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La ganadora del premio nobel de 1991 falleció el domingo a los 90 años

Nadine Gordimer, literatura íntegra y lucha contra el apartheid

Nadine Gordimer, literatura íntegra y lucha contra el apartheid
15 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

De madre inglesa, padre judío y con raíces ancladas en Sudáfrica, Nadine Gordimer concebía a la literatura como un todo integral. Según sus propias declaraciones, su escritura nunca fue “un grito contra el racismo” pero para el jurado que le entregó el Nobel de Literatura en 1991 “por sus magníficas obras épicas Gordimer ha aportado eminentes servicios a la humanidad”.

Es así, que se convierte en la primera mujer que recibe dicho galardón luego de 25 años.

A pesar de que Gordimer haya marcado una distancia discursiva entre su obra y su activismo es inevitable vincularlos. Ambos elementos la convirtieron en una de las voces más poderosas contra el apartheid, trinchera desde la que siempre defendió su compromiso “por devolver la dignidad a la población negra sudafricana”.

Como figura pública y sudafricana, la autora tenía entre sus principios el compromiso de contribuir al cambio social en su tierra.

No en vano durante varios años sus obras estuvieron prohibidas en Sudáfrica, lugar en el que nació en 1923, creció y permaneció hasta su muerte, este domingo a los 90 años.

Gordimer no se consideraba marxista y era admiradora de Nelson Mandela. Su carrera como escritora se constituye con un total de 15 novelas y 200 cuentos y numerosos ensayos y críticas.

Su obra fue traducida a varios idiomas, como el castellano o el sueco en el que se publicaron 11 de sus libros. Su primer cuento conocido fue un relato de su país que publicó, a los 15 años, en una revista.

Diez años más tarde, en 1949, publicó en la ciudad sudafricana de Johannesburgo su primera colección de cuentos titulada ‘Face to face’. Se destaca en su literatura las publicaciones de ‘La historia de mi hijo’, ‘El conservador’ o ‘Mundo de extraños’. Cada uno de sus trabajos resaltaron siempre las consecuencias de los prejuicios raciales de los seres humanos.

Y como ella mismo afirmó en una entrevista a diario El Mundo: “Nunca mostré a los luchadores contra el apartheid como ángeles ni a los colonizadores como demonios”. En el activismo político y social fue miembro del Congreso Nacional Africano (ANC) cuando esta organización política era ilegal (1960-1990).

Su activismo y su obra mantuvieron su estilo hasta el final. Lo demuestra en una entrevista el matutino español El País, cuando aseguró: “Soy vieja, puede que con espíritu fuerte, pero carnes débiles”.

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