Chauen es uno de los principales atractivos turísticos del norte de Marruecos. Es conocida como la ciudad azul porque sus pequeñas casas son blancas con tonos añiles, los cuales ofrecen un paisaje pintoresco y único en el mundo, con pequeñas callejuelas de trazo irregular y viviendas encaladas. En esta ciudad, que se encuentra en la montaña del Rif occidental, a 100 kilómetros de Ceuta, viven alrededor de 35.709 habitantes. Su nombre significa en rifeño, una variedad de las lenguas beréberes hablada por los habitantes de la región del Rif, “Los cuernos”, debido a los 2 picos que se pueden observar desde el lugar.

Es una ciudad muy parecida a los pueblos andaluces, y es que su población original la conformaron principalmente musulmanes y judíos exiliados de al-Ándalus. El lugar, fundado en 1471, fue edificado sobre un valle, es así que su parte antigua crece hacia lo alto de la montaña.

Se la conoce como la “ciudad de la compras”, pues la afluencia de turistas ha hecho que la industria local se desarrolle notablemente. Mientras se pasea por las estrechas calles de Chauen, encontrará varias tiendas de productos de la zona y de las mejores artesanías de todo el país. El sector de compras es la Medina, ubicada en los alrededores de la  plaza de Uta el Hammam. Ahí debe prepararse para el regateo.

Encontrará cosas muy atractivas y propias de la zona, por ejemplo, puertas, mesas y otros muebles tallados o finamente decorados, es común observar a los artesanos trabajando en el lugar. Los espejos con marcos decorados y las mesas de metal o madera con tapas de mosaicos son otros de los atractivos muebles que se ofertan en este lugar.  En todas las tiendas de artesanías llaman la atención los coloridos bordados de lana hechos, en su mayoría, por las mujeres de las zonas rurales. Además, encontrará una gran variedad de alfombras, mantas y colchas beréberes típicas de las zonas montañosas del Rif, hechas de lana.

Otros de los productos representativos de la zona son los hechos con palmito, fabricados en las aldeas cercanas de Beni Said. Con este material elaboran cestas, alfombras, sombreros, bolsos y capachos, entre otros productos.

Los turistas no pueden abandonar esta pintoresca ciudad sin visitar las tiendas de cosméticos. Y es que los lugareños son conocidos por sus famosos preparados para cuidar la piel y el cabello. De acuerdo con el portal web www.guiademarruecos.com, los más típicos son el almizcle, perfume con propiedades afrodisiacas, el ghassoul polvo ideal para la piel y el pelo, perfumes y cremas de flores, aceites y cremas de argán, de nopal y nigella, jabones de aceite de argán, de flores de lavanda, de aloe y de higos, jabón negro hecho en base de aceite de oliva y eucalipto, los guantes exfoliantes de kessa, henna para decorar la piel y el kohl, polvo para oscurecer los párpados. 

En cuanto a la gastronomía local, los platillos se relacionan en general con la cocina típica de Marruecos, en la que resaltan las ensaladas. Sin embargo, uno de los productos estrellas es el queso fresco de cabra de un sabor dulce.

Además, otros productos tradicionales de la zona son la miel de las montañas cercanas, el aceite de oliva, las aceitunas de Beni Derkour, los higos secos y su agua mineral envasada. Además, ofrecen una gran variedad de especias.

El lugar cuenta con restaurantes turísticos sencillos y bien decorados, con buena comida y precios económicos. Por ejemplo, se puede encontrar buena comida por 6 o 10 euros. Los sitios más recomendados son los ubicados en la plaza de Uta el Hamman, así como los nuevos establecimientos situados en las cercanías de la fuente de Ras El Ma y el río. La mayoría de la oferta hotelera tiene una categoría de una y 2 estrellas, a los turistas les resulta fascinante hospedarse en pequeñas casas históricas.

¿Lo sabía?

Fue fundada en 1471 como base de los marroquíes que luchaban contra la invasión portuguesa que ya ocupaba las áreas de la costa.

Su ubicación remota, a más de 4 horas de la metrópolis de Fez  protegió a la ciudad y permitió que sus habitantes se defendieran de influencias foráneas.

Por mucho tiempo, fue el refugio para minorías judías y musulmanas. En el siglo XX, la ciudad  fue finalmente capturada por España.