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El Rijksmuseum 'actualiza' los nombres de su colección

‘Cabeza de hombre’, de John Simpson, ha tenido distintas denominaciones. La original es ‘Cabeza de negro’.
‘Cabeza de hombre’, de John Simpson, ha tenido distintas denominaciones. La original es ‘Cabeza de negro’.
Foto: rijksmuseum
19 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El Rijksmuseum de Ámsterdam decidió cambiar a fines de 2015 los nombres de las obras que fueran ofensivos o que apelaran a la raza, la religión o a ciertas diferencias físicas. Por ejemplo, el cuadro ‘Joven negra’, de Simon Maris, se convertiría en ‘Joven con abanico’.

Martine Gosselink, responsable del departamento de Historia del Rijksmuseum, es quien trabajó el proyecto. Con él busca evitar vocablos como negro, cafre, indio, enano, esquimal, moro o mahometano, considerados despectivos.

En una entrevista con diario El País de España, Gosselink admitía que su plan no era fácil, porque la búsqueda de alternativas supone dar con apelativos precisos para los miembros de amplias poblaciones aborígenes que han pasado a la historia del arte solo como indios o negros, sin distinción de la tribu original.

Sin embargo, el museo nacional holandés, que cuenta con un millón de obras de las cuales 250.000 están ya digitalizadas, espera haber cambiado para mediados de 2016 los rótulos de cerca de 300 dibujos, grabados o lienzos conflictivos.

“Las piezas sobre las que trabajamos reflejan personajes o situaciones en Brasil, Surinam (antigua colonia holandesa en el Caribe) e Indonesia. En un caso concreto, la situación es singular. Los descendientes de un grupo de esclavos no quieren que cambiemos nada. Sus antepasados eran originarios de Angola y Ghana, pero fueron llevados a Surinam. En un momento determinado de la era colonial escaparon a la selva y desean que se les siga recordando con el apelativo tradicional. En holandés es bosneger, y podría traducirse como negro de la jungla. Aunque se ve ofensivo desde los años sesenta, están orgullosos de conservarlo porque recuerda la gesta de escapar a la esclavitud y establecerse por su cuenta”, explica Gosselink.

Cambiar los nombres de los cuadros supone un trabajo de investigación continuo con el cual se pueda determinar los grupos étnicos de las imágenes representadas, a pesar de la oposición de los entendidos del arte. (I)

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