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Entrevista / guillermo peyDró/ cineasta y doctor en historia de arte

El cine de arte: un territorio de diálogo para defender

Foto: Daniel Molineros.
Foto: Daniel Molineros.
03 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

El famoso Guernica está estampado en tazas de desayuno. Se trata de la obra que Pablo Picasso trabajó por encargo de la segunda república española durante la Guerra Civil para la exposición universal de París, del año 1937. Es una imagen del terror lista para quien quiera desayunar con el bombardeo de Guernica. “Esta imagen al día de hoy ha sido neutralizada y nos habla de la cultura de masas, del turismo cultural, de la sociedad del consumo, más que de una masacre a civiles”, dice el historiador de arte y cineasta español Guillermo Peydró.

La propuesta de Peydró busca a partir de obras como la de Picasso, la reconstrucción de significados, de retomar los orígenes de la obra de arte de un autor determinado y generar un diálogo entre culturas, que la obra de arte sea traducida a lenguaje cinematográfico para salir de su contexto.

Esa fue su labor durante la ‘Semana Cero’ organizada por la Universidad de las Artes en un taller con estudiantes, donde según dijo horas antes de tomar su vuelo de regreso a Europa, encontró las propuestas más creativas con las que haya trabajado. Peydró encontró nuevas lecturas sobre obras de arte que parecen homogéneas del otro lado del planeta.

A través de su experiencia, ¿cuáles son las posibilidades de generar un diálogo entre las artes visuales, como un territorio específico, y el cine?

El cine sobre arte es un campo dentro del cine que tuvo mucha importancia en el proceso de reconstrucción cultural de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, es un campo que permite poner en diálogo las tradiciones culturales de distintos países. Su funcionamiento es contrario a los nacionalismos, donde se intenta demostrar que la tradición cultural propia es mejor que la de al lado. Tiene que ver con todo el proceso que hubo en los 30 y 40 para que hubiera congresos, festivales, reunión de intelectuales, poetas, de forma periódica en distintas ciudades y se debatiera  lo que significaba Europa. La Unesco patrocinó el cine sobre arte como instrumento eficaz de diálogo.

A mí me gusta pensarlo desde el punto de vista de que esto no es solo una tarea de hacer una película sobre arte. Yo soy historiador de arte y es mi campo de estudio, pero creo que es algo más y que cuando un cineasta ecuatoriano hace una película de arte sobre Guayasamín y la vemos en España hay un diálogo cultural internacional que se pone en marcha y comprendemos mejor. Esto tiene unas determinadas consecuencias desde el punto de vista de cómo se leen las obras. Además genera otros puntos de vista sobre política; también establecer puntos de diálogo más sólidos y que estén más allá de los estrictamente económicos. Tiene que haber una contrapartida cultural y que se generen otro tipo de alianzas y las refuercen.

¿Qué propone?

Para mí esto debería ser un proceso internacional como lo fue en los años 40 y 50. Los festivales de cine creo que son exactamente eso: puntos de encuentro de cineastas internacionales que vienen a transmitirnos, enseñarnos un trozo de su propio país o su cabeza; estamos favoreciendo un diálogo cultural e internacional. Esto para mí es esencial cuando pensamos el campo de cine sobre arte y por qué filmar arte. Este es el subtexto.

Pero también debería tratarse de romper con la banalización de una obra, o su mitificación...

Por su puesto. Los museos, no todos, pero hay aquellos en esta tendencia actual (hacer que todo sea como un parque de atracciones), venden ‘merchandising’ de obras de arte y las banalizan completamente. Creo que el cine sobre arte puede ser un instrumento para recuperar el contenido original, el mensaje original y actualizarlo desde nuestro punto de vista presente.

En el caso de Ecuador, hay una cinematografía en crecimiento y una crítica constante al cine de autor porque estamos bombardeados del gran mercado de Hollywood, ¿cómo apostar por este diálogo desde los márgenes?

En España, el cine oficial en el que se mete todo el dinero público son películas que no tienen ninguna relevancia fuera de España. A nadie le interesa ese tipo de cine. Las películas que nosotros hacemos en los márgenes, sin subvenciones, están todo el rato en festivales internacionales.

Hollywood, desde Estados Unidos, ha desarrollado una política muy agresiva, vamos a llamarla ‘colonialismo cinematográfico’, que podría sonar exagerada como concepto, pero creo que es así. Ellos han tenido desde el principio una política doble de monopolio: para tener la película estrella te dan doce que no sirven para nada. Por otro lado, han tenido un proceso de descapitalización de las otras cinematografías, es decir que siempre que destacaba un cineasta europeo lo llevaban a hacer un cine de Hollywood. Han conseguido neutralizar la potencia económica de otras cinematografías. Al día de hoy está asumido que el cine que quiere ver la gente es Hollywood. Si durante décadas les has dejado a la gente solo cine de Hollywood le va a costar muchísimo abrirse a otras tendencias cinematográficas.

Pero esto no quiere decir que sea el bueno, puede ser el más caro, con más publicidad y el que se ha impuesto con una estrategia económica, pero no siempre ha sido así. Estos otros circuitos hay que defenderlos y hay que ejercer una cierta pedagogía en la sociedad para que la gente pueda acceder a estas películas y le gusten.

Hay que generar una semilla, inquietud, y formar otro tipo de gente, que haga otras cosas.

Una posibilidad de hacerlo aquí es la Universidad de las Artes. (I)

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