Mejía opinaba que en teatro faltan directores

El maestro guayaquileño Manuel Mejía fue uno de los fundadores de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador (UCE). Desde 2006 y hasta 2011, durante el que sería el último período en que fue profesor de esa institución, dio clases de Historia del Teatro, Estética e Historia del Arte en la Escuela de Artes Plásticas y falleció esta semana, en Quito. Mejía fue profesor de teatro en escuelas de su ciudad natal, después de lo cual se mudó a la provincia de Manabí, en donde incursionó en las aulas universitarias.

La actriz Salomé Velasco Rivera fue su alumna en la universidad capitalina en que todos lo llamaban el ‘Profe Mejía’. Mientras organiza un taller sobre la técnica de danza teatro Bogsan Talchum, en Otavalo (Imbabura), Velasco recuerda entre lágrimas a su exprofesor. “Era muy generoso con lo que sabía; había viajado y nos compartía su conocimiento sobre las distintas tendencias que se desarrollaron en Europa, Asia y Norteamérica (...). Era de los profesores que menos reservas tenía para compartir lo que sabía”, dice la actriz, quien, junto con el actor y dramaturgo Darío Núñez fundó La Sonámbula Teatro.

El humor estaba presente en la pedagogía de Manuel Mejía, coinciden sus alumnos, con quienes estableció una comunicación afectuosa. De voz profunda y pausada, el maestro de teatro también dejó huella en estudiantes de Apreciación del arte y musical de la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Allí, Saulo Velasco, ingeniero en Redes y Telecomunicaciones y hermano de Salomé, lo conoció.

En 2013, Núñez le había preguntado a Mejía: ¿Cuál cree que es el rumbo que tendría el teatro ecuatoriano?, a lo que el maestro respondió: “Seguimos escasos de dramaturgos (...). Seguimos pensando que para actuar solo se requieren ciertas condiciones: humor, inteligencia, apertura hacia el mundo exterior, don de gente, movilidad (...), pero, en general, el teatro, creo yo, todavía sigue siendo disperso. No hay una clarificación del problema. No hay realmente políticas sobre eso, a veces se ha culpado a la escuela que nada ha hecho frente a esa necesidad, pero siempre he dicho que esa no es la función de la escuela, sino únicamente preparar actores y directores. Esta segunda parte no la hemos podido realizar”. (I)

Vocación pedagógica y teatral

Instruirse y educarse como tarea del profesor

A mediados de 2015, Manuel Mejía participó en una tertulia organizada por la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Artes de la UCE. Allí expresó, frente a sus estudiantes, que tenía lo que llaman “pasión por la enseñanza”. En 2010 se había retirado y eso, dijo, “le traía recuerdos, no propiamente melancolías”. “(...) Para mí, ser profesor no ha sido estrictamente enseñar, ha sido leer y aprender. Las mayores polémicas las he tenido con mis alumnos”. (I)