El Nacional, al fin, devuelve la alegría a hinchas y directivos

Como el cielo quiteño, que por momentos se tornó gris y tras el aguacero salió el sol, fue el rendimiento de El Nacional, que luego de un mar de confusiones con la anotación visitante, encontró el horizonte para sellar el triunfo 2-1 ante Barcelona, ayer en el estadio Atahualpa.

Ese resultado le permitió dejar la última ubicación de la tabla y ascender dos casillas. Hoy es décimo con 9 puntos (-9), producto de tres triunfos, dos al mando del técnico imbabureño Carlos Sevilla. Barcelona, por su parte, es séptimo con 14 unidades (+1).

Pese a superar con fútbol y llegadas al visitante desde el inicio del encuentro, El Nacional no encontró la fórmula efectiva en el ataque para lograr vencer al golero Máximo Banguera. Ni Juan Govea ni Édison Preciado estuvieron “finos” para encajar la pelota en el pórtico.

Fue el “Ídolo del Astillero” el que sorpresivamente se adelantó en el marcador. A los 13 minutos, Cristhian Penilla aprovechó el rebote que dio el arquero Adrián Bone, luego del tiro libre ejecutado de forma potente por Michael Arroyo, para poner la primera del cotejo.
Los barcelonistas, que fueron mayoría en el escenario quiteño, al que llegaron 16.100 espectadores, estallaron en un efusivo festejo.

Y mientras los acordes del “Ídolo” sonaban en las gradas, la desazón era evidente en los dueños de casa, que no lograban reponerse para buscar el empate. Ni las indicaciones del DT Sevilla lograron poner orden en la cancha.

De esa zozobra se contagió la hinchada local en la general sur y apagó por completo su aliento.

Esos minutos de confusión parecían eternos, mas la inspiración del volante Daniel Samaniego puso fin a la angustia y con un perfecto disparo venció al portero Banguera y empató el partido al minuto 24.

De ahí en adelante el actual monarca local dominó el cotejo, pero los reclamos insistentes de su mejor hombre, Michael Arroyo, obligaron al juez Carlos Orbe a enviarlo tempranamente a los camerinos, tras exhibirle doble tarjeta amarilla.

Con eso Barcelona perdió salida y se dedicó solo a esperar que la primera etapa finalizara.

Para el reinicio del compromiso y con una pertinaz lluvia, nuevamente fue El Nacional el que llevó la iniciativa y prácticamente copó la zona defensiva rival.

Pero al equipo “militar” le sigue faltando un definidor que acierte al menos la mitad de visitas al arco adversario.

Ninguno de los jugadores locales aprovechó lo resbaloso que se encontraba el esférico y la cancha para ensayar disparos potentes.

Los “rojos” eran los dominadores absolutos, conducidos por Marwin Pita, quien estuvo en toda pelota que trasladaron a la última zona.

Sin embargo, cuando ensayó remates fueron débiles y fácilmente controlados por Banguera, que en cada instante demoró para sacar la pelota. Incluso tuvo tiempo para cambiar de zapatos por la lluvia.

La insistencia del elenco de las Fuerzas Armadas tuvo la anhelada recompensa cuando el defensa Juan Carlos Anangonó puso el balón lejos de las manos de Banguera para la segunda conquista, a los 74’.

Desesperados, los visitantes intentaron llegar al empate, pero El Nacional se defendió bien y logró tomarse la revancha.