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La última función de esta obra de Sin Teatro será a las 19:30 en el Variedades
Zoológico muerto recrea la espera cotidiana
Un balcón de servicio al cliente, usuarios a la espera de su turno y diálogos entre desconocidos son los ingredientes para tejer historias en medio de situaciones cotidianas. La fila que envuelve la obra performática-teatral Zoológico muerto —a cargo de la agrupación Sin Teatro— se estrenó el pasado miércoles, en el Teatro Variedades Ernesto Albán, y volverá a esas tablas esta noche, a las 19:30.
El libreto y dirección estuvieron a cargo de Tián Sánchez, quien también dirigió trabajos como Peces perros (2009), Chicas Kitsch (2011), Patria ficción (2013) y Piscina (2014). En esta ocasión, el director puso a escena una fábula sobre la vida contemporánea. Una decena de personas en la fila de una central pública esperan pacienzudos su turno de llegada a la ventanilla.
“Lo nuestro se acabó hace mucho tiempo”; “cuando te enamoras, dejas cosas”; “nunca aceptas tus errores”; “nunca hago nada que te guste”; “amar es, básicamente, sufrir”... son algunas expresiones que se arman entre anécdotas insonoras para crear situaciones que intentan interpelar a los espectadores.
Una pareja mira cómo la ciudad es invadida por una manada de animales en medio de su espera en la larga hilera humana para terminar con el contrato de arrendamiento de un departamento en el que sostuvieron su unión. Y así se enlazan viejos amores entre lesbianas, personas unidas a sus amantes y otros tipos de relaciones no terminadas.
“Me sentí identificada con la primera pareja. Me recordó mucho a una relación que tuve hace poco. Los dos nos hacíamos daño, pero no podíamos dejarnos”, decía Lucía Andrade, aún sobre su butaca.
Esa fue una de las impresiones que se este trabajo se había planteado, una construcción que no pretende crear complejas escenas románticas e intenta romper la espectacularidad artística, explicó Charlie Bernal, de Sin Teatro. Los miembros del colectivo le contaron a este diario que para la interpretación hubo un trabajo de exploración artística en donde las improvisaciones jugaron un papel fundamental.
Mariuxi Castillo, integrante del elenco, dijo que para las construcciones de los personajes se observaron los comportamientos de los ciudadanos en las paradas de buses. Su fuente de consulta fue la plataforma de YouTube, a través de la cual analizaron las estaciones de varios países de Europa y América Latina.
Todo eso para recrear una rutina que experimenta la gente de a pie: la paciencia frente a los desafíos de lo aparentemente trivial y una resignificación del esfuerzo en vano. El autor de la idea escénica les propuso a los integrantes de performance que miraran 8 horas diarias de televisión durante un mes. Esa acción, que podría parecer una tortura para quienes han abandonado la pantalla chica, derivó en el texto antes de que el elenco se uniera por primera vez en el estreno.
Esta creación teatral se enmarca en lo urbano, allí donde los recursos visuales son mínimos. Las máscaras de fomi representan un recurso que anula la presencia ciudadana. Jenny Flores, integrante de Sin Teatro, diseñó los antifaces como parte de la puesta en escena.
A través de un montaje multimodal, Sánchez combina la música, una proyección audiovisual y, sobre todo, diálogos entre las parejas que forman sus personajes para hacer su narración, pese a la cual, el miércoles, subió al escenario al final de la obra para explicar sus intenciones.
Antes de que el telón se cerrara, Sánchez salió a escena: “Todo el tiempo se va en esperar. Esperamos en el bus, en el supermercado, en la escuela, frente a un computador, en la fila del banco o en algún cajero automático”. Los sonidos y los silencios también integraron pieza teatral. Para ello se usaron hojas secas, sobre las cuales los artistas caminaron descalzos para expresar sensaciones que los definían. A la segunda función de esta fauna inerte se podrá acceder por el precio de $ 10. Y $ 5 si los espectadores de la espera son estudiantes. (I)
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