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Una figura de ciprés es reconocida al norte del país

Una figura de ciprés es reconocida al norte del país
10 de octubre de 2016 - 00:00 - Carlos Jiménez

En  Tulcán no existen árboles considerados patrimoniales o un registro de cuáles son los más viejos, en cambio destaca una figura en ciprés podada en forma espiral, ubicada al interior del camposanto Azael Franco, y que en el año 2011 fue ganadora del premio nacional en el concurso El árbol más importante del Ecuador en la categoría con mayor relevancia turística.

De acuerdo con Carolina Herrera, jefa de la Unidad de Turismo del Municipio de Tulcán, esta escultura en ciprés nombrada  ‘Camino al cielo’, es una de las primeras figuras que Azael Franco podó en los primeros años del cementerio que data de 1936. Herrera señala que  esta escultura sobresalió en el concurso por su relevancia histórica y turística,  “la mayoría de turistas que vienen a visitar el cementerio llegan por el tema de la escultura y eso le hizo acreedor a más puntos al ciprés”. La figura Camino al cielo se encuentra en el costado izquierdo de la entrada al camposanto, en una zona denominada Altar de Dios.

Se conoce, por los registros históricos, que el 28 de mayo de 1984 el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural declaró a las “esculturas en verde del cementerio de Tulcán” como bien perteneciente al Patrimonio Cultural del Estado. Para el 23 de agosto del mismo año, la Dirección Nacional de Turismo declara a los jardines interiores como Sitio Natural de  Interés Turístico Nacional. El tiempo que lleva esculpir una figura en ciprés, tarda cerca de 10 años, esto para que el árbol crezca y se desarrolle, aquí los expertos podadores con sus hábiles manos y tijeras dan forma a la futura figura, trabajo que no cualquier jardinero puede hacer.

El difundo Azael Franco (1958) y su hijo Benigno, también difunto (2014) fueron los artistas del ciprés; actualmente Lucio Reina sobrevive como otro artista escultor en verde.

Según Herrera, varias de las estas esculturas naturales han cambiado con los años, “es un árbol que tiende a crecer y no es que desaparezca la figura sino que se vuelve más voluptuosa”.

Un ejemplo de  ello, es la figura de un mascarón que Azael Franco poda  en 1955, una fotografía colocada  a la entrada del camposanto fechada en ese año muestra al artista podando el mascarón en su forma original, más estilizado y con rasgos más definidos. Un equipo de 10 podadores mantienen las cerca de 318 figuras que existen en el sitio, al igual que un encargado de cuidarlas de las plagas y respectiva fumigación.

Sin registro arbóreo

Por otro lado, Miguel Montenegro, director de Gestión Ambiental y Riesgos del Municipio de Tulcán,  indica que los parques Central y Ayora son los sitios  donde más se encuentran árboles como acacia, nogal, arrayan, polylepis, entre otros.

“Si bien fueron plantados en su momento, no tienen un histórico de cuando fueron sembrados”, sostiene, por lo que se efectuará un inventario y georeferenciación de los mismos, incluso para dejar una bitácora de cuando se planten nuevos árboles.

Para el funcionario se debe considerar que son seres vivos y no siempre permanecerán en el sitio, de ahí la importancia de tener un registro de su plantación, poda, reposición y otros aspectos. Por la falta de registro se desconoce la totalidad de árboles en el área urbana, el inventario permitirá conocer que especies existen y a futuro homogenizar árboles, especies y alturas. En el Parque Central hace un par de años se tumbaron dos acacias. Según Montenegro, se decidió no plantarlos de nuevo porque el sitio es considerado seguro, “un sitio seguro significa que no debe haber árboles que de pronto en caso de sismo generen peligro”.

En una fotografía fechada en 1932 que muestra al Parque Central, se puede observar dos árboles a cada lado del monumento principal,  a la izquierda una acacia y derecha un cholan, estas especies aún se mantienen en pie y según el registro fotográfico podrían tener  más de 80 años.

En tanto que en la avenida Veintimilla, al sur, por su construcción se pavimentó  los parterres y el llenado de material generó que los árboles no crezcan por falta de espacio en su área radicular, mientras que en la avenida Coral, al norte,  un mejor tratamiento permitió homogeneidad en la vegetación, aquí se plantaron acacias purpuras; en la avenida San Francisco se sembró tilo.

Un equipo de este departamento municipal realiza tres podas al año, además, una microempresa de manejo de parterres y parques efectúa podas en formación, incluso la Jefatura de Parques y Jardines ha corrido con gastos para reponer árboles afectados por choques vehiculares, “vemos un  árbol y creemos que cuesta $ 0,10 o $ 0,30 que eso vale en un vivero,  un árbol de 3 o 5 metros tiene costos que superan los $300 o $400” explica Montenegro.

La  acacia, polylepis y tilo son lo que mejor se adaptan al clima tulcaneño. Desde el 2008 existe una ordenanza municipal ambiental que alude al manejo de árboles, sin embargo el cabildo no tenía la competencia, acción que fue transferida desde el Ministerio del Ambiente este año para que el ayuntamiento maneje el tema. Herrera reconoce que en el cantón no se han encontrado registros de árboles representativos, pero en cuestión biológica para conservación de fauna, la palma de cera que crece en las parroquias noroccidentales de Chical y Maldonado es hábitat del loro cachetiamarillo.

Un equipo del Cabildo realiza tres podas al año, demás, una microempresa de manejo de parterres y parques efectúa podas en formación.

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