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Sala de lectura de Uartes lleva el nombre del escritor

“El mejor homenaje a Miguel Donoso es leerlo”

La biblioteca tiene 20.546 ejemplares de libros y revistas, 120 títulos en calidad de donación relacionados con el arte, la literatura, música, cine, derecho, etc. Foto:  William Orellana / El Telégrafo
La biblioteca tiene 20.546 ejemplares de libros y revistas, 120 títulos en calidad de donación relacionados con el arte, la literatura, música, cine, derecho, etc. Foto: William Orellana / El Telégrafo
20 de mayo de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Entre 20.546 ejemplares y al menos 200 personas se leyeron fragmentos de ‘Henry Black’, considerada una de las novelas más vanguardistas del escritor guayaquileño Miguel Donoso Pareja. Bajo su nombre estarán contenidos estos ejemplares en la Universidad de las Artes de Guayaquil.  

Inaugurar la sala de lectura de la Universidad de las Artes con el nombre del escritor recientemente fallecido es más que un homenaje, decía en su discurso el ministro de Cultura y Patrimonio, Guillaume Long. Para él, como para los asistentes al primer homenaje póstumo -además de todos los que se han escrito-, que se inaugure esta sala de lectura con el nombre de Donoso es importante, pero lo principal será que “esta sala de lectura esté llena”, dijo ante el público Miguel Donoso Gutiérrez, hijo del escritor, agregando que “el mejor homenaje posible al escritor, es leerlo”.

Long reiteró que este espacio, así como la Universidad de las Artes en general, está cargado del espíritu de Miguel Donoso Pareja: persistente, político, literario, rigor crítico y autocrítico. “Esta universidad es un proyecto orgullosamente político, porque la cultura y la política están sumamente ligadas, no como nos quieren hacer creer, que pueden ser independientes”, expresó Long.

Los talleristas congregados en el Salón Simón Bolívar resaltaron el poder del maestro en el oficio de la escritura, de cuánto costaba explicarle a Donoso la intención de la escritura en un cuento. Ese era uno de los peores momentos, dijo Clara Ayala, una de las talleristas prolongadas que tuvo Donoso.

Jorge Velasco Mackenzie prefirió cambiar la nostalgia que le produce recordar al maestro por aproximar al público a sus preferencias cercanas y, a la vez, distantes a la escritura:el fútbol o la comida.

Eduardo Varas, entre anécdotas, resaltó la importancia de la lectura atenta del escritor y la necesidad de esta en el oficio.

Desde este lunes, la sala de lectura de la Universidad de las Artes quedó abierta a la comunidad en busca de perpetuar la memoria. (I)

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