Tesoros de la dinastía de Alejandro Magno expuestos por primera vez en Oxford
Muchos de los tesoros de la dinastía de reyes  macedonios a la que perteneció Alejandro Magno, el monarca que en el  siglo IV a.C. conquistó la mayor parte del mundo conocido, y que hasta  ahora no habían salido de Grecia, se muestran en primicia mundial en El  Ashmolean Museum de Oxford en el Reino Unido.
 La exposición,  abierta hasta el 29 de agosto, reúne más de quinientos objetos de oro,  plata y bronce encontrados recientemente en las excavaciones de la  necrópolis y el palacio de Aegae, actual Vergina (Grecia) y capital del  antiguo reino de Macedonia, la principal potencia griega en los inicios  el periodo helenístico.
 Los últimos hallazgos arqueológicos  obligan a "reescribir la historia de la antigua Grecia", proclaman los  responsables de la muestra, y permiten conocer de primera mano el relato  de una dinastía que se proclamó descendiente del mítico Heracles y dio  dos grandes héroes del periodo clásico de la antigüedad, Filipo II y su  hijo, Alejandro Magno.
 El profesor de Historia Antigua de la  universidad de Oxford Robin Lane hizo de maestro de ceremonias en la  presentación de esta colección de piezas, algunas de las cuales,  reconoció, le hicieron "llorar" la primera vez que pudo contemplarlas.
 Entre los tesoros expuestos en Oxford, con la colaboración del  ministerio griego de Cultura y Turismo, se encuentra una de las pocas  imágenes de Alejandro que el mismo rey pudo contemplar antes de su  muerte, un busto datado alrededor del año 300 a.C.
 La mayoría  de las piezas reunidas son objetos personales de los monarcas  encontrados en sus propias tumbas, y abarcan un periodo comprendido  entre el siglo 13 a.C. y la etapa en la que gobernaron los hijos del  gran emperador macedonio.
 Una vajilla de plata rescatada de la  tumba de Filipo II permite imaginar el aspecto de los banquetes que se  celebraban en el palacio del monarca que invitó al filósofo Aristóteles a  hacerse cargo de la educación de su hijo Alejandro.
 "Filipo  era el gobernante iluminado que imaginaba Platón en su República, y por  su corte pasaron los mayores intelectuales del momento. Él y su hijo  cambiaron el mundo extendiendo la cultura helénica, la cuna de la  democracia", afirmó Angeliki Kottaridi, responsable de la excavación en  Aegae durante los últimos veinte años.
 Los objetos femeninos  que aparecieron en la necrópolis de la actual Vergina permiten inferir  que la mujer no estaba relegada a un papel secundario en el reino  macedonio de la época, sino que ejercía un poder en la más alta  jerarquía religiosa, explicó Kottaridi.
 Una de las pocas  tumbas de la zona que ha permanecido intacta durante decenas de siglos  es la de una mujer bautizada por los arqueólogos como la "Dama de  Aegae", probablemente la madre de Alejandro I.
 Entre sus  objetos personales había diademas, pendientes y falsos cabellos rubios  fabricados en oro, así como numerosos frascos de perfume, pero también  utensilios propios del oficio del sacerdocio.
 Uno de los  mayores tesoros recuperados en Aegae es el gran palacio que construyó  Filipo II, en el que se utilizaron por primera vez técnicas  arquitectónicas que estuvieron vigentes hasta la Edad Media, y que el  profesor de Oxford Robin Lane calificó "el edificio más importante de  grecia después del Partenón".
 Aunque gran parte del edificio  recuperado permanece en Grecia, los visitantes del museo Ashmolean  pueden contemplar algunos de los capitales del palacio y piezas de su  tejado.
 El trabajo arqueológico en la antigua Aegae comenzó en  el siglo XIX, y cobró un nuevo impulso en 1977, cuando se identificó la  tumba de Filipo II, aunque la parte de la ciudad desenterrada hasta el  momento no llega más que al cinco por ciento, señaló Kottaridi.
 Preguntada por uno de los mayores retos pendientes de la arqueología  moderna, la tumba de Alejandro Magno, la arqueóloga se mostró convencida  de que el rey macedonio fue enterrado en Alejandría, la ciudad que él  mismo fundó en el delta del Nilo tras derrotar a los persas en Egipto,  aunque aseguró que será difícil identificarla, dadas las destrucciones  que sufrió la ciudad a lo largo de la historia.