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Escritor Sergio Ramírez reinventa el lenguaje

El autor mantuvo un diálogo sobre dos de sus últimas novelas en la sede de la Librería Española, en Riocentro Entre Ríos, en la vía a Samborondón.
El autor mantuvo un diálogo sobre dos de sus últimas novelas en la sede de la Librería Española, en Riocentro Entre Ríos, en la vía a Samborondón.
Foto: José Morán / EL TELÉGRAFO
02 de marzo de 2018 - 00:00

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez llegó a Guayaquil junto con su esposa la noche del pasado martes. Llovía con el calor del trópico, pero “nosotros somos animales de sangre caliente, en Nicaragua tenemos el mismo calor”, manifestó su esposa Gertrudis, mientras lo esperaba en el entremés de una de las entrevistas que dio el autor.

Ramírez vino a Guayaquil en los años 90, cuando el Malecón no estaba regenerado. Vio sus cambios hace unos pocos años y ahora le parece interesante la propuesta entre el pasado y el presente en la arquitectura que mira al río. En casi todas sus visitas fue un diplomático que llegaba al Ecuador.

Esta vez lo hizo para presentar su nueva novela Ya nadie llora por mí, y como ganador del Premio Cervantes, uno de los reconocimientos más importantes de la lengua española, cuya ceremonia de entrega será en abril.

La visita de Ramírez fue auspiciada por la Empresa Pública de Turismo, presidida por Gloria Gallardo, como parte de las actividades previas a la Feria Internacional del Libro de Guayaquil. Esta se realizará del 5 al 9 de septiembre en el Centro de Convenciones.

En Guayaquil, Ramírez volvió a ver la ciudad desde el hotel y la noche del miércoles presentó su novela en un conversatorio con la crítica literaria y docente Cecilia Ansaldo, en la nueva sucursal de Librería Española, en el Riocentro Entre Ríos, vía a Samborondón.

Allí, el exvicepresidente de Nicaragua en la época revolucionaria, disidente del sandinismo y escritor, recibió las llaves de la ciudad de las manos de Gloria Gallardo. Luego dialogó con Ansaldo sobre Sara, una publicación de 2015 y sobre su más reciente novela. En el público la mayoría eran señoras atentas.

En Sara, Ramírez reinventa un personaje bíblico, la mujer de Abraham, quien con extrañeza ante un anuncio divino logró, según el Antiguo Testamento, tener un hijo en la longevidad.

Sara es para Ramírez una mujer que representa a la sociedad patriarcal bíblica, al rol femenino en un medio que, a decir del autor, no ha cambiado demasiado en nuestros países latinoamericanos.

En una crítica sobre esta novela, el peruano Julio Ortega considera que al nombrar ‘a la voz de Dios’ como el personaje del mago y darle la voluntad de autor omnisciente convierte al autor en el verdadero precursor del “realismo mágico” de la novela latinoamericana.

Para Ramírez el realismo mágico utilizó otro tipo de lenguaje al que él emplea, más rimbombante. Cree que “el realismo mágico nació y murió con García Márquez. El resto fueron solo invitados”.

Esta propuesta en la que Ramírez reescribe y reinterpreta un fragmento del Antiguo Testamento desde la contemporaneidad tiene un lenguaje completamente distinto a su reciente novela Ya nadie llora por mí.

Las historias son en sí mismas distantes. En esta última obra el autor volvió a experimentar con la novela negra. Aquí su protagonista es Dolores Morales, un policía retirado hace muchos años, cuya biografía es de fácil acceso en Wikipedia.

Ramírez dijo que decidió el nombre de su personaje porque en Nicaragua es un homónimo repetido que le gusta, no por ninguna inclinación ética del personaje.

En esta novela, el autor cumple con aquello de hacer memoria sobre el lenguaje que utiliza para los diálogos, con frases que tal vez ya no se pronuncian tanto porque fueron reemplazadas por otras.

Al mismo tiempo juega, como lo haría su compatriota Rubén Darío, con la idea de inventarse un nuevo lenguaje.

En una entrevista con este diario sostuvo que “en América Latina vivimos una realidad anormal, nos salimos del canon de la institucionalidad como está escrita en las constituciones”.

Considera que “la ley es perfecta pero por debajo están las grandes fallas que atraviesan la realidad. Todas estas distorsiones de alguna manera van a dar a la literatura, es imposible filtrarla. Tal como veo y siento la literatura está ligada a esa realidad que me toca vivir”. (I)

Bibliografía

Sara (2015)

Esta vez la mujer de Abraham, ese ser bíblico, cuenta la historia desde su versión.

Ya nadie llora por mí (2017)

El investigador Dolores Morales va tras la pista de la hija desaparecida de un millonario.

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