Alrededor del 20% de los embarazos termina en un aborto espontáneo. El único modo de que la mujer sepa que es propensa a estas pérdidas es embarazándose. No existen exámenes médicos que determinen si una mujer va o no a perder naturalmente a su bebé, incluso muchas de ellas gozan de excelente salud cuando sufren estas experiencias.

Se considera aborto a la terminación de una gestación antes de las 12 semanas, o incluso antes de las 20 semanas. Después de ese tiempo, hasta las 28 semanas, se lo considera un parto inmaduro. Desde las 28 semanas hasta las 37 se lo denomina parto prematuro. Desde las 37 hasta las 41 o 42 semanas es un parto a término que es la gestación finalizada.

El principal síntoma del aborto espontáneo es el sangrado, después se podría considerar el dolor que no es específicamente del útero, sino del ovario que se constituye en una especie de quiste. Hay abortos en los que ninguno de estos síntomas se presenta.

Las causas de estas pérdidas naturales son diversas. Existen casos en los que el bebé no se forma ni se escuchan sus latidos, a estos se los denomina embarazos anembrionarios: se produce la gestación, pero no se forma el tejido que va a dar paso al desarrollo del embrión, luego del feto y después del bebé.

“Esto se da por problemas cromosómicos y problemas genéticos. Estos embarazos frustrados pueden repetirse en varias ocasiones”, explica Jaime Acosta, ginecólogo del Hospital Metropolitano.

En el ovario de la mujer embarazada se forma progesterona. Esta hormona sirve para crear un microambiente más adecuado en el interior del útero y favorecer la implantación y anidación del embarazo. Cuando la mujer no forma cantidades suficientes de esta hormona también puede ocurrir un aborto espontáneo, sobre todo en embarazos menores a 12 semanas.

También existe el aborto diferido que es cuando el embrión deja de crecer y los latidos del bebé desaparecen de manera repentina. La madre no suele darse cuenta, se detecta en la revisión rutinaria con el médico.  

Hay casos en los que la mujer no tiene sangrado ni dolor, pero ecográficamente, o bioquímicamente cuando se hacen las pruebas hormonales, se observa que el embarazo no avanza en las mejores condiciones, por lo que se debe hacer una limpieza del útero.

“La especie humana es muy selectiva. Muchos embarazos terminan en aborto espontáneo, un aborto que no se ha provocado la mujer”, dice Acosta.

De acuerdo con el portal web lasaludi.info, las mujeres en su edad fértil tienen del 15% al 20% de posibilidades de un aborto involuntario, durante el segundo embarazo este porcentaje aumenta al 25%, y crece al 50% en mujeres mayores de 40 años. Además, la posibilidad de un aborto involuntario durante la semana 12 a la 20  de gestación es del 3%, mientras que el riesgo de muerte fetal después de las 20 semanas baja al 1%. Asimismo, informa el sitio de Internet, alrededor del 80% de las mujeres que han tenido un aborto involuntario puede tener posteriormente un embarazo exitoso.

Después de un aborto, sobre todo cuando el embarazo estuvo avanzado, la mujer debe someterse a una limpieza de la cavidad uterina, conocida como curetage o legrado, para  evitar infecciones, sangrados, dolor, fiebre o cualquier tipo de malestar, así el útero estará en buenas condiciones para que unos meses después, 4 o 6, se vuelva a embarazar.

Cuando la gestación era de pocos días, por lo general, la mujer expulsa todo en el aborto, pero se requiere control ecográfico para verificar que no quedaron restos o residuos dentro del útero.   

Si el aborto no es bien tratado, la principal y más complicada consecuencia es que se produzca una endometritis, una infección del interior del útero, que podría incluso dejar estéril a la mujer.

Los abortos repetitivos también se dan porque la mujer es portadora de anticuerpos antifosfolipídicos. “Es como que hay una hipercoagulabilidad y para esto la paciente debe tomar aspirina y utilizar substancias antitrombóticas en el transcurso de todo el embarazo”, dice Acosta.

Asimismo se pueden producir abortos espontáneos cuando la cavidad uterina no es de buena calidad, por ejemplo, cuando hay miomas que son como tumores que obstaculizan la implantación.  

“La que menos tiene un aborto en su currículo. Muchas mujeres debutan con un aborto, eso las desanima y las desilusiona, se preocupan porque creen que ya no van a embarazarse”, comenta Acosta, y agrega que este tipo de abortos son comunes tanto en mujeres primerizas como en quienes ya han sido madres.

La psicóloga Elena Sandoval, recomienda no poner tanta presión sobre el tema de tener un bebé, “sobre el deseo de ser padres. Hay que relajarse, soltar un poco las expectativas, eso ayuda a que simplemente la vida se manifieste como es, muchas veces esa aprensión y la presión por querer algo hacen que eso se aleje más, esto se aplica en todas las áreas de la vida. Uno debe querer algo pero también debe dejarlo, dejar que todo fluya”.

Se debe tomar en cuenta que la mujer que ha sufrido repetitivos abortos podría tener afectaciones emocionales profundas, pues vive una etapa de duelo prolongada. En estos casos la mujer y su pareja deben recibir apoyo especializado.

Según Sandoval, las terapias psicológicas hacen que la mujer, principalmente, se conecte con otras áreas de su vida, para que esa aprensión y tristeza por la pérdida disminuyan y se canalicen de otra manera, se transformen en algo de utilidad para otro tipo de creaciones.

“El ser humano en esencia es creativo, se debe enfocar y acompañar a la persona para que encuentre en distintas áreas de la vida formas de creación. Estos le dará tranquilidad y receptividad para volver a intentarlo”, comenta Sandoval.