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En Cuerpo Presente
Las erecciones involuntarias, propias de los jóvenes
Lo describen como un fenómeno fisiológico frecuente, pero rodeado de muchos tabúes, algunos de los cuales están más cerca de ser superados gracias a un nuevo estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine. Según esta investigación, a pesar de que los hombres piensen unas 20 veces al día en sexo, las imponentes erecciones matutinas no llevan implícita la excitación sexual.
Se trata de un mecanismo natural que desencadena la relajación de la musculatura de los cuerpos cavernosos y las arterias del interior del miembro, lo que permite una mayor afluencia de sangre y oxígeno.
Según la revista Muy Interesante, como resultado, el pene aumenta visiblemente su volumen, pasando de los 5 o 6 cm a los 12 o 14 cm. Este endurecimiento rutinario ayuda a la revitalización y regeneración de los tejidos del órgano genital, preservando así su buen funcionamiento.
Para los urólogos se trata de un comportamiento completamente natural de un órgano sano, que se manifiesta a lo largo de la vida de todos los hombres, con variaciones en función de la edad.
El pico de duración de este fenómeno se da durante la pubertad: entre los 13 y los 15 años, los adolescentes pasan con el pene en erección más del 30% del sueño.
A partir de esa edad, la duración del fenómeno remite hasta el 20% del sueño en hombres sexagenarios. Además, en algunos estudios, se estableció que durante el sueño se daban ciclos de unos 85 minutos de los cuales una media de 25 pertenecían al período de erección (la horquilla iría de los 15 a 40 minutos).
Incluso los bebés manifiestan el fenómeno: durante estudios efectuados en la década de 1940, se observó a bebés sin pañales durante el sueño para concluir que también vivían esas erecciones que frecuentemente despertaban al niño.
Según el urólogo ecuatoriano Carlos Erazo, las erecciones no son una enfermedad ni un trastorno, sino una manifestación fisiológica que se produce, principalmente, durante la mañana.
“Hay picos más elevados de testosterona durante el día, lo que se denomina pico circadiano, y estos tienen lugar en la mañana. Con la edad, estas erecciones se pierden”, explica.
Según el médico, los hombres no tienen por qué sentirse avergonzados de tener erecciones involuntarias, porque es un acto tan natural como bostezar.
“No es posible inhibir una erección voluntariamente, a menos que se trate de un trastorno a nivel de pene. Hay medicamentos para que el pene permanezca flácido, pero en mi caso yo no recetaría un fármaco solo por una cuestión de comodidad”, dice.
Las erecciones involuntarias pueden ocurrir a diferentes horas del día. De hecho, durante la noche suelen ocurrir en los momentos de mayor actividad cerebral.
Ocurren de 3 a 5 veces por la noche y no solo por la mañana. Aunque las erecciones masculinas son las más estudiadas, estas también se dan en las mujeres.
El fenómeno de las erecciones nocturnas del clítoris ha sido mucho más difícil de estudiar que las del pene. Aun así, en las décadas de 1960 y 1970, se puso el foco en este asunto hasta lograr identificar que las mujeres aumentaban el flujo sanguíneo hacia sus clítoris, del mismo modo que sucede en los hombres para provocar su erección, agrandando su tamaño y provocando lubricación vaginal durante la fase REM del sueño. El proceso es, por tanto, muy similar al masculino.
El clítoris es el símil anatómico del pene en las mujeres y, al igual que este, se encuentra recubierto por un glande, y del mismo modo durante la excitación sexual aumenta su tamaño, produciéndose así lo que se denomina como erección clitórea. El clítoris es una zona muy sensible que contiene numerosas terminaciones nerviosas.
Cuando es estimulado, al igual que el pene, el flujo sanguíneo aumenta y esto hace que el clítoris se hinche, al igual que los labios vaginales que lo rodean. En definitiva vemos que el proceso de erección del clítoris es similar al del hombre, pero debido a que la mayor parte del clítoris permanece dentro del glande, la erección no resulta tan obvia como en los hombres.
Platón sostenía que “en los hombres, la naturaleza de los órganos genitales es desobediente y soberbia, como una criatura que es sorda a la razón y que intenta dominar todo a causa de sus pasiones frenéticas”. Pero no se trata —como se pensó durante mucho tiempo— de una rebelión del cuerpo aprovechando que el cerebro no lleva las riendas.
De acuerdo con la página Esmateria.com, el primero en dejar claro que estas erecciones no tienen nada que ver con sueños eróticos fue el doctor Ismet Karacan, experto en trastornos del sueño, en la década de 1960. Galeno, médico personal de Marco Aurelio, consideraba estas erecciones un ejemplo de que los sueños reflejan el estado físico de una persona: “Los hombres llenos de esperma imaginarán que están teniendo relaciones sexuales”, aseguraba.
En su opinión, las erecciones nocturnas eran consecuencia de la condición física del hombre, del mismo modo que pensaba que la abstinencia sexual podía causar locura. En realidad, solo estaba dando palos de ciego.
El psicoanalista Wilhelm Stekel identificó en 1920 que la erección matutina, la última del sueño, es un fenómeno que se produce naturalmente en hombres saludables desde la infancia hasta la vejez. En la actualidad, la mayoría de los científicos supone que representan una forma de proteger la integridad de los tejidos de los cuerpos cavernosos del pene.