En varias provincias del país se practica este deporte. En Manabí existe interés por impulsarlo
El downhill es una afición extrema con emociones fuertes (GALERÍA)
La caída fue más espectacular que el salto. El cuerpo de Rodrigo Cuasapaz se detuvo a un lado del recorrido, estaba empolvado. Un fotógrafo que llegó a cubrir el evento fue el primero en acercarse a ver al ‘accidentado’.
-¿Te sientes bien? ¿No sientes nada roto?
-Estoy bien, solo un poco asustado.
Rodrigo (23 años) soltó sus palabras en medio de la fatiga. Cuando se incorporó, lo primero que hizo fue buscar su bicicleta. Luego avanzó cabizbajo, sabía que el imprevisto lo había descalificado de la competencia.
Las caídas aparatosas son parte del downhill, la modalidad más extrema del ciclismo de montaña, cuyas bregas en Ecuador se realizan a lo largo y ancho del territorio nacional.
Hay lides oficiales y no oficiales, todas movidas por el apego a las emociones fuertes. El pasado domingo, en el sector de la comunidad Peguche (parroquia rural Dr. Miguel Egas Cabezas), 2,5 kilómetros al norte de Otavalo, se cumplió un torneo local que repartió $ 490 en premios.
La justa contó con más de 60 participantes, divididos en 7 categorías, quienes en medio de la vegetación de la ‘Loma del lechero’ disfrutaron de la actividad que más les gusta.
El ciclismo de montaña se originó en los Estados Unidos a finales de la década del 80.
Para Pablo Arboleda (29 años), quien intervino en la división máster, el cariño por este deporte es indescriptible, tanto que el dolor de los accidentes quedó en segundo plano. Los verdaderos aficionados, según él, siguen en la práctica mientras el cuerpo aguante.
En su caso, ha experimentado innumerables golpes. Se ha roto varios huesos y quedó inconsciente dos veces. El percance más grave le ocurrió hace dos años en el cantón Mira (Carchi), durante un downhill urbano. Ahí se fracturó el tobillo izquierdo y, contado el mes de rehabilitación, se alejó 4 meses de su ‘gran amor’. “Nosotros acostumbramos a decir que con la misma lana se cura el borrego, es decir, solo encontramos revancha cuando volvemos a ciclear. Lo más duro es coger ritmo otra vez”, manifestó.
Arboleda, natural de Antonio Ante (Imbabura), comenzó a competir en el ciclismo a los 12 años. Incursionó en ruta, cross country y enduro, pero se quedó con el downhill, variante en la que está presente desde los 18 años.
Este joven pertenece al grupo Jatun Riders, uno de los colectivos más antiguos de ciclistas montañeros del norte del país. Estos chicos suelen entrenar en los senderos del Valle del Chota o en las elevaciones de Imbabura.
Otro que no puede despojarse de este deporte es el ibarreño Carlos Andrade (18 años), quien desde hace dos años probó las ‘mieles’ del alto riesgo. Su discapacidad auditiva ha sido compensada con el desarrollo de una vista muy aguda y una capacidad de reacción envidiable. Siente que está hecho para descender en bicicleta.
En el certamen de Peguche fue el mejor de la categoría juvenil y dedicó el trofeo de ganador a su familia. Su madre, Edith Carrera, lo premió con un fuerte abrazo.
Graduado de bachiller en informática en el Instituto Técnico Imbabura, sueña con ser diseñador gráfico y correr a nivel nacional e internacional. Su primer objetivo en el ámbito deportivo es terciar en el campeonato nacional de 2014.
La lid que se cumplió en Otavalo fue promovida por David Paspuel, en un descenso de 2,5 kilómetros. Con el costo de las inscripciones ($ 15 por persona) financió la compra de trofeos y la entrega de dinero en efectivo para los dos primeros de cada serie. Otorgó $ 40 al primero y $ 30 al segundo.
El downhill en Ecuador
Frank Acosta, director de la Comisión de Ciclismo de Montaña de Pichincha, relató que si bien el ciclismo de montaña se practica en Ecuador desde hace dos décadas, las competencias específicas de cada modalidad se organizaron desde hace 15 años.
En un principio todas las variantes de montaña: cross country, enduro, downhill y all mountain trail se practicaban con el mismo tipo de bicicleta, pero con el tiempo cada una contó con implementos adecuados a necesidades específicas.
Por ejemplo, las bicicletas utilizadas para el cross country son diferentes a las usadas para el downhill. Para campo traviesa son ideales las máquinas con asientos altos, suspensión delantera y llantas con un grosor de 1,8 a 2,2 pulgadas.
Para el ‘ciclismo de gravedad’, en tanto, se ocupan bicicletas con doble suspensión (trasera y delantera), asientos bajos y ruedas gruesas, de 2,30 pulgadas. Esto ayuda a que los descensos sean más rápidos.
“El peso de la bici también es muy distinto. En el cross country una bicicleta pesa alrededor de 17 libras, en el downhill el aparato llega a 30 libras”, expresó.
Estas diferencias ayudan al exponente a optimizar su rendimiento, ya que en campo traviesa las lides son en subidas y bajadas y el ciclista pedalea constantemente. En downhill, una bajada, dependiendo de la distancia a recorrer, dura entre 3 y 8 minutos, con velocidades que llegan a más de 50 kilómetros por hora.
Sobre los torneos particulares de downhill, Acosta recomendó que toda brega lleve el aval de las correspondientes asociaciones provinciales y de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo (FEC), de esta manera se garantizará la integridad de los competidores.
“Es preferible tener todo en regla y bajo control, incluso la atención médica emergente por cualquier eventualidad. Todos estos detalles pueden ayudar a que el promotor consiga auspiciantes, ya que se verá responsabilidad y seriedad”, aconseja.
Las provincias con mayores progresos en el downhill son Pichincha, Azuay, Cotopaxi, Imbabura, Loja, Chimborazo, Santo Domingo de los Tsáchilas y Pastaza. En Manabí existe el interés por impulsarlo.
Datos
La competencia de Otavalo contó con las categorías infantil, novatos abierta, bicicletas rígidas abierta, máster, prejuvenil, juvenil y élite.
En Otavalo existen lugares ideales para el downhill; además de la ‘Loma del lechero’, está ‘La Carolina’ y el sector de la laguna de Mojanda.
Según Frank Acosta, dirigente de ciclismo, la organización de eventos locales ayuda al crecimiento de esta disciplina.
Una recomendación de Acosta es que los gobiernos autónomos descentralizados patrocinen estos eventos. Es una forma de impulsar el turismo deportivo.