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El Telégrafo
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El FESTIVAL ARTÍSTICO GUAYAQUIL DIVERSO SE DESARROLLÓ EN LA PLAZA SAN FRANCISCO

‘Ponte en mi lugar’, el otro lado de la cultura urbana

“Ponte en mi lugar” es la campaña del Comité Permanente para los Derechos Humanos para promover la igualdad y los derechos de grupos discriminados. Foto: Karly Torres.
“Ponte en mi lugar” es la campaña del Comité Permanente para los Derechos Humanos para promover la igualdad y los derechos de grupos discriminados. Foto: Karly Torres.
25 de marzo de 2014 - 00:00 - Jessica Zambrano Alvarado

El tercer viernes de marzo, cerca de las 17:30, las palomas de la Plaza San Francisco de Guayaquil dejaron de ser el atractivo cotidiano. En su lugar había una tarima y mucha gente a la expectativa, ocupando desde los bordes de la pileta regenerada que tiene de centro al primer presidente liberal ecuatoriano Vicente Rocafuerte, hasta los límites territoriales de la plaza con la iglesia homónima.

Los que habían pasado por ahí y se quedaron por curiosidad y aquellos que llegaban por la convocatoria previa fueron parte del discurso de Ponte en mi lugar, la consigna del Festival Artístico ‘Guayaquil Diverso’, que organizaba el Comité Permanente para los Derechos Humanos en coordinación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados Acnur, la Coordinación General Defensoría Zona 8, de la Defensoría del Pueblo, y el Centro Cultural Afroecuatoriano.

Ponte en mi lugar se presenta como un reto para quienes viven en la ciudad en la que ver a un negro subiendo al bus es causa del miedo mestizo, ver a un trans se vuelve incómodo para algunos y gracioso para otros y donde ser colombiano es vinculado directamente con el sicariato. Los discursos congregados aquella tarde enunciaron que marcar distancias en el espacio público es aislar manifestaciones diversas.

Para iniciar la jornada, Billy Navarrete, director del Comité Permanente para los Derechos Humanos, aclaró las dudas de los curiosos. Aquel espacio trastornado de lo ordinario era el lugar para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial y el Día Internacional en Memoria de las Víctimas de la Esclavitud. No en vano, la mayor parte de los asistentes eran de ascendencia afro, refugiados, punkeros y gente con camisetas a favor del Matrimonio Civil Igualitario.

Ponte en mi lugar es un reto para quienes viven en una ciudad que ha crecido siendo excluyente.

Para Navarrete, Ponte en mi lugar, es un ejercicio ciudadano que “nos congrega en lugares donde sepamos y reconozcamos que todos somos iguales en derechos y que hay la posibilidad de construir una ciudad incluyente, a pesar de que hasta ahora haya expresiones claras de discriminación”.

-La primera invitada a la tarima es una cantante transexual femenina que nos deleitará con éxitos de Alaska. Con ustedes Mayté Trejo.

Mayté subió a la tarima para cantar varios covers junto a dos bailarines de la misma tendencia.

Una señora afrodescendiente, desde su puesto, en el borde de la pileta, llamaba al presentador para gritarle de cerca “en frente de la iglesia no se hace esto”; y mientras lo repetía sin ganar su atención, la iglesia se evitaba las preocupaciones de lo externo, dejando entrecerradas sus puertas para recibir a sus fieles para la misa de las seis de la tarde.

-Yo ni cuenta me había dado de que aquí estaba la iglesia, esta es la plaza donde me distraigo con las palomitas (comentó una de las asistentes en respuesta a la primera protestante de la tarde), tanto odio hay que no creo que esto le haga daño a nadie-, concluyó. (Ver video aquí)

Entre comentarios sobre lo ‘real’ que sonaba la voz de Mayté y los aplausos que se ganaba, la cantante trans invitó al público a comprar su disco antes de despedirse.

Para darle matiz, esencial componente del evento, la siguiente presentación estaba a cargo del folclor de un grupo de mujeres que son parte de los 55.249 refugiados que se registran en los datos oficiales en el país hasta 2013, y sí, como el 98% de ellos, también eran colombianas.

Foto: Cortesía Andrés Loor, miembro del grupo del Comité Permanente para los Derechos Humanos

A pesar de que en este Festival de la diversidad bailaban con la alegría que da la cumbia La pollera colorada, su población enfrenta riesgos de discriminación que las políticas estatales no pueden mitigar -según dicen- por completo. Como el caso que llegó a la Defensoría del Pueblo de Guayas en la que se negaba un crédito hipotecario a un refugiado porque su número de identificación no entraba en las casillas del sistema. Con la coordinación del BIESS y la Defensoría no fue necesario acudir a ninguna garantía jurisdiccional, como se hace en estos casos, pero queda claro que faltan llenar los vacíos de lo público en defensa de sus derechos y garantías.

Andyman, Blue Money, Romántico, Sugar Ray baby y Manino Style fueron la voz del siguiente acto. Este grupo de veinteañeros hacen Cátedra Urbana, una propuesta de hip-hop que se funda en las Malvinas, al sur oeste de Guayaquil, y desde donde componen canciones de la realidad.

-I don´t have money, pero soy de calle, soy guerrero, represento a los más violentos. Somos callejeros 100% y tenemos el área más temida en todo el universo. Perimentral en directo tiene todo el armamento, tenemos talento (...).

Se cierra la cátedra y se abre el espacio para la Danza de los tigres, interpretada al ritmo de al menos quince senegaleses que en su recorrido por varios países fueron convocados al que dicen es el menos racista de todos los que han visitado.

“Ecuador hoy es un país plurinacional. Este evento lo vamos a resumir en la palabra africana Ubuntu, que es un principio que tiene como elementos la interdependencia, porque en el mundo todos necesitamos de los demás, todos somos una sola humanidad, la piel es una diferencia étnica, pero todos somos una sola humanidad que viene del África y poco a poco se encaminó en el mundo entero; el segundo elemento es el compartir las riquezas, las diversidades, el tesoro de cada pueblo; y el tercer elemento es la solidaridad porque entre pueblos debemos vivir la hermandad, sentir el dolor y el sufrimiento de los demás”, dijo Abel Dimanche, director del Centro Cultural Afroecuatoriano. Él cerró su discurso para dedicar la noche a Nelson Mandela a quien llamó el padre de la negritud por ser uno de los constructores del camino por la igualdad racial.

Dimanche reconoce que se ha avanzado bastante en los derechos colectivos de los afro, pero -cree- todavía hay que mejorar los accesos a vivienda, empleo y educación. Hay que trabajar en eso para que los negros dejen de ser los más observados en la cola del banco, porque el cajero debe revisar la legalidad antes de dar lo que le corresponde.

Dieron las siete de la noche, la misa había acabado, los fieles salían del templo y uno que otro, al ser cuestionado sobre la diversidad planteada en la tarima, prefirió esquivar y darse por enfermo o apurado. La lluvia que antes de iniciar con el evento había dado señales de susto a los organizadores también se alejó; a cambio había una brisa extraña para estos tiempos.

-Ya no quiero llorar más viendo cómo el mundo se está terminando. Ya no quiero ver más, cómo mis hermanos se están matando.

Jackson Jickson & Rassy concluyen su rap. Vuelve el silencio y el presentador anuncia a Arduino Tomassi, articulista de la página Gkillcity.com. Llega sin tambores ni playback. Se enfrenta a un público algo disperso y a una chiva que parquea frente a la plaza durante un par de minutos con gente en una celebración distinta.

Foto: Cortesía Andrés Loor, miembro del grupo del Comité Permanente para los Derechos Humanos.

“Voy a traer un poco de pesimismo a este evento. Antes que nada quiero resaltar el carácter excepcional de este festival, muy pocas veces se puede dar este tipo de encuentros entre diferentes culturas. Pero lo excepcional tiene mucho que ver por cómo se procesa políticamente la diversidad. Tenemos una administración (municipal) que ha traducido la diversidad vía la intolerancia. Es importante que se sepa que mañana esta plaza regenerada será igual. Antes era un punto de encuentro para bailarines de hip hop hasta mendigos. Es importante que este tipo de expresiones se sigan dando y que los grupos dejen de relegarse a un punto de la ciudad. Todo depende de la forma en que queremos apropiarnos de los espacios públicos”, expuso Tomassi.

Los policías metropolitanos que cuidaban la plaza escucharon a Tomassi con atención. Y, amontonados a un lado de la tarima, opinaron para sí mismos: “bien dijo el señor de la tarima, la plaza es pública, no para que venga alguien a interrumpir a los demás”. Para ellos lo fundamental es obedecer el trámite de solicitar permiso al Municipio.

-¿Y si mañana viene de la nada un grupo de hip-hop a bailar, qué hacen?

-La respuesta es obvia pues. Claro que los botamos.

Como la autorización para Guayaquil diverso seguía vigente, el reggae de Lírica Oscura tuvo su rollo y bandera para la causa. Acto seguido subieron las ‘Zabandijas de la 18’ y, a diferencia de sus tradicionales conciertos, esta vez no hubo pogo. Así, la promesa del punk aún no llega a la Plaza San Francisco. La gente que había llegado comenzó a dispersarse.. Se cerraron las presentaciones con la expectativa de que las causas expuestas hayan generado un efecto en quienes todas las tardes pasan por el mismo rompecabezas. La plaza, la pileta, Vicente Rocafuerte y las palomas continúan como piezas independientes hasta el próximo acto en el que nuevamente haya un acercamiento para habitar el espacio público y conocer las culturas que lo conforman.

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