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Madagascar 3 o la metáfora de la jaula empequeñecida

Madagascar 3 o la metáfora de la jaula empequeñecida
28 de junio de 2012 - 00:00

Dreamworks ya lo hizo antes. Había colocado el opuesto más conocido salido del cuento de hadas: un ogro de pantano que persigue el cariño de una princesa. Siguiendo la misma línea -que plantea también Pixar cuando ubican a un mundo devastado donde un robot hace surgir la esperanza- estos estudios alcanzaron un éxito ya esperado con la tercera entrega de Madagascar 3: los fugitivos (título en español) donde una moraleja oculta vigoriza un filme que puede encasillarse sin justicia en la categoría “infantil”.

La trama es conocida: Alex, el león, junto con sus amigos, intenta por tercera vez  regresar al zoológico de Nueva York. Aquel retorno tiende el hilo con el que se tejen los gags que terminan por hilvanar una película cargada de situaciones extremas y quizá por ello entretenidas. Pero lo entretenido no es suficiente.

“El circo nos da libertad”, apuntala uno de los picos más altos de lo que se pretende decir desde el guión, que fue elaborado por Noah Baumbach, cineasta y escritor que ha trabajado junto a Steven Soderbergh. Aquella idea idílica de volver al origen resulta insuficiente e insatisfactoria.

Alex y su camada van de África a Montecarlo, a un casino, por los pingüinos, para que ambos grupos emprendan el retorno a Nueva York, hasta lo que fue su hogar. En la búsqueda del plan y su concreción deben evadir a Chantel DuBois, una policía francesa de animales que quiere conseguir la cabeza de Alex a cualquier precio.

Lo que sucede en el camino es lo vital: hallan el circo Zaragoza, al que se unen con la idea de llegar a su destino. Este es un circo venido a menos que busca resplandecer sin aún hallar los modos. De la unión se encuentra el “leit motiv” para reactivar el circo y volver.

Lo reactivan, de hecho, haciendo de la camaradería un lazo. Proponen saltos irreales, redes y columpios psicodélicos, luces rimbombantes, que aluden lo que tiempo atrás fue la imagen del vuelo de Dumbo. Imágenes que se contraponían con lo que el mismo filme quería reflejar. Hubiera sido innecesario plantear las típicas piruetas del circo, pero en el intento de innovar lo que se resalta de dichas escenas es la animación y el guión simplemente se pierde.

Así logran regresar y surge una especie de moraleja oculta: cuando los horizontes se expanden siempre el sitio de origen se torna chico, inflexible e insuficiente. O contrario a ello, el mundo es mucho más amplio si se sale de las fronteras.

Eso le sucede a Alex cuando está de vuelta rodeado por sus cuatro paredes de barrotes, su gran piedra donde solía subirse a rugir y una especie de pequeña piscina donde no lo calentase tanto el sol. Su mundo se había expandido y no estaba apto para retornar a su vieja rutina. Su jaula le resultó, más allá de su casa, una prisión infranqueable donde no encontró las aventuras que tuvo estando  fuera de ella.

Madagascar 3 también es una alusión a los sueños inalcanzables, como buen filme para niños. Allí Vitali, el tigre del circo Zaragoza, destruido por un acto trágico, es prisionero de sus miedos y rencores. Durante la aventura de salvar al circo Alex lo alienta y así cierran un círculo, aunque  nada está terminado del todo. Y eso enlaza la idea de la jaula empequeñecida, pues son los personajes del circo envejecido los que dan la idea a Alex para que su mundo se expanda.

Vale la pena destacar la música del filme, tanto la incidental como el score. Andrea Bochelli y Edith Piaf son parte de éste  con “Con te partiró” (en la escena de Alex con Gia, la jaguar) y “Non, Je ne regrette rien” (interpretada por la policía Chantel Dubois). Del resto de la banda sonora  se hizo cargo el compositor Hans Simmer, aquel artista que logró musicalizar Gladiador (2000), Batman Inicia (2005) o Batman: Caballero de la noche (2008).    

De ahí que el filme no sea exactamente para un público infantil, y quizá esa sea la idea de los estudios Dreamworks: hacer que los hijos acudan a ver la película con sus padres o con algún adulto.

Y quizá por eso mismo las cifras de recaudación de taquilla alcanzaron, en Estados Unidos, $ 120 millones en dos semanas. O sino, cuando se acude a las salas nacionales se observa que el grueso de público que ve el filme no son niños, sino adultos.

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