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Teatros alemanes tienen código contra los abusos

Ulrich Khuon es desde 2009 director de la Asociación de Teatros Alemanes en Berlín. En 2017 fue nombrado presidente de la Asociación de Escenarios.
Ulrich Khuon es desde 2009 director de la Asociación de Teatros Alemanes en Berlín. En 2017 fue nombrado presidente de la Asociación de Escenarios.
Foto: Klaus Dyba
15 de julio de 2018 - 00:00 - Valentina Uribe. Corresponsal en Berlín

El pasado 8 de junio, la Asociación de Escenarios Alemanes (AEA) desarrolló un código de ética para prevenir abusos sexuales en las compañías de teatro del país.

En el documento se lee: “Nosotros, los teatros y orquestas alemanes, damos impulsos artísticos en una sociedad en cambio y promovemos de esa manera no solo la libertad artística, sino que también somos catalizadores de desarrollo. Por lo tanto, hemos desarrollado un código de valores para la prevención de abusos sexuales y malas conductas”.

De acuerdo con Ulrich Khuon, presidente de la AEA, a partir de discusiones que se han tenido en los pasados 5 años, la asociación empezó a ofrecer formaciones en teatros para los distintos rangos de dirección.

Aunque el debate de #MeToo ha tenido un impacto en la asociación, esas discusiones han permanecido en un plano invisible y, por tanto, era importante llevarlas a una esfera práctica.

“Es por eso que queremos formular claramente nuestra propia conducta y todo aquello que debería ser un sobreentendido, como respeto, hablar sobre conflictos, actuar de manera transparente. No podemos disculpar más los chistes sexistas o ciertos gestos diciendo: ‘en el arte es así’”, afirma Khuon.

Aunque las cifras exactas de casos de abuso sexual en los teatros alemanes no son reportadas a la DeutscherBühnenverein, Khuon dice que en su teatro se conoce de tres o cuatro casos en los últimos nueve años, sobre los que han trabajado.

“Hay que negociar estos casos, no se trata enseguida de despidos. Es un trabajo permanente, porque el trato con sexualidad es un planteamiento social, que cambia constantemente”, enfatiza el presidente del grupo.

En el código se estipula que la asociación debe contribuir a impedir “abusos de forma gestual, verbal y física”, lo cual a pesar de que debería ser una obligación permanece como una recomendación a las compañías de teatro, pues no existe un órgano que controle y regule su comportamiento.

“La Bühnenverein no es un órgano de vigilancia. Le dimos a los teatros un catálogo, con el cual cada espacio trabajará a su manera, lo discutirá y pensará cómo llevarlo a la práctica”, acota Khuon.

Aunque el código marca ciertas pautas de comportamiento, la discusión acerca de lo que constituye un abuso aún no está clara para muchos directores.

Matthias Brenner, el director del NeuesTheater en Halle, manifiesta que si bien apoya la discusión, él no quiere tener que firmar una declaración legal cada vez que una mujer con faldas cortas suba al escenario.

Khuon responde a estos comentarios diciendo que “estos temores son exagerados. Aquí, en este teatro, a la gente le gusta abrazarse cuando se ven. Por lo general sabemos qué quiere el otro y hasta dónde podemos ir. Se trata de ser un poco más sensibles. No caemos en el puritanismo o en un entorno de censura, simplemente por ser más respetuosos”.

“Por lo general los artistas saben lo que les espera cuando van a trabajar con determinadas compañías. Lo que hace tan difícil y a la vez interesante a nuestra sociedad son las permanentes contradicciones. Tenemos que trabajar para que las diferencias no sean percibidas como problema, sino como una cualidad. No debemos crear un espacio cultural homogéneo en el cual todos pensemos lo mismo”.

Con la aprobación del código de valores, se funda también en la Deutscher Bühnenverein una oficina contra el acoso sexual y violencia a la que artistas, colaboradores de cine, televisión y teatro podrán acudir para buscar apoyo.

Según Khuon, la fundación de esta oficina es importante, pues a pesar de que antes existían diversos instrumentos y portavoces para proteger a quienes se veían violentados, ahora todo está más claro. “Antes no incentivábamos a la gente a usar esos instrumentos. Ahora lo vemos todo de modo más diferenciado”, asegura.

“Espero que en nuestro trabajo artístico conservemos los abismos y el caos que nos distingue y que sigamos siendo tan libres como sea posible. Los ensayos no tienen que ser siempre terribles para lograr buenos resultados. Pero hay puestas en escena que son como escalar una montaña: en el camino a la cima es muy frío y solitario. Todo esto tiene que ser posible. En la retrospectiva cada uno deberá evaluar si valió la pena trabajar con un director muy creativo, pero muy violento. Yo personalmente no creo en la fuerza de la destrucción”. (I) 

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