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El Telégrafo
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“Anita”, de vuelta en su natal Guayaquil

“Anita”, de vuelta en su natal Guayaquil
14 de septiembre de 2012 - 00:00

Llegó hace un mes al país junto con su familia. Después de 6 años volvía a la ciudad que la vio nacer y crecer. Se saludó con sus amigos y maestros de su antigua escuela, y los más chicos aprovecharon para tomarse fotos con ella. No es para menos, ya que Ana María Izurieta García es una gimnasta ecuatoriana que, nacionalizada española, participó en los JJ.OO. de Londres.

La que también fue alumna del ex gimnasta José Luis Medina se va hoy (17:00) de vuelta a España, pero lo hace contenta por sus vacaciones en Guayaquil. “Vine a descansar y creo haberlo hecho; ahora de vuelta a los entrenamientos”.

La deportista de 19 años recordó que la decisión de irse de Ecuador se dio porque su papá fue víctima de la delincuencia, perdió su vehículo y pensó en probar suerte en tierras ibéricas. “Le ofrecieron trabajo y se fue; dos años más tarde nos mandó a ver a mi mamá y mi hermana (Loida)”, comentó la monarca absoluta de España en gimnasia artística.

Ana María, especialista en vigas, pero confesa amante del piso, expresó que se le hizo muy difícil abandonar el país. “Recuerdo aquel año (2001). Allá todo es muy distinto, mi adaptación no fue rápida, y menos en lo deportivo, ya que estuve sin entrenar y estudiar durante casi un año”.

En Madrid, la situación de la familia Izurieta García fue complicada. La propia Ana dijo que antes de ser observada por el seleccionador del Centro de Alto Rendimiento, Jesús Carballo, debió convencer primero al entrenador del club Cantos de Alcorcón, al que ahora representa.

“Fueron momentos duros, pero al final logré acoplarme; ahora tengo amigos y me faltan cuatro asignaturas para acabar el bachillerato, ya estoy planificando mi futura carrera universitaria: fisioterapista”, dijo la gimnasta que  ganó para Ecuador la medalla de oro en viga en el Sudamericano 2004.

Ha participado en tres mundiales, pero con poca suerte. Primero compitió en Londres por individuales. Luego en Rotterdam, donde se rompió los ligamentos del pie; en Tokio se clasificó hasta las finales y logró ubicarse entre los 22 mejores. “He tenido problemas con las lesiones. Ahora, tras la participación en los JJ.OO. de Londres, el coach tendrá que conformar una nueva selección, ya que algunas se retiraron”.

Ana dedica 8 horas diarias a su entrenamiento en el Centro de Alto Rendimiento, en donde solo le dan libres los domingos. “En estos momentos la gimnasia española tiene buenas representantes, pero la mayoría se quiere quedar en sus clubes porque las becan”.

Cuando llegó, su idea era estar tranquila con su familia, pasear en las playas y, por supuesto, degustar los platos típicos ecuatorianos. “Me fui a la costa, la he pasado súper bien; lo único que no me gustó fue el llapingacho, que hasta me hizo vomitar”, soltó  la atleta, que antes de su partida fue invitada a la Unidad Educativa de Talentos Deportivos Fedeguayas.

Allí el director de la entidad y ex encargado del departamento metodológico, Roberto Rojas, la recibió y presentó a sus chicos. “Le doy la más cordial bienvenida a quien es, desde el momento en que la conocí, la mejor gimnasta. Ella les enseña a luchar por sus objetivos, expresó Rojas, quien le dio la palabra a Ana.

La atleta, un poco nerviosa, tomó el micrófono y se dirigió a los 230 alumnos: “No desmayen en el camino para lograr sus objetivos; trabajen y hagan el esfuerzo para llegar a cumplirlos. Yo empecé aquí, así como todos ustedes”.

Romina Boloña, del cuarto grado, le entregó un regalo y dijo: “Felicidades por haber clasificado a Londres y demostrarnos que lo que uno se propone es posible”.

Ana agradeció el gesto y se despidió. Debía volver a su casa para empacar y seguir con su nuevo ciclo, con miras a  Río de Janeiro 2016.

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