En el mundo animal hay parejas estables, encuentros de una sola vez o de una temporada, ‘infidelidades’ y una serie de contactos que son sujetos de estudio. Gracias al ritual del cortejo, el macho muestra sus características y la hembra escoge a su pareja ideal. Ella posee capacidades instintivas para analizar cada detalle.

Las estrategias de los animales para asegurarse de que su ADN será transmitido son múltiples. Por ejemplo, tras copular, los erizos rellenan la vagina de su pareja con esperma para asegurarse de que no tenga sexo con nadie más y de que tendrán descendencia.

Según el diario español El Mundo, las hembras de pato, por ejemplo, tienen una vagina en forma de espiral que les ayuda a defenderse del comportamiento violento que, con frecuencia, muestran los machos de su especie.

Incluso hay especies que intentan hacerse pasar por lo que no son: las orquídeas producen una fragancia similar a la de las abejas para intentar conseguir el polen de los machos. Así como los animales terrestres, los marinos también tienen rituales de cortejo y una activa vida sexual.

En el libro Sex in the Sea, la ecóloga de arrecifes coralinos, Marah Hardt, describe la sorprendente vida sexual de los animales marinos, los peligros que enfrentan a causa de la contaminación y la sobrepesca, y su esperanza de mantener los océanos saludables.

En esta publicación describe que entre las langostas, el romance ocurre tras un juego previo bastante excéntrico que incluye una “poción de amor”, la cual consiste en un baño mutuo de orina, seguido de cohabitación.

La hembra levanta su tenaza grande y toca al macho, primero por un lado y luego por el otro, como si lo nombrara caballero. El mensaje es: “Quédate conmigo, guapo. ¡Estamos a punto de tener mucha acción!”. Luego, muda el caparazón, exponiendo su cuerpo blando y muy vulnerable, pero el macho es un amante tierno: la levanta delicadamente con sus patas, acunándola, y la tiende sobre su lomo y entonces, entran en un contacto íntimo.

Para el biólogo ecuatoriano Santiago Burneo el cortejo está siempre acompañado de la atracción. “Durante un tiempo se pensó que los animales se apareaban al azar: cualquier hembra con cualquier macho, pero esto no es así,  porque existe un factor de selección sexual”. Como señala el catedrático e investigador de la Universidad Católica, los machos y las hembras tienen que dar a conocer sus atributos, de manera que puedan ser atractivos para el otro sexo.

Además, aquellos animales que fueron capaces de promocionar sus atributos, podrán garantizar que su descendencia también herede esta habilidad.

Lo frecuente —dice— es que sean los machos los que más publiciten sus atributos y que sean las hembras las que escojan.

 Hay aves que tienen cantos cada vez más complicados, porque conforme tienen mayor edad, aprenden a ‘entonarlos’ mejor. Por esta razón, un canto complicado significa que se trata de un macho que consiguió llegar a una edad avanzada y, que por lo tanto, evitó la depredación y se alimentó bien, como señala Burneo. Para la hembra es importante, que el macho tenga estas cualidades para poder copular.

En el mundo animal, el alce macho con grandes cuernos tiene más opciones a la hora de conseguir una hembra. Su gran cornamenta es sinónimo de ser más competitivo, dominante y tener mejores genes.

Los machos suelen emitir un grito para atraer a las hembras, pero conquistarla no es nada fácil. En ocasiones debe enfrentarse a un contrincante y el ganador de la batalla es aquel que se apareará.

Por otro lado, a finales marzo, los pingüinos emperador se reúnen para buscar un compañero para toda la vida. Su manera de conquistar es muy particular porque emiten sonidos similares a los de una corneta para conquistarse. Luego de que la hembra pone el huevo, el macho debe cuidarlo durante 2 meses. En este tiempo, ella sale en busca de comida y el macho pierde hasta la mitad de su peso.  

El puerco espín tiene una de las técnicas más raras de conquista: orinar a la hembra a casi 2 metros de distancia, un acto con el cual pretende llamar la atención de su compañera. El macho, al mismo tiempo emite algunos sonidos y hace una especie de danza sobre sus patas traseras.

 El hipopótamo macho, en cambio, atrae a la hembra esparciendo sus heces con la cola, lo que puede resultar repulsivo para los humanos, pero a la hembra de este mamífero herbívoro, el olor le resulta agradable. y se convierte en una clara invitación. Esto, además de facilitar la descendencia, hace que esta especie resulte el benefactor más importante de la comunidad fluvial.

Otra de las ‘cualidades’ que llaman la atención de la hembra, en diferentes especies de animales, a la hora de escoger a un macho, son los recursos con los que este cuenta y eso se traduce en el territorio que es capaz de defender.

Por eso, hay ocasiones en las cuales los machos comienzan a pelear entre sí por defender su territorio. De alguna manera, las hembras escogen al macho con los mejores territorios. Los recursos defendidos podrían incluir lugares para aparearse, criar la prole, alimentarse o almacenar alimentos.

Los animales territoriales, por lo general, restringen todas o casi todas sus actividades al área defendida y anuncian su presencia ahí.