El ‘Libro Rojo’ es la brújula de Pérez (GALERÍA)

Fue hace 100 años cuando el psicólogo suizo Carl Jung empezó a escribir e ilustrar un hermoso y pesado manuscrito forrado en cuero rojo y en cuya portada se lee, en impecables letras doradas Liber Novus (Libro Nuevo en latín), que hoy se conoce como el Libro Rojo.

En su interior guarda un universo de diablos, dioses y criaturas mitológicas que a primera vista parecerían salidos de la época medieval. Se trata, en realidad, de un manifiesto en el que Jung realiza un viaje interior hacia su subconsciente, para reconectarse con su alma.

Jung fue uno de los fundadores de la escuela analítica dentro del campo de la psicología. Creía, y sus seguidores lo mantienen, que el interior de las personas -su subconsciente, su inconsciente y todo lo que allí subyace aunque no se manifieste externamente- no solo merece atención, sino una exploración intencional y compleja, cuya meta es la renovación personal.

El Libro Rojo permaneció guardado en la bóveda de un banco suizo durante 23 años, hasta que fue reeditado y publicado en 2009. Unos años después, un joven artista quiteño lo encontraría en la biblioteca de su universidad, y el libro se convertiría en la brújula de un viaje personal y artístico al interior de sí mismo.

Gabriel Pérez se metió de lleno en el mundo del arte luego de un breve paso por la medicina. Siempre le gustaron las ciencias, pero su inquietud por la fotografía, el dibujo y la pintura lo acompañan desde pequeño. Mientras estudiaba en la universidad Emily Carr, en Canadá, la visión de un niño aparecía constantemente en su cabeza y esto lo llevó a plasmarlo en un lienzo.

El personaje aparece retratado en 3 cuadros de Pérez (Arpía, Polar y Panda), -ataviado con una enorme capucha amarilla y una mirada entre tímida y desafiante que interpela al espectador- posando en medio de espacios abiertos, naturales, junto a animales en peligro de extinción.

Esa serie, llamada ‘Creación’, es el primer paso con el que Pérez inicia su camino hacia una exploración interior. Con el tiempo, y a partir de ese encuentro con el Libro Rojo, la obra empezaría a volverse cada vez más simbólica y la técnica pasaría de los cuadros de gran formato, en óleo, a los dibujos con esfero azul y negro, que forman la serie ‘Indagación’.

En ellos hay una fuerte carga de los símbolos jungianos que al artista lo guiaban en su búsqueda:el árbol como símbolo de seguridad en Guardián del Génesis; un dragón, un pulpo o un tiburón martillo que remiten a la sabiduría ancestral en Llamado;o un ojo en cuyo centro asoma un átomo amarillo, rojo y verde (que Pérez llama “el átomo del ser”) en La Vía del Sí-Mismo.

La serie ‘Renovación’, en la que el artista se pone en escena a través de autorretratos y experimenta con la fotografía y la ilustración digital, completa una trilogía llamada El Génesis del Sí-Mismo, el registro de esa búsqueda espiritual y artística que Pérez presentó por primera vez en abril de 2013, en la galería quiteña Pentasiete y que ahora se exhibe en el Museo de las Conceptas de Cuenca como parte de Conscia Conscientia, que fue inaugurada el miércoles.

La exposición, que permanecerá abierta hasta julio, incluye 3 series fotográficas que conforman la muestra ‘Perceptiva’, en la que el artista quiteño usa la técnica de doble exposición en fotografías análogas de paisajes y espacios naturales para reinterpretarlos. Con esta obra, Pérez obtuvo el primer lugar del concurso de fotografía que realiza anualmente la Universidad San Francisco de Quito. El resultado de ese viaje interior, que, según el artista, varía por completo para cada individuo, culmina en un libro realizado a mano que será expuesto junto a sus obras, en Cuenca.

“El viaje es personal, pero las ideas plasmadas en las obras son totalmente universales”, asegura.