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Robert Walser marcó el paseo de la escritura

Walser fue elogiado por muchos de sus más ilustres contemporáneos: Robert Musil, Herman Hesse, Thomas Mann, Walter Benjamin y Kafka.
Walser fue elogiado por muchos de sus más ilustres contemporáneos: Robert Musil, Herman Hesse, Thomas Mann, Walter Benjamin y Kafka.
Foto: internet
16 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

“El día de Navidad de 1956, la Policía de la ciudad de Herisau, al este de Suiza, recibió un llamado: un grupo de niños se había topado con el cadáver de un hombre, muerto por el frío, en un campo cubierto de nieve. Al llegar a la escena, la Policía tomó fotografías y removió el cuerpo. El hombre muerto fue identificado fácilmente: era Robert Walser, de 78 años, extraviado de un hospital psiquiátrico”.

Esta escena es narrada por el Nobel sudafricano de Literatura, J.M. Coetzee, quien cataloga a la supuesta locura del escritor suizo Robert Walser, su solitaria muerte  (mientras paseaba) y el descubrimiento post mortem de sus escritos secretos como los pilares en los cuales se basó su leyenda de genio escandalosamente descuidado.

Autodidacta, errante,  estilista de la lengua alemana y provisto de una mirada capaz de diseccionar la cotidianidad con la más ligera ironía, Robert Walser escribió lo que más pudo entre 1904 y 1925, antes de sufrir una enfermedad mental de origen hereditario.

Al cumplirse 100 años de la publicación de su obra más emblemática y seis décadas de su muerte, la editorial Siruela publica una edición conmemorativa de El Paseo, con prólogo de Menchu Gutiérrez.

“Robert Walser solo respira paseando, solo respira con una prosa que pasea y es amiga declarada de vagabundear y de la que se diría que, provocativamente y como en sordina, parece instilar un desenmascaramiento corrosivo de la enaltecida operación de escribir”, señala  Enrique Vila-Matas, considerado su más célebre admirador en España, pues ha convertido a Walser en su “héroe moral”. Incluso, Vila-Matas dice haber tomado la estructura walseriana de El Paseo para escribir Kassel no invita a la lógica.

Robert Walser es de los escritores que diluyen las fronteras entre obra y vida. Él acostumbraba a escribir en hojas de almanaque (que solía cortar por la mitad), en reversos de facturas, de volantes y de sobres utilizados. Se dice que también   escribía en el dorso de alguna tarjeta postal o, a veces, en las hojas en que se le comunicaba que rechazaban la publicación de sus textos.

Considerado un artesano de la palabra, Walser talló “exquisitas miniaturas” acerca de una vida cotidiana poblada de personajes e impresiones que vienen de la noche cuando es más oscura.

“El Paseo es una de esas miniaturas. Un poeta sale a pasear y ante su mirada se alternan la belleza de la vida y el absurdo de las convenciones de la sociedad, el sonido de una voz que canta y el espectáculo del gran teatro del mundo. Entre el sabor más crítico y la más pura de las reflexiones, El Paseo es una espléndida muestra del arte de este autor tan admirado por escritores como Kafka, Thomas Mann, Musil, Canetti, Walter Benjamin, Claudio Magris, entre otros”, reseña la editorial Siruela.

Robert Walser tuvo un trabajo monótono, al igual que Kafka: clasificaba cartas que no habían llegado a su destino. También, como Kafka, escribía en alemán, pero en un “alemán de la periferia”, al margen del alemán en el que se escribía en  Fráncfort o Berlín. Su leyenda no deja de agotarse. (I)

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