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Los sentimientos de una pareja se lucen en un circo

Teatro del Cielo, dirigido por Martín Peña y Yanet Gómez, es exponente del mimo corporal dramático en Ecuador.
Teatro del Cielo, dirigido por Martín Peña y Yanet Gómez, es exponente del mimo corporal dramático en Ecuador.
Foto: Cortesía de Teatro del Cielo
13 de mayo de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

Las emociones y los conflictos internos de una relación de pareja están a flor de piel en la obra El circo de los sentimientos, la nueva producción de Teatro del Cielo, con la dramaturgia y dirección de Martín Peña, y la producción de la actriz Yanet Gómez.

La historia pone en escena el trabajo del mimo corporal dramático, que ha desarrollado la compañía para dar vida a personajes excéntricos y coloridos que salen de la mente de dos amantes.

“Hago visible este mundo interno que realmente tenemos todos. No es una pareja conflictiva externamente, es normal, pero el mundo del ser humano tiene un montón de matices y de conflictos”, explica Peña.

Estrenada la noche del pasado miércoles en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte, la obra plantea la mutación y transformación de los sentimientos a través de la interpretación de 18 actores.

El director cuenta que cada uno de estos personajes tiene una historia particular.

Uno ha llegado al circo porque sus padres lo abandonaron de bebé en este lugar.

Otro es un abogado que estuvo en quiebra y en su huida, al meterse al baño de este circo, decidió quedarse.

El payaso “Trash” también figura entre ellos. Se trata de un personaje que está destruido y que se muestra excluido de la sociedad.

También hay una trapecista que se cayó durante una hazaña y quedó con miedo, emoción que representa.

“Ellos tienen una metáfora motivacional como la historia del circo, un circo en decadencia que es la mente”, asegura Peña, actor cuencano graduado en el International School of Corporeal Mime en Londres, Inglaterra.

Comenta que a cada actor y actriz debió darles estímulos para que se conectaran con sus personajes.

No quiso representar el amor con abrazos ni sonrisas; al contrario, le dio una forma más realista, simbolizándolo con cuerpos flácidos, caídos o agotados. En otros casos, en forma punzante, con mezquindad y celos.

Estas escenas las creó hace dos años durante una clase para sus alumnos. El ejercicio de 10 minutos luego se convirtió en esta obra con duración de una hora.

Producción excéntrica

Las extravagantes características del elenco destacan en la fusión de todos los recursos puestos en escena.

“Creo que el texto es un elemento, la luz es otro, el cuerpo otro, la voz otro y entre todos proyectan una idea; esto lo doy en mi clase de proyección teatral”, refiere.

El vestuario fue diseñado por Gómez, quien también actúa en esta producción.

Peña no está en escena en esta ocasión. Pero compuso sonidos para varias situaciones.

“Hay música original mía. Destaca la de la llegada al circo, es algo absurdo que parece de tiras cómicas y suena como un vals con acordeón y platillos”, comenta el director.

Para este trabajo, el Peña se salió de las líneas del pentagrama, compuso notas aleatorias en el piano y sin metrónomo para el ritmo.

De esta forma intentaba darle movimiento a las escenas de los caricaturescos personajes en dinámicas con efectos de luces.

Se trata de un juego que tienen los actores frente a filtros difusores de luces reflejando figuras, intensidad u opacidad.

La obra se pondrá en escena el miércoles 15 de mayo, a las 20:30, en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte. (I)

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