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El Premio Nobel de Literatura, historia de desprestigio

La última reunión de la Academia Sueca para escoger al Premio Nobel de Literatura, en 2017.
La última reunión de la Academia Sueca para escoger al Premio Nobel de Literatura, en 2017.
Foto: Academia sueca
13 de marzo de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

A inicios del año pasado la Academia sueca desclasificó los documentos sobre las razones por las que no le entregó el Premio Nobel al argentino Jorge Luis Borges. Meses después tuvo que suspender la premiación anual por un escándalo de corrupción y abusos sexuales.     

“Es demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura” habría dicho Anders Osterling, la cabeza del jurado del premio sobre Borges, según reveló el diario sueco Svenska Dagbladet en base a documentos de la Academia.

A pesar de esta documentación, se sabe que tras el rechazo a premiar la obra de Borges hubo razones políticas, como su acercamiento a Augusto Pinochet, en 1976, durante la dictadura chilena.

Luego de que Borges criticara la obra de Artur Lundkvist, quien fue miembro de la Academia desde 1968, este dijo que “la sociedad sueca no puede premiar a alguien con esos antecedentes”, refiriéndose a la visita de Borges a Pinochet.

Dos premios por el escándalo
Solo tres veces en la historia la Academia sueca ha entregado la condecoración a dos autores al mismo tiempo: 1917, 1966 y 1974. En los tres casos, se repartió el valor del premio.

Este año, la Academia decidió volver a nombrar a dos ganadores, uno por el año que no se entregó y otro por el que corresponde.

“El premio de 2018 debió quedar vacío como una constancia del escándalo”, sugirió la secretaria de la institución, Sara Danius, una de las denunciantes y quien renunció tras el escándalo.   

La crisis de la institución que entrega uno de los reconocimientos más millonarios ($ 966.300) e importantes del mundo, empezó luego de que un periódico sueco publicara las denuncias de 18 mujeres al fotógrafo Jean Claude Arnault.

Lo acusaron de acoso sexual y abuso físico durante un período de más de 20 años.

Arnault está casado con Katarina Frostenson, poeta, miembro de la academia. Las denuncias de abuso involucran el club Forum, que Arnault y Fristenson abrieron a finales de los 80 para actividades culturales con financiamiento de la Academia.

Arnault fue sentenciado en octubre pasado, a dos años por una violación cometida en 2011.

Cuando surgió el escándalo, otro medio de comunicación denunció que Arnault filtró los nombres de siete de los ganadores del Premio Nobel de Literatura a casas de apuestas, entre ellos el del último ganador, el músico Bob Dylan.

La Fundación Nobel había amenazado con despojar a la Academia Sueca de su papel en la concesión del premio tras los escándalos.

Con sus 18 miembros la Academia tomó algunas decisiones para “restablecer la confianza en la institución”, entre ellas “lamentar los incidentes” sin que presentara una postura clara sobre el escándalo sexual.

Otra acción para lavar su imagen fue reemplazar a Katarina Frostenson como miembro de la Academia por la finlandesa Tua Forsström.

Otra medida fue la modificación del estatuto, que permite la renuncia de los miembros, además de la elección de nuevos y el rechazo de los que están “sujetos a conflicto de intereses o investigación criminal”.

Además se han designado cinco miembros externos independientes, que pretenden proporcionar “nuevas perspectivas valiosas” y ayudar a elegir a los galardonados. Sin embargo, aún hay miembros que están desde antes del escándalo. 

En el mundo literario existe la sospecha de que para reivindicarse, la Academia nombraría ganadores a figuras relevantes para la literatura actual como “Margaret Atwood, Oates u otra por el estilo, quienes, por cierto, a mi juicio lo merecen”, dijo Fernando Aramburu para el ABC de España.

Fernando Iwasaki dijo que “tenía un respeto muy grande por los Nobel de Literatura, pues imponía cierta aprensión que Kafka, Proust, Borges y Joyce no lo hubieran obtenido, ya que esas inexplicables omisiones connotaban rigores, dificultades o exigencias insalvables”. (I)   

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