La actriz Astrid Hadad utilizó al cabaré a manera de protesta
Dicen que La Malinche vendió a México. Ella, una indígena que fue entregada como esclava junto con otras 20 mujeres, le sirvió al conquistador español Hernán Cortés como traductora del idioma de los nativos. Luego, le dio a su primer hijo. Su historia representa el mestizaje de la nación, por lo que hubo historiadores que la llamaron traidora. La acusación bíblica hacia Eva se repite en la conquista.
Astrid Hadad toma la figura de La Malinche, entre otras tantas, para su propuesta de cabaré. Esta es su manera de contar la historia para reflexionar sobre ella desde el presente. Para Astrid, el cabaré al que mucha gente concibe como ‘puras plumas’, además de vestuarios estrambóticos y música, es pura política y reflexión.
Su carrera empezó con dos leyendas del movimiento cabaretero mexicano y latinoamericano, Liliana Felipe y su pareja, Jesús (Jesusa) Rodríguez. Con ellas emprendió una gira por Europa con el montaje de la obra Dona Giovanna (1985), a partir de la ópera Don Giovanni, de Mozart.
En esa gira, planteada a Rodríguez para homenajear a Mozart, conoció los cabarés alemanes. Entonces supo que había que inventarse algo nuevo. El cabaré que le interesa a Astrid Hadad -y el que construye desde entonces- tiene que ver con el sol y el color de Latinoamérica.
“El cabaré que me inventé tiene rancheras, rumba, boleros, rock and roll y música popular. Además aprovecho para hablar allí de otras cosas, hacer crítica política y social”, dice Hadad en una entrevista con este Diario horas antes de su primera presentación pública en Ecuador, durante el Festival Internacional de Artes Vivas, en Loja (FIAVL).
La obra que presentó en plazas públicas de Loja se llama Tierra misteriosa. En su primera entrada representa a la cultura Maya con un gran vestido largo en forma de pirámide con grabados en formas de cuadro. Con cada vestuario intenta reforzar la idea de sus textos y lo mezcla con su gusto por la pintura y las artes plásticas. No es raro ver a Astrid Hadad vestida como una calaca o representando los caprichos de Goya a su manera.
A través de su mirada sobre la historia de México piensa en todo el continente. Habla de cómo todos los pueblos latinoamericanos fueron colonizados y de que, aunque en cada país hubo culturas distintas y los procesos de colonización varían, siempre hubo violencia para prohibir una cultura e imponer otra.
Hadad creía que podía ser cantante pero no le bastó, estudió ciencias políticas y con el cabaré encontró una manera de decir y mostrarse.
Piensa que los países de Latinoamérica cada vez tienen los grilletes más grandes, que no son las fronteras las que arruinan a la gente, sino “la monopolización de nuestras mentes”.
En Loja se siente en una ciudad distinta, ve a la gente sentir “el orgullo de la tierra, de la pertenencia, siempre el hecho de pertenecer y defender es bueno. El hecho de que hayan o no fronteras es lo de menos, lo importante es cuando las fronteras están en tu mente”, dice Hadad.
Piensa su trabajo como un acto de resistencia y protesta. “Estamos con nuestra mente tan manipulada que creemos que no existen otros caminos y que lo que nos dan es lo único que hay. Lo que intenta demostrar el cabaret es que sí hay caminos. De lo que trata el cabaret es de lo mismo que trata la lectura y el arte, hacer a la gente más libre en su pensamiento”. (I)
De la academia al escenario
→Astrid Hadad nació en Chetumal, una ciudad costera ubicada en la península de Yucatán. Hadad viajó a la capital mexicana en los 70 para estudiar ciencias políticas, en la Universidad Autónoma de México. Allí se vinculó con las artes escénicas.
2 presentaciones de ‘Tierra misteriosa’ hizo en Loja, en el marco del Festival de Artes Vivas.
Muestra en el moma
→La actriz prepara una intervención para el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), en abril.
