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El“ojo clínico” de Villafuerte busca nuevos talentos

Su abultada cabellera al estilo “afro” que lo volvía inconfundible en la cancha, en la década de 80, defendiendo la divisa de El Nacional, quedó para el recuerdo.


Actualmente, el ex jugador, José Voltaire Villafuerte, está a cargo de la formación deportiva de los nuevos talentos futbolísticos de la provincia de Pichincha.


Los conocimientos adquiridos, durante sus 17 años de carrera, sumados a los continuos cursos y seminarios a los que ha asistido para formarse como entrenador, le sirvieron para ser parte del proyecto de escuelas deportivas que impulsa el Consejo Provincial junto con el Ministerio del Deporte.


“Cielo”, como lo apodaban a Villafuerte en su época como jugador porque desde niño siempre le gustaba mirar el firmamento, tiene intactas sus condiciones en el manejo del esférico. Aquello es evidente.


Lo domina con la misma solvencia de antes. Pese al paso del tiempo, que se refleja en su físico que naturalmente no es el de la época del bitricampeonato “criollo”, afirma con entusiasmo que “al buen músico el compás le queda”.


Hoy, con 56 años y tras algunos sinsabores en la dirección técnica por no tener la continuidad deseada, porque “aquí no se valora al DT nacional”, está feliz por ser parte de un proyecto que espera nutrir con nuevas y buenas figuras a todos los planteles de primera división.


Está a cargo de la enseñanza de jóvenes de entre 14 y 16 años, labor que no es nueva para él. Ya lo hizo en el conjunto de las Fuerzas Armadas, al que defendió prácticamente durante su carrera deportiva y le guarda un inmenso cariño.


“Si bien papá y mamá me dieron los nombres, fue El Nacional el que me permitió proyectarme, tanto dentro como fuera del país, y aunque no soy hincha de ese club le tengo una inmensa gratitud”, afirma.


Villafuerte fue el promotor de la llegada de Antonio Valencia a la concentración de Tumbaco.
“Tuve la ocasión de conocerlo y trabajarlo en Sucumbíos. Todos sabíamos que debía salir de ahí para poder perfeccionar sus condiciones y por mi cercanía con El Nacional lo llevé hasta allá”, recuerda.
De los 7 títulos que ganó con el cuadro “criollo” hay uno que tiene especial significado en su carrera.


El de 1982, año en el que además consiguió las distinciones como el mejor jugador del torneo y goleador. Además se casó con su compañera de toda la vida, María de Lourdes Mendieta, con quien procreó 3 niñas. “Fue un año redondo. Cumplí todo lo que me propuse”, asegura.


Si algo resalta en la vida el ex goleador es su determinación para sobresalir en la profesión a la que él cree llegó por “vocación innata”.


“Yo nací para jugar fútbol, no aprendí en ningún lado, simplemente es algo que llevo en la sangre. Nunca he podido imaginarme una vida distinta a la que pasé”.


Por eso, a los 16 años se aventuró a dejar su natal Esmeraldas y se trasladó a Quito. En 1973 llegó al cuartel Eplicachima, al sur de la capital, para observar los entrenamientos de El Nacional.


En esa ocasión, recuerda, intentó ingresar al estadio Atahualpa para observar el clásico quiteño de ese entonces entre Liga de Quito y Aucas, pero se quedó en la puerta. “En esa época se acostumbraba a mandar una lista para que pudieran ingresar los jugadores, lastimosamente aunque buscaron mi nombre en el listado no constaba y me quede afuera llorando. Mi decepción fue tal que quise regresarme inmediatamente a Esmeraldas”.


Pero un llamado de último momento de la dirigencia de las Fuerzas Armadas lo llevó de inmediato a ese conjunto. En 1975 fue parte del primer plantel y un año más tarde escribió sus primeras líneas en la historia del primer tricampeonato.


A la par llegaron competencias internacionales: Copa Libertadores y convocatoria a la selección de mayores. Vivió su mejor momento deportivo, pero, recalca, su sueldo no era millonario, sino tan solo para vivir bien en la época.


Por eso no atesora bienes materiales, sino tan solo amistades y viajes que lo llevaron a conocer el continente americano.


“A Europa nunca fui, porque no había forma a través del equipo y menos con la selección”, aclara.
Pese a que era uno de los mejores jugadores no pudo cumplir su anhelo de ir a una cita mundialista y de ser campeón de un certamen internacional. “Esas son cosas que no conseguí, mas me fui satisfecho”.

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