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La efigie de león febres cordero mide 5 metros de altura

La escultura se contradice con el personaje

La escultura se contradice con el personaje
22 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

Las esculturas en las que trabaja el español Víctor Ochoa no son pensadas para permanecer en una vitrina. Lo demuestran los 5 metros de altura que le dio al rostro del expresidente y exalcalde de Guayaquil León Febres Cordero.

Desde sus primeras obras escultóricas Víctor Ochoa se ha dedicado a trabajar por encargo, todas multidimensionales. Hasta ahora ha retratado a personajes como el rey Juan Carlos de España, Camilo José Cela o Goya. Por su trabajo, ha recibido 12 premios, entre concursos y reconocimientos, uno de ellos es el Proyecto Concurso 11-M a las víctimas que murieron en el atentado terrorista en los trenes de Madrid, en 2004.

La escultura que trabajó sobre el expresidente de Ecuador se enfrenta a las contradicciones de quien gobernó Ecuador en el período en el que más violaciones a los derechos humanos se cometieron. Esto, según el análisis que realizó la Comisión de la Verdad de los gobiernos entre 1984 y 2008.

Según dijo Ochoa, en una entrevista con el Diario La Razón de España, estos personajes que representa a través del trabajo moldeable tienen en su expresión lo que ni ellos mismos sabían que tenían. Y es que Ochoa concibe ese trabajo de encargos desde la épica, desde una postura en la que todas las obras, indiferentemente de su tamaño, deben ser trascendentes.

¿León Febres Cordero quisiera reconocerse en la escultura de Ochoa? El ojo gacho, la mirada baja y sus cejas interrogándose han estado lejos de ser el punto de atención sobre la figura. La influencia de Ochoa como escultor es el expresionismo, marcado por el trabajo del francés Auguste Rodin, según el escultor guayaquileño Tony Balseca. Además, es un rostro, no un busto, como se lo ha calificado en algunas noticias.

Balseca trabajó en 2011 una escultura del personaje, y al igual que Ochoa, contrapone en ella el carácter autoritario y una mirada cabizbaja. Para Balseca, la obra está muy bien resuelta. Este escultor considera que una de las características más sobresalientes de la obra es el modelado que realiza Ochoa, con lo cual permite ver el trabajo de la expresión, la fuerza, la mimética del espíritu. “Ochoa ha intentado retratar a un líder de mano fuerte, pero permite ver que ya entra en su etapa de decaimiento, lo cual representa en su ojo gacho”, dice Balseca.

Sin embargo, a pesar del valor que se le atribuye a la obra, además de los 400 mil dólares de su costo, aún no tiene un espacio definido y adecuado para su apreciación.

Por un lado, la Planchada del Barrio Las Peñas, en la que se inició un proceso de cimentación para colocar el monumento en 2011, es considerada patrimonio cultural y su colocación perjudicaría el paisaje del lugar. Así lo ratificó el fallo a favor de una acción de protección para el Barrio Las Peñas presentado por las organizaciones Diabluma y Juventud Revolucionaria Alianza País el 31 de enero de 2012.

Una vez que la escultura fue retirada del Servicio Nacional de Aduana, donde permaneció más de un año a punto de ser declarada en abandono, el nuevo destino para su exhibición es el Malecón Simón Bolívar, a la altura de la calle Colón.

Este es el mismo espacio en el que funcionaba una de las pocas piletas construidas por el Municipio de Guayaquil, en la que se combinaba su efecto estético con juegos infantiles.

Pero en este espacio, además de limitar la exposición de la obra, tampoco podría exponerse, pues el defensor del pueblo, Ramiro Rivadeneira, exhortó al Municipio de Guayaquil a cumplir con lo determinado por la Comisión de la Verdad: desmantelar monumentos públicos y eliminar nombres de lugares públicos, incluyendo centros educativos, de personas responsables de violaciones de derechos humanos.

Para el escultor Marco Alvarado, este trabajo debería montarse en un lugar mucho más amplio, “quizás en una plaza”, menciona. Las razones para hacerlo serían las proporciones y el radio de visión que se requiere para exhibirla y que pueda ser apreciada.

“Me parece que en Las Peñas resultaba desproporcionada. En el nuevo emplazamiento propuesto por el Municipio es más amplio, sin embargo pienso que aún podría resultar visualmente incómoda para el transeúnte. Lo adecuado sería ubicarla en un sitio más amplio, una plaza o un parque”, dice Alvarado.

Sin embargo, las intenciones que plantea el Municipio de Guayaquil para colocarlo a esa altura del Malecón, sería para aprovechar el Paseo León Febres-Cordero, donde se ubican otros monumentos de expresidentes guayaquileños.

Esto, a pesar de que la obra de Ochoa no cumple con los estatutos del resto: tamaño, cuerpo entero, banda presidencial. En Guayaquil no existe otro tipo de escultura con características similares a las que trabajó el escultor español, además de la Fragua de Vulcano, que también es de su autoría.

Este monumento se encuentra en la Plaza de la Administración -entre el Museo Municipal y la Gobernación del Guayas- y retrata la reunión convocada por José de Antepara, en la que junto a otros guayaquileños decidieron los últimos detalles del 9 de Octubre de 1820.

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