La caída de cabello comienza, con frecuencia, arriba de las sienes, donde retrocede la línea capilar, y en la coronilla o vértice craneal. Con el tiempo, la calvicie avanzada solo deja un semicírculo de cabello que rodea la parte posterior de la cabeza. La probabilidad de quedarse ‘pelado’ aumenta con la edad, y el momento en el que ocurre está en gran medida determinado genéticamente. La hormona responsable de este proceso es la dihidrotestosterona, que provoca la reducción de los folículos capilares. El pelo se vuelve más fino hasta que el folículo se vuelve inactivo, pero aún no se comprende por qué ocurre en esas áreas específicas.

Aunque el 95% de casos de calvicie tiene esta forma, no siempre ocurre igual. A veces se pierde todo el pelo y a veces por partes.

Según el dermatólogo español Luis Barthe Fernández, del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Oviedo, hay distintos tipos de caída del pelo. Algunas son alopecias cicatriciales por problemas de salud muy específicos, irreversibles, pero se trata de una minoría. Lo más frecuente es la calvicie común y la caída temporal, que puede tener muchas causas distintas como una infección, la falta de hierro, el alumbramiento. La calvicie masculina, en general, no tiene solución. A los 60 años hay menos pelo que a los 30, eso es algo fisiológico, pero esa desaparición se puede retrasar.

El tratamiento es distinto en hombres y en mujeres. Antes, la mayoría de las consultas las hacían los hombres pero hoy son hombres y mujeres.

Si se empieza el tratamiento en los primeros estadios se puede detener la pérdida de cabello. Se trata con medicamentos, siempre bajo prescripción médica; nutricosméticos; lociones; láser de baja frecuencia; anticonceptivos (en el caso de las mujeres) y microinjertos del propio cabello. En la actualidad se está estudiando crear nuevos cabellos a partir de células madre y terapia genética.