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Del Romancero al Poeta

Del Romancero al Poeta
23 de abril de 2013 - 00:00

De todos los libros que considero importantes para mi formación: el ejemplar que adquirí de Romancero Gitano–Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, es un tesoro que llegó a mis manos cuando tenía 19 años y estaba repleto de preguntas en pájaros y piedras (en radicalismos y respuestas muchas veces innecesarias...).

En este libro conviven la canción gitana y su romance de naipes bajo la luna de sangre… Una poesía rimada, un paisaje rural y agreste… (Giros donde los amantes y la locura  son hermanos, que se asemejan y contienen, porque juntos son un baile que es un proceso: que permite al corazón humano manipular las montañas de lo existente…). “Sus ojos en las umbrías/ se empañan de inmensa noche. /En los recodos del aire /cruje la aurora salobre”.

Por otro lado está la observación caleidoscópica - telescópica - microscópica y surrealista de la Metrópolis quebrada (Recolección de variaciones del hambre, de las postales del  humus sobre las formas con vida: la indiferencia del stablishment con su cobija de siglos).

Manufacturas en verso libre sobre el transitar de las calles, donde es el poeta una persecución incesante, un caos de apareamiento con los muertos de nuestros deseos comerciales perdidos… “La aurora de Nueva York gime/ por las inmensas escaleras /buscando entre las aristas/ nardos de angustia dibujada. //La aurora llega y nadie la recibe en su boca / porque allí no hay mañana ni esperanza posible. /A veces las monedas en enjambres furiosos/ taladran y devoran abandonados niños”. Nótese en este punto la transmutación del símbolo de  la aurora (de la persistente escenografía entre los apuntes secretos).  Entonces alguien pisa una hoja seca en los segundos del corazón… Se fuma un cuerpo del miedo y es otro amanecer... Así de fácil se quiebra la poesía sobre la poesía…

Digo todo esto pensando en la historia de dos textos muy disímiles entre sí, tanto por su estilo, ritmo y temática, como por su contexto creacional. Pero atravesados siempre por la misma identidad poética, dividida en este libro que me enseñó  que las “escuelas” o “estilos“ o “tendencias literarias” son temas para académicos e historiadores de turno, mas no para los creadores…

Cuando García Lorca publicó en 1928 Romancero gitano, pasó de ser un genio de las élites españolas a poeta de fama mundial, sin embargo en algunos círculos intelectuales de España se decía que la repentina popularidad del Romancero era clímax y parte final de un discurso gitanesco, que había mostrado sus primeros pasos en el precoz Libro de Poemas - 1921.

Poeta en Nueva York fue escrito entre 1929 y 1930 durante la residencia del poeta en la Columbia University, viaje que comenzó como una búsqueda de calma ante la crítica madrileña, pero que colapsó con la Gran Depresión de los años 30… Menéndez-Nadal nos comenta “La súbita popularidad terminó por deprimirle. Se veía con la etiqueta de poeta gitano, y la etiqueta le desagradaba… Su estado de ánimo al salir de España choca con el mundo neoyorquino. Resultado: hipersensibilidad de todos los temas y subtemas, violenta deformación de los símbolos con ellos relacionados, de los recuerdos personales y la experiencia vivida”. En fin, una lección sobre el proceso creativo.

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