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EN ABRIL DE 2014 SE INAUGURÓ EL PROYECTO AL SUR DE QUITO, DONDE IMPERABA EL PREJUCIO DE GENTE QUE NO LEE

BiblioRecreo, un modelo por expandirse

El espacio se fundó en el centro comercial El Recreo, en abril de 2014. Actualmente Adriano Valarezo es el librero que conduce la rotación de los títulos disponibles. Foto: Archivo/El Telégrafo
El espacio se fundó en el centro comercial El Recreo, en abril de 2014. Actualmente Adriano Valarezo es el librero que conduce la rotación de los títulos disponibles. Foto: Archivo/El Telégrafo
15 de febrero de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

En el estacionamiento del centro comercial más antiguo del sur de Quito aparca el BiblioRecreo. Desde allí, Adriano Valarezo, un librero -antes que nada aficionado a la lectura-, ha estado tras el timón de un bus que, tal como lo dijo el escritor Adolfo Macías Huerta en una publicación de Cartón Piedra, es el dragón que custodia las entrañas de un tesoro.

Quito es una ciudad alargada, que está dividida prácticamente por el Panecillo. Las principales librerías están en el centro norte, del centro al sur no había una. El BiblioRecreo se convierte entonces en un hito que, además, logra acabar en menos de un año con los prejuicios de que los sureños ‘no leen’.

Su modelo es paralelo a la propuesta chilena Biblioteca Viva, pero mantiene su propia perspectiva a partir de los lectores que crecen en este punto geográfico.

La propuesta de este espacio establece un acuerdo de confianza con el lector. Si este decide leer durante su visita, no tiene ningún costo, pero una vez que quiere llevarse el libro a casa debe llenar una hoja de inscripción.

Cuando el personal de BiblioRecreo verifica los datos deberá pagar $ 5 si es mayor de edad y $ 3 si no lo es. Con ese modelo el BiblioRecreo tiene más de mil suscriptores y una rotación de 700 libros por mes de un total de 5.000 títulos entre poesía, literatura, novela, y colecciones para el público juvenil e infantil.

En una bodega permanecen otros 10.000 libros en custodia, a los cuales se podrá acceder poco a poco.

El tesoro al que se refería Macías Huerta son todos los títulos que integran este espacio y que permiten distinguir fácilmente al BiblioRecreo de otras librerías comerciales y bibliotecas tradicionales. Este bus tiene una sección de obras sagradas, difícil de conseguir en otros espacios, que han llegado por donaciones de quienes quieren compartir lo que han leído y de pedidos especiales, que hacen los administradores a otras bibliotecas en el exterior.

Las condiciones que debe cumplir el lector son entregar los libros en buen estado y cumplir con un tiempo específico para la lectura.

Según Adriano, en la mayoría de los casos el libro se devuelve en buen estado, pero en caso de que no sea así y si el caso lo amerita, el suscriptor debe reponerlo.

Su piloto considera que el modelo que plantea el BiblioRecreo se va masificando poco a poco. “Hace algunos
años las estadísticas decían que la gente en Ecuador lee medio libro al año, recientemente escuché que la cifra de libros se había incrementado y creo que este tipo de iniciativas plantean que la gente lea”, comenta Adriano.

El espacio, como parte integral del centro comercial, está por cumplir un año y avanzar en una siguiente etapa: Prestar también libros electrónicos, incorporar una sección juvenil - infantil y posiblemente llevar el proyecto a una nueva ciudad, donde lo debe conducir otro librero.

 

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