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Mimo corporal dramático: Los cuerpos hablan

Mimo corporal dramático: Los cuerpos hablan
01 de agosto de 2013 - 00:00

El Teatro del Cielo, conformado en 2004 por los actores Martín Peña (Cuenca, 1982) y Yanet Gómez (Sancti Spíritus, Cuba, 1977), trae la obra Bruma, al Teatro Sánchez Aguilar, en una función en que practican la técnica en que se especializan, poco conocida en el medio, y nombrada como mimo corporal dramático.

Los actores aprendieron la técnica en la International School of Corporeal Mime, del grupo Theatre de Lange Fou, en Londres. En ese instituto, donde estudiaron entre 2006 y 2009, sus profesores eran los últimos discípulos del actor y mimo francés Ettiene Decroux, maestro del mismísimo Marcel Marceau.

La técnica del mimo corporal es, más que el teatro del futuro, “el futuro del teatro”, explica Martín Peña. Piensa que “el teatro es un arte en decadencia”. Se refiere, por ejemplo, a cómo ha perdido espacio el teatro frente al cine, que tiene mayor capacidad recursiva.

En el cine hay “actores que se mueven de una forma cotidiana, realista; se puede cambiar tiempo y espacio, cambiar los planos, marcar el ritmo”, dice Peña.

Es necesario entender la concepción que tiene Teatro del Cielo. La escultura, la literatura, la pintura, tienen vida propia, pero “¿Cuál es el arte del actor? ¿Qué es un actor sin texto?”, se pregunta Peña.

DATOS

Bruma se presentará mañana y el sábado en el Teatro Sánchez Aguilar (Sala Zaruma), a las 20:00. El costo de la entrada es  $ 15.

La obra se estrenó en Colombia en 2011. Participó ese año en Fiartes-G (Guayaquil) y Escenarios del Mundo (Cuenca).
Martín Peña (Cuenca, 1982)  director, actor, dramaturgo y músico.

Yanet Gómez (Cuba, 1977), mejor actriz del festival de Guanabacoa (Cuba). Titulada en la Escuela Nacional de Arte de La Habana.

En 2009, se graduaron en el International School of Corporeal Mime
El mimo corporal dramático vendría a ser el arte del cuerpo, el arte del actor, que toma su parlamento de la literatura, en medio de una industria cultural en que las lecturas se hacen alrededor de la palabra, en que construyen relatos, más que abstracciones y sensaciones.

¿Qué es entonces el mimo corporal dramático? Es una técnica en que los movimientos fluyen como una bandera que ondea al viento, pero son un artificio, un artificio curioso, que es tan estricto cuan espontáneo aparenta ser.

Explica Peña que en esta técnica, el principal elemento de expresión es el tronco, y no el rostro y las manos, “que en general son recursos abusados, que tienden a llegar a la mueca y al gesto superficial”.

A menudo, los movimientos -casi coreografiados- son confundidos con la danza, por la forma como el cuerpo se expresa con esta técnica.

Es que, explica Peña, “no acostumbramos a ver cuerpos estilizados que solo se sientan, caminan o leen”. De hecho, varias veces, Teatro del Cielo ha sido invitado a festivales de danza, donde participan igual, interesados en difundir la técnica. “Nos suelen preguntar si hemos estudiado a Pina Bausch  o a Graham”, dice Peña, que cuenta además que “no nos creen que no somos bailarines y que nunca hemos tomado una clase de danza”.

Y pese a lo que opinen los entendidos de la danza, en Teatro del Cielo se consideran más cercanos a la escultura.

Cita, entonces, a grandes piezas de Miguel Ángel: el David o La Creación de Adán, en que se representan cuerpos que no están bailando, pero son claramente estilizados. “Lo considero como un teatro físico imperceptible”, dice Peña. La idea es hacer un cuerpo estilizado, pero que no baile, que el espectador no se dé cuenta de una técnica, que no sea consciente del artificio, pero que sepa que el personaje está pensando por medio de su cuerpo y no de su cara, y que lo sienta natural, “aunque esa acción sea producto de un estudio y artificial”. En otras palabras, lo considera un “teatro físico imperceptible”.

Mientras dice eso, sentado en la sala de su casa en Entre Ríos, Yanet Gómez, su esposa y cofundadora de Teatro del Cielo, dirige en la habitación contigua a un grupo de estudiantes, actores ecuatorianos que desean aprender la técnica del mimo corporal dramático.

Los movimientos, que Peña compara con el aprendizaje a tocar las teclas de un piano. Tienen nombres que se expresan como si fueran coordenadas (“cero” es una postura recta, equilibrada); son veloces y bruscos, pero tienen cadencia...

Y, lo más importante, abren un abanico de posibilidades infinitas para el lenguaje corporal, incluso sin la necesidad de comunicar sensaciones a través de expresiones faciales o movimientos de manos, las partes más expresivas del cuerpo.

Peña enfatiza que, pese a llamarse “mimo corporal dramático”, la técnica no es lo mismo que la pantomima, que “nos gusta, pero en el fondo sabemos que eso es falso”.

Explica que el arte de la técnica está en lograr que los movimientos del cuerpo sean “artificiales, pero que luzca absolutamente orgánico”. Es un semblante del cuerpo.

Bruma

Mañana y el sábado, Peña y Gómez se presentan en Bruma, obra original de Teatro del Cielo. Llena de ese lenguaje físico al que los actores han dedicado su vida, la obra ahonda en conflictos que atraviesa el ser humano frente a la burocracia, la falta de comunicación, el abuso de poder y la corrupción.

Bruma partió de un ejercicio de improvisación en que “Yanet iba a un lugar, y en un momento se detenía y no podía pasar”, pese a estar cerca de su destino, dice Peña, que considera a la obra como una “expresión metafórica de la burocracia”.

Se trata de la historia de una mujer que muere, y es detenida en la puerta del “Más Allá”, donde debe realizar trámites obligatorios para definir el destino de su alma, en una oficina dirigida por un hombre cegado por el poder, de quien dependen todos aquellos que ingresan a ese lugar llamado Bruma.

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