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El 'efecto dominó' de Caravaggio trascendió por generaciones

‘La cena de Emmaus’ (1601), encargada por el mecenas Ciriaco Mattei, se presenta en la exhibición.
‘La cena de Emmaus’ (1601), encargada por el mecenas Ciriaco Mattei, se presenta en la exhibición.
Foto: The National Gallery
15 de octubre de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres- Inglaterra

La National Gallery, el principal museo de arte de Londres, inauguró esta semana una exposición sobre el ‘efecto dominó’ de la diversa influencia que tuvo la obra del artista italiano Caravaggio (1571-1610) en toda una generación de pintores de su época, como también en artistas que le siguieron.

Beyond Caravaggio (Más allá de Caravaggio), que estará abierta hasta el próximo 15 de enero y que incluye medio centenar de pinturas, explora en profundidad de qué forma los cuadros del revolucionario maestro milanés inspiraron a otros artistas, seducidos por su original técnica, el intenso naturalismo de sus composiciones y el brillante uso de la luz –claroscuro–.

Como explicó en 1672 el historiador italiano Giovan Pietro Bellori: “Los pintores por entonces en Roma estaban muy impresionados por su innovación y en especial los más jóvenes, que iban a visitarlo y lo elogiaban como el único verdadero imitador de la naturaleza. Ellos consideraban sus cuadros como milagros, y muchos trataron de imitarlo”. Caravaggio no tenía alumnos ni viajaba demasiado y murió a los 39 años. Sin embargo, su influencia en la historia del arte fue muy amplia y diversa.

A partir de 1600, artistas de distintas partes de Europa viajaban a Roma solo para ver sus cuadros y muchos intentaron imitar su naturalismo, como también el efecto del claroscuro, entre ellos Orazio Gentileschi, Valentín de Boulogne, José de Ribera y Gerrit van Honthorst.

Fue así como los cuadros, tanto de Caravaggio como de sus seguidores, terminaron siendo muy buscados en las décadas posteriores a su muerte, aunque dejaron de estar de moda para mediados del siglo XVII.

La exposición en la National Gallery, que en 2017 saldrá de gira por la Galería Nacional de Irlanda, en Dublín, y posteriormente a la National Gallery de Edimburgo, ofrece al público una oportunidad única de descubrir un gran número de tesoros poco conocidos que se encontraban en museos y galerías británicos e irlandeses. La mayoría de los 49 cuadros de la muestra proviene de museos, casas de campo, castillos, iglesias y colecciones privadas del Reino Unido e Irlanda.

Más allá de Caravaggio comienza explorando los primeros años del artista milanés en Roma, donde produjo obras admirables que retrataban a jóvenes, músicos, tahúres y adivinos. Estos cuadros eran considerados como muy originales, principalmente por su temática cotidiana y su luz de un naturalismo hasta entonces desconocido.

En la exposición londinense, el cuadro ‘Chico mordido por una lagartija’ (1594-5) aparece colgado junto a la pintura de Cecco del Caravaggio, ‘Un músico’ (1615); ‘El adivino’ (1615-20), de Bartolomeo Manfredi, y la obra maestra de Georges de la Tour, ‘El tramposo del as de tréboles’ (1630-34).

La inauguración del primer encargo público de Caravaggio en 1600 causó verdadera sensación y rápidamente llevó a que el artista recibiera más encargos de distinguidos mecenas, incluido Ciriaco Mattei, para quien Caravaggio pintó ‘La cena de Emmaus’ (1601) y el recientemente descubierto ‘La captura de Cristo’ (1602).

Ambos cuadros fueron incluidos en la exposición y dan cuenta de cómo la innovadora práctica pictórica de Caravaggio y su inusual uso del claroscuro no solo fueron emulados por artistas, sino que sirvieron como punto de partida para la exploración de nuevas técnicas de luz en la pintura.

Fue así como creadores de la talla de Giovanni Baglione, a partir de cuadros como ‘El éxtasis de San Francisco’ (1601) o Artemisia Gentileschi, con su ‘Susana y los ancianos’ (1622), elevaron la técnica de Caravaggio dándole una impronta personal a sus inspiraciones.

Caravaggio viajó dos veces a Nápoles, ambas escapando de la justicia (la primera tras haber cometido un asesinato). El Reino de Nápoles era entonces parte del Imperio español y sede de muchos artistas españoles, como el genial José de Ribera, que cuenta con tres cuadros en la exposición de la National Gallery, incluido ‘El martirio de San Bartolomé’, de 1634, una de las obras maestras del valenciano.

Varios artistas napolitanos también frecuentaron Roma a finales del siglo XVI y principios del XVI, cuando tuvieron la oportunidad de ver las primeras obras de Caravaggio. Uno de ellos fue el italiano Mattia Preti, quien inspirado por Caravaggio creó ‘Jugadores de damas’ (1635), también incluido en la muestra.

Tal vez el mayor legado de Caravaggio fue su inagotable poder para contar historias. El milanés logró dar nueva vida a las tradicionales historias bíblicas, muchas veces borrando las diferencias entre temas sacros y profanos, como en ‘Juan Bautista’ (1603-4), que en la muestra londinense está acompañado por la obra maestra de Nicolas Régnier,  ‘San Sebastián atendido por Santa Irene y sus sirvientes’ (1626–30), y por ‘Cristo ante los doctores’, de Gerrit van Honthorst (1617).

Seducidos por el poder de los cuadros de Caravaggio, artistas siguieron emulándolo incluso después de su muerte, aunque a mediados del siglo XVII su técnica naturalista comenzó a ser rechazada y fue reemplazada por una tradición más clasicista de la pintura.

“La National Gallery es muy afortunada en contar con tres cuadros del talentoso italiano, cada uno de ellos perteneciente a una época distinta de su carrera. Pero normalmente no mostramos estas obras en su contexto”, declaró Letizia Treves, comisaria de la exposición.

“La inspiración de esta muestra provino de nuestro interés a la hora de exponer los cuadros con otros pintados por seguidores de Caravaggio, y así demostrar la extraordinaria diversidad de su influencia en toda una generación de pintores”.

El director de la National Gallery, el italiano Gabriele Finaldi, consideró que a casi cuatro siglos de su muerte, el arte de Caravaggio “sigue manteniendo su poder de inspiración, asombro y sorpresa”.

“Esta exposición muestra cuán revolucionaria era su obra pictórica, la misma que fue admirada y también repudiada en igual medida por sus contemporáneos. Esas pinturas tuvieron un impacto profundo en las mentes e inspiración de decenas de artistas a lo largo de todo el continente europeo, dando lugar a un verdadero fenómeno internacional”, concluyó Finaldi. (I)

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