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El Telégrafo
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Lo humano y lo divino se dan cita en la semana de los Nobel

Lo humano y lo divino se dan cita en la semana de los Nobel
06 de diciembre de 2011 - 15:51

Diez hombres y tres mujeres recibirán esta semana el galardón más prestigioso del mundo por su contribución al conocimiento y al espíritu humano: los Premios Nobel, uno de los cuales se entregará a título póstumo.

Estocolmo acoge desde este martes a los galardonados, a los que ofreció una cara poco habitual: una ciudad sin nieve y con temperaturas que rozan los cero grados, lejos de cualquier imagen de típica estampa navideña, a no ser por la iluminación de las calles.

La llamada semana de los Nobel incluye un amplio programa de lecturas de los galardonados, así como un concierto que tendrá como solista al tenor maltés Joseph Calleja, y que culminará el sábado con la ceremonia de entrega (salvo el de la Paz que se celebra en Oslo).

Todo ello transcurrirá sin medidas de seguridad especiales, señalaron a Efe fuentes de la organización, aunque el sábado por la mañana sí se reforzarán al estar previstas sendas manifestaciones de grupos cercanos a la extrema derecha e izquierda.

Los Premios Nobel han recorrido este año, como es habitual, las más importantes facetas del saber.

Así, en un incierto panorama económico que tiene en jaque al Viejo Continente, el Nobel de Economía buscó este año respuestas al otro lado del Atlántico, al premiar a los estadounidenses Thomas Sargent y Christopher Sims por "sus investigaciones empíricas sobre las causas y efectos en la macroeconomía".

Y aunque Sims ha advertido de que no hay una respuesta fácil, también cree que los métodos desarrollados, de forma independiente pero complementaria, por ambos "son esenciales para encontrar la salida a este lío" de la crisis económica.

Y nada más humano que el sistema inmunitario, que conocemos mejor gracias a los trabajos de Bruce Beutler y Jules Hoffmann sobre "la activación de la inmunidad innata", y los de Ralph Steinman, que descubrió "la célula dendrítica y su papel en la inmunidad adaptativa", lo que les ha valido el Nobel de Medicina.

Beutler (estadounidense), Hoffmann (francés nacido en Luxemburgo) y Steinman (canadiense) han proporcionado nuevos datos sobre la activación del sistema inmunitario y abierto nuevas vías para la creación de terapias contra las infecciones y el cáncer.

Sin embargo, este Nobel de Medicina pasará a la memoria popular por darse a título póstumo. Steinman falleció tres días antes de darse a conocer el fallo pero finalmente la Academia mantuvo su decisión pues obró "de buena fe", ya que cuando hizo público el premio aún no se sabía que había muerto.

Humanidad y determinación derrochan las Nobel de la Paz. La presidenta liberiana, Ellen Johnson Sirleaf, las activistas Leymah Gbowee, de Liberia, y Tawakkul Karman, de Yemen, han sido distinguidas por "su lucha pacífica por la seguridad de la mujer y por los derechos de las mujeres para participar de lleno en las labores de construcción de paz".

El Nobel de Química es para un descubrimiento "imposible", o al menos así lo consideró la comunidad científica. El químico israelí Dan Shechtman tuvo que luchar para que se reconociera la existencia de los "cuasicristales", que han transformado la forma de concebir la materia sólida y se está experimentado con ellos en algunos materiales por su gran dureza.

Una actividad tan antigua como el hombre, mirar la cielo en busca de respuestas, le valió el Nobel de Física a los astrónomos estadounidenses Saul Perlmutter, Brian Schimdt y Adam Riess por "el descubrimiento de la expansión acelerada el Universo a través de la observación de las supernovas distantes".

El Universo no se expande cada vez más despacio, como se creía, sino que lo hace a más velocidad, lo que lleva a los científicos a especular sobre la existencia de la "energía oscura", de la que casi nada se sabe pero que podría ser la responsable de este fenómeno.

Y la poesía se viste de gala en la figura del sueco Tomas Tranströmer, galardonado con el Nobel de Literatura por su poesía austera y concreta que "ofrece imágenes densas y diáfanas" además de una "nueva vía de acceso a lo real".

Tranströmer, que en 1990 sufrió un derrame cerebral el cual le redujo el habla y la movilidad, muestra en su obra el interés por la naturaleza, la música, los sueños y el gusto por las metáforas claras y expresivas. Pero además de hablar al espíritu del hombre, este poeta es psicólogo, lo que llevó a trabajar en centros penitenciarios para rehabilitar a delincuentes juveniles.

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