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Al menos tres propuestas consiguieron aportes a través de esta vía

El crowdfunding gana cada vez más terreno para ejecutar proyectos artísticos

El crowdfunding gana cada vez más terreno para ejecutar proyectos artísticos
11 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Los Swing Original Monks lograron recaudar el 135% del presupuesto que se habían planteado para terminar su segundo disco, producido junto a Visitante, de la agrupación Calle 13, durante 2014. Lo hicieron con un financiamiento colectivo: a través de 216 aportantes entre fans, amigos y familiares consiguieron $ 13.500 con la campaña #Labandaquemezclatodo, en Catapultados.com, una plataforma crowdfunding ecuatoriana.

ALBA, la ópera prima de la quiteña Ana Cristina Barragán, estrenada hace una semana en el Festival Internacional de Cine de Róterdam, logró financiar con el aporte de 65 personas un poco más del 100% de su meta ($ 10.000), a través de la misma plataforma que lo hizo la banda musical Swing Original Monks, con la campaña #AyúdanosaterminarAlba.

La muestra ‘Esencial’, de la ilustradora, artista urbana y fotógrafa La Suerte (Sofía Acosta) logró financiar el 105% de los $ 6.000 que se había planteado como meta a través de una campaña de crowdfunding con el portal La Vaca Digital, que antes ya había trabajado con grupos como la Mala Maña para financiar su gira por Europa. Logró que 85 personas sean parte de su proyecto a través de sus aportes.

En 2013, el camino que iniciaron algunos artistas ecuatorianos para financiar proyectos a través del crowdfunding, también conocido como financiación en masa o colectiva, parecía incierto. Quienes empezaron a buscar financiamiento para sus proyectos a través de este método, principalmente audiovisuales y artísticos, lo hicieron con poca experiencia respecto a los modelos de las plataformas de uso, entre las cuales no existía ninguna local.

Además, muchos de los realizadores se enfrentaron a una suerte de “desconfianza” sobre el uso de tarjeta de crédito en estas plataformas, pues el trabajo aún no está terminado.

La película Instantánea, dirigida por la guayaquileña Alexandra Mora y que prevé estrenarse este año, tuvo entre sus recursos de financiamiento la idea del crowdfunding. La campaña se realizó entre el 7 de febrero y 19 de marzo de 2013. La expectativa fue recaudar $ 20.000, sin embargo solo se llegó a $ 2.125. Bajo las condiciones de la plataforma estadounidense kickstarter, utilizada para su campaña, al no alcanzar la meta, lo recaudado no se entregó. Un año después, el cortometraje de ficción Crisálida, dirigido por Julia Silva, utilizó la plataforma argentina Idéame, con el objetivo de buscar apoyo regional.

No fue sino hasta que la campaña estuvo por concluir que conocieron que una de las cláusulas del portal para iniciar el proyecto era tener un anticipo del 10% del financiamiento. La meta era $ 4.000 y no alcanzaron el monto por el diseño de la campaña.

A pesar de los esfuerzos que se hicieron para lograr este financiamiento, el filme prevé hacer un preestreno en marzo e iniciar un año de recorrido en festivales, según detalla la productora Diana Freire.

En 2014, La Descorrupción, de María Emilia García, se planteó recaudar $ 10.000 a través del financiamiento colectivo, pero, según constató García, no alcanzó ni el 10%. Para ella una de las razones fue que “el crowdfunding no estaba adaptado a Ecuador”.

En el caso de La Descorrupción, la plataforma utilizada era una página norteamericana con sistema de PayPal. Varias personas interesadas en aportar al proyecto no pudieron hacerlo, pues el sistema rechazaba sus tarjetas de crédito. Además se percibía cierta desconfianza de los aportantes por usar su tarjeta con el proyecto. “Aún hay mucha desconfianza con internet”, aseguró García.

Entonces, el modelo de financiamiento de La Descorrupción trabajó en una forma de conseguir apoyo externo, pero esta vez validando la opción de depósito de cuentas, método con lo cual logró $ 2.000, con al menos 15 aportantes.

Las plataformas locales con las que ahora se concretan y empiezan a parecer exitosas las campañas de crowdfunding se adaptan al mercado local y logran generar una experiencia directa con los aportantes.

Entre las estrategias está aceptar pagos a través de depósitos, enviar correos recordatorios a quienes dieron click en ‘aportar’ y luego no lo concretan; además de vincular a los aportantes con beneficios concretos y aparecer en los créditos.

En el caso de la banda Swing Original Monks los aportes podían ser desde $ 10, por lo que se podía descargar el disco en digital; hasta de $ 2.000 con la ‘grata’ recompensa de tener a la banda en vivo.

A través de este método dos instituciones tendrán los conciertos de la banda: una empresa y un colegio, en el que todos los padres de quienes cursaban el último año de estudio decidieron hacer la tradicional recaudación para la fiesta de graduación, pero esta vez con Swing Original Monks incluido.

ALBA, de acuerdo a lo que detalla su productora Isabella Parra, se asoció con distintas compañías privadas para la recompensa. Además de aparecer en los créditos de la película entregaron ramos de flores, cenas en algún restaurante de la ciudad, entre otros objetos.

Desde entonces la experiencia del crowdfunding se adapta al mercado local, busca estrategias de funcionamiento más sintonizadas con la realidad local y empiezan a aparecer “personas que apoyan el arte en Ecuador”, como dice el equipo de ALBA en su anuncio de fin de campaña. (I)

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