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El festival Lollapalooza convoca a más de 100 mil personas en Chile

El conocido ‘Lollapalooza’ se realiza en el Parque O’Higgins, un recinto verde de 80 hectáreas en Chile. Foto tomada de k30
El conocido ‘Lollapalooza’ se realiza en el Parque O’Higgins, un recinto verde de 80 hectáreas en Chile. Foto tomada de k30
17 de marzo de 2015 - 00:00 - Alejandro Tapia, especial para El Telégrafo

Si se trata de eventos del mundo del espectáculo, el verano en Chile se divide en dos. Desde 1960 y en febrero se realiza el conocido Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, con artistas que van desde Ricardo Arjona hasta Cat Stevens, mientras que desde 2011 y en marzo es el turno de Lollapalooza, un festival de origen estadounidense que ofrece rock, indie, electrónica, punk, hip hop y diversos estilos musicales que han cautivado a los jóvenes chilenos.

La quinta edición de Lollapalooza, que se realiza en el Parque O’Higgins -un recinto verde de 80 hectáreas donde cada 19 de septiembre se efectúa el tradicional desfile militar chileno- se llevó a cabo este fin de semana, con más de 100 mil asistentes.

Aunque en la edición de 2014 el evento congregó a 140 mil personas, la última edición de ‘Lolla’ concluyó con un cartel de bandas no tan masivas como en años anteriores, pero sí con la consolidación de su marca, es decir, una estupenda organización.

A diferencia de otros eventos musicales que se realizan en Santiago, en Lollapalooza los recitales comienzan a la hora, hay amplia seguridad, muchos baños, grandes espacios al aire libre, buen sonido y lugares para toda la familia, como Kidzapalooza, espacio especialmente dedicado a los niños.

Por primera vez, el festival se transmitió en vivo y en directo por la televisión por cable y además contó con personal especializado para sordos.

En Chile, este festival suele ser tema de conversación por sus altos precios -la entrada para ambos días oscila entre $ 120 y $ 220, pero también por los adolescentes que asisten, muchos de ellos han transformado Lollapalooza en una suerte de pasarela de moda, en vez de estar atentos a los números musicales.

En la “parrilla” de este año destacó el show de Robert Plant, exvocalista de Led Zeppelin, que dio una clase magistral de interpretación musical, tanto con los éxitos de su antigua agrupación como con su elogiada carrera solista.

Dando cuenta de su vigencia, Plant montó un show que posee una raíz y cadencia de la música del norte de África, fusionando los sonidos norafricanos con hard rock, blues y folk, incluso con matices electrónicos, además de la “profanación” de los temas de Zeppelin. Pero Plant, de diálogo permanente con la audiencia chilena, sorprendió al rematar su show con dos antiguos himnos, pero en clave totalmente zeppeliana: Whole Lotta Love y Rock and Roll. “¡Roberto! ¡Roberto!, coreó la audiencia, transformando al español el nombre del músico británico.

Pero también los chilenos disfrutaron de la potencia de Jack White y de agrupaciones tan diversas como Cypress Hill, los mexicanos de Molotov, St. Vincent, The Specials, Smashing Pumpkins, Kasabian, Interpol y Kings Of Leon, que cerraron la edición del domingo con un público exhausto.

Esta vez, la electrónica y el electropop tuvo una de sus más exitosas jornadas, con exponentes como Calvin Harris, Skrillex y Rudimental, que hicieron saltar a la masa. En plano de las bandas chilenas, los ritmos más étnicos, progresivos y folclóricos estuvieron representados en el grupo Congreso, Ana Tijoux y Camila Moreno.

La nota más baja tuvo que ver con Jorge González, exlíder de Los Prisioneros, que debió cancelar su concierto a causa de su delicado estado de salud.

Como nunca antes, el público de Lollapalooza no se hace mayor problema en estar escuchando lo último de la moda neoyorquina o londinenses con bits de Violeta Parra o Víctor Jara. Muy “a la chilena”.

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