbol para Todos" como una enorme maquinaria de propaganda oficial ¿Cuál es su opinión al respecto?
Es otra discusión: si los dineros públicos deben destinarse al fútbol (yo no estoy en desacuerdo con eso). Y otra más es el uso político que hace el gobierno. Está bien que lo reivindique como parte de su política, pero no que use las trasmisiones para mensajes de línea política, es una estupidez que termina alejando a los hinchas de fútbol que solo quieren ver cómo juega su equipo.
¿Hay corrupción en el fútbol argentino?
Como en todos lados, supongo. Cuando vemos que siguen actuando tantos representantes en la compra y venta de jugadores no puede alegrarnos. Sabemos que suele ser una buena herramienta para el desvío de dinero a otras cuentas, no a las arcas del club. Tampoco fue bueno enterarse que quien era el árbitro número uno, Pablo Lunati, debió retirarse de la noche a la mañana porque el fisco le dice que no tiene cómo justificar tanto dinero. ¿De dónde habrá sacado todo ese dinero? El fútbol lo echó, es cierto, pero no investigó más.
¿Por qué el fútbol argentino ha perdido la hegemonía de sus "cinco grandes" y cada vez más equipos chicos se cuelan en la pelea por los campeonatos?
Por un lado hay algo positivo: el reparto de los dineros de TV no es tan desigual como en España, por ejemplo. La globalización ayuda a que los clubes chicos ya no precisen más del “peaje” de los grandes para venderles a sus jugadores estrellas. Ahora los venden directo y se quedan con el dinero.
¿Eso le hace bien al fútbol local, lo hace más competitivo evitando definiciones como en la Liga Española, donde solo dos deciden al campeón o es solo un reflejo de la mediocridad general?
Que equipos como Banfield, Argentinos o Arsenal salgan campeones y que River descienda e Independiente esté tan amenazado puede ser un ejercicio democratizador por un lado, pero también una muestra clara de la mediocridad. Se supone que un buen campeón, grande o chico, ayuda a elevar la calidad de todos, porque obliga más, pero aquí los campeones suelen ser discretos y fugaces, se caen al torneo siguiente.
¿Por qué ha caído tanto el nivel de las selecciones juveniles argentinas con fracasos estrepitosos como el haber quedado afuera del próximo Mundial Sub-20 en un torneo clasificatorio hecho en Argentina, donde ni siquiera se logró avanzar a la segunda ronda?
Porque cuando se cerró el proyecto que lideró José Pekerman se pasó a una política opuesta. Dominó también la cultura de ganar o ganar. Siguieron apareciendo juveniles interesantes y seguirán apareciendo porque el fútbol argentino parece un semillero eterno de cracks, pero el cortoplacismo quitó decisión a la formación de equipos y el fútbol es un juego colectivo.
¿Ha habido algún cambio en el fútbol en especial, y en el deporte argentino en general, tras 10 años de gobierno kirchnerista? ¿En qué cambió?
El cambio principal es el de la TV. La transmisión antes era un show de 90 minutos y el relator nos engañaba diciendo que ese condensado de grandes jugadas transitadas a ritmo de show de TV demostraba que teníamos la liga más "competitiva" del mundo. Competitiva como sinónimo de buena también y cuando pasamos a ver los partidos enteros nos dimos cuenta de la otra realidad.
¿Cómo ve el fútbol latinoamericano?
Creo que entró en crisis el liderazgo último que tenía Uruguay a partir de un trabajo serio del maestro Tabárez, pero que, como todo ciclo, tiene también sus momentos bajos. Lo más interesante es la buena generación de jugadores colombianos que lidera Radamel Falcao. Está claro también el crecimiento de Ecuador y más aún el de Venezuela. Ya está claro que Brasil y Argentina no ganan con solo salir a la cancha. En las competencias internas hay por momentos una vieja cultura de desorden y violencia del local que a la Conmebol le cuesta poner fin porque sus sanciones suelen ser muy leves. Ojalá que se inicie también un poder más democrático en la Conmebol después de la salida de (Nicolás) Leoz, que también duró demasiado tiempo.
¿Es posible que selecciones históricamente menores como la de Ecuador le disputen en algún momento el liderazgo a los Brasil, Argentina o en menor medida Uruguay, o es una utopía pensar en un sudamericano campeón mundial más allá de esos tres "clásicos" equipos de élite?
No es una utopía. Argentina disimula carencias con Messi y Brasil está tal vez en su peor momento. Y Uruguay decayó. Si no se tienen los mismos talentos (al menos en cantidad) se puede al menos intentar un trabajo más planificado. El crecimiento de Venezuela, y no solo en su selección mayor, es un claro ejemplo.
¿En manos de quienes está el fútbol mundial?
La FIFA y la UEFA tienen el poder principal porque allí está el dinero, está claro. Representan la tradición del viejo poder. Hay un nuevo poder de dineros difusos, rusos, árabes, fondos de inversión que exigen cambios.