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El Telégrafo
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Entrevista / Ramiro Cuello Iriarte / Escultor

Cuello le dará a Aracataca el hielo que García Márquez soñó en Macondo

Foto: Cortesía
Foto: Cortesía
06 de julio de 2015 - 00:00 - Gustavo Veloza

El antiguo asentamiento de la tribu Chimila en el Caribe colombiano y cuna del Nobel Gabriel García Márquez, Aracataca, podrá tener en su plaza principal el hielo de Macondo, el mismo que inmortalizó el escritor colombiano en Cien años de soledad.

La idea mágica de los gitanos de llevar el hielo a Macondo, ahora se convertirá en realidad de la mano del pintor y escultor colombiano Ramiro Cuello Iriarte, quien en su obra se ha dedicado a la búsqueda del infinito y la manifestación de lo invisible.

Cuello Iriarte, nacido en Santa Marta, es un artista que junto con la curadora María del Pilar Rodríguez, de la Fundación Transversus, ha logrado compaginar los aires del Caribe y la magia macondiana con una obra que va a crear la sensación de hielo en la plaza principal de Aracataca.

La obra, que todavía está a la espera de completar su financiación, va a abrir nuevos horizontes para los cataqueños (como se les denomina a los nacidos en Aracataca) que hoy están ávidos de la llegada del turismo.

Seguramente con el enfoque de Cuello Iriarte, en poco más de tres meses se podrá apreciar el hielo bajo los materiales traslúcidos y las luces, que combinadas con el viento y la brisa de las palmeras bajarán el microclima ardiente de la población.

De acuerdo con el artista, “más que crear un busto o muestra de García Márquez, es crear con la obra el realismo mágico, hacerlo realidad llevando el hielo a Aracataca. Es volver realidad las cosas mágicas. Por eso los habitantes de Aracataca van a conocer el hielo. Pero guardando las proporciones del tiempo y de las cosas, vamos a aplicar la tecnología al realismo mágico de Gabo”.

Es un trabajo de 10 meses, donde la creatividad de Cuello Iriarte sale a relucir en una maqueta que piensa transformar en una escultura liviana pero de gran formato.

¿Cómo es la obra para Aracataca?

Es una obra que surgió en conversaciones con la curadora María del Pilar Rodríguez, con la idea de hacer un homenaje a Gabo en su ciudad, Aracataca.

Se partió del hecho de crear la ciudad del futuro, de llevar el hielo a Macondo con una obra que semejara toda esa magia de sensaciones incluyendo todos los elementos de dicha concepción.

Puedo decir que esta es una obra futurista, con materiales poco convencionales pero que dan y producen la sensación del hielo.

En el diseño de la obra sobre la maqueta hemos concebido el poder crear en la mente de la gente el microclima que genera el centro de la plaza de Aracataca.

Esta es una obra muy del entorno, en que produce el sentimiento caribe, la sensación del viento, de la magia, de las palmeras.

Además quisimos que en su parte central generara la sombra para refrescar el microclima.

¿Qué personajes son los que van en la obra?

Los que influyeron en la obra de García Márquez para la creación de Cien años de soledad, en el realismo mágico de Macondo.

Son los abuelos, la tía Pá, la mamá, la hermana Margot y los dos indígenas guajiros que estaban a su servicio.

Esta es la familia que nutrió de narraciones y tertulias al escritor en un sitio llamado el Rincón Guapo. Son los personajes que pertenecen a la creación, pero además quisimos destacar la idiosincrasia que existe en la región donde todo es macondiano.

¿Cómo hace para crear la sensación de hielo?

La obra de Gabo se fundamenta mucho en el hielo y como el tipo de obra que yo hago, que son grandes formatos pero que tienen mucho de transparencia.

He trabajado la resina, el acrílico para lograr la sensación del hielo. Además trabajo mucho el movimiento, como del viento, las palmeras, la brisa, esa es la sensación que quiero dar con los arcos de la obra.

La idea es que la obra tenga movimiento, eso lo va a dar la iluminación con leds. No es un iluminado normal. La plaza de Aracataca es una plaza normal, como de cualquier pueblo, donde llegan todos los caminos.

Está encerrada entre árboles, pero la idea es generar los destellos con las luces y que den la sensación del hielo.

¿Qué respaldo financiero ha tenido la obra?

Tenemos más ganas que todo, pero hemos estado tocando puertas del Gobierno, como de la empresa privada.

Es un proyecto válido para toda la región por todo lo que representaría para el turismo y la gente de Aracataca, porque refleja todo lo que es el pueblo.

Ya tenemos la aceptación de la alcaldía, de la Cámara de Comercio de Santa Marta y hay otros medios que han mostrado interés en la obra.

¿Cuánto cuesta el proyecto?

El proyecto de la obra completa sale en unos 650 millones de pesos.

¿Cuánto tiempo se tarda en el desarrollo?

Este proyecto se puede desarrollar en 3 meses, una vez que se tenga todo financiado, pero la idea de todos es dejarla lista antes de finalizar este año.

Precisamente para agilizar todo vamos a presentar la maqueta definitiva, vamos a hacer el lanzamiento oficial en Aracataca con el alcalde y vamos a estar con las personas que ya dieron el aval al proyecto.

¿Cómo fueron sus comienzos como escultor?

Yo tengo una formación académica profesional como arquitecto, pero siempre me ha gustado trabajar el volumen de las cosas.

Puedo decir que mis comienzos en el arte son los de un artista tardío. Hace 15 años comencé con la pintura, pero tenía la necesidad de crear algo más tangible, de más volumen y empecé a fusionar la arquitectura con la escultura.

¿Cómo desarrolló sus primeras obras?

Siempre me ha encantado la magia con que se crean las cosas, de allí que eso fue lo que me cautivó a la creación en el uso de otros materiales, como el metacrilato o el acrílico, que hace parte para diseñar elementos de presencia sutil, es como hablar de estar y no estar.

Pero mi búsqueda era dar imágenes del mundo contemporáneo intangible, de lo infinito, de lo etéreo, de sensaciones que no son tan materiales como se maneja en el mundo actual.

¿Cómo fue dedicarse completamente a este arte, dejando su profesión?

Bueno, en el comienzo de todo proceso, es que uno no tiene la visión del futuro, pero uno vuelve y se da cuenta de las sensaciones.

Cuando estaba en la pintura y desarrollaba el ensamblaje para dar la sensación de volumen, era inevitable llegar a lo que me dediqué: crear elementos con volumen pero que no sean pesados, pero que hagan crear sugestiones entre la gente que aprecia mi obra, es como hacer un duomo referente a la escultura.

¿Cuál es el mensaje que usted quiere enviar con su obra?

El mensaje es crear algo que a simple vista da sensaciones de tranquilidad y de profundidad, de alivio, es como alimentar el subconsciente de la gente.

Por ejemplo, en la pintura mucha gente trata de ver la forma y de comprender, pero yo me voy al otro extremo, de que el público pueda entender más allá de la materia, y es la forma de las emociones, las sensaciones, del infinito, es decir quiero comunicarme con el alma de la gente.

¿Cuántas exposiciones ha hecho?

No puedo decir que he perdido la cuenta, pero en los últimos años he hecho como unas 25 o 28 exposiciones, en México, Italia, en Corea del Sur, en Estados Unidos, Panamá, Francia y España.

¿Cómo cree que ha recibido la gente su obra?

He percibido y me he dado cuenta de que a la gente le gusta; pero obviamente parte del hecho de que, como en Italia y otros países, el mercado es fraccionado.

No todo el mundo tiene la sensibilidad de entender mi obra, depende mucho de la materia y de la forma; pero una vez que entienden mi mensaje, les encanta, siento que estoy transmitiendo algo como las sensaciones, es un proceso educativo.

¿Cómo se siente como escultor?

Yo me siento bien con lo que transmito, soy de las personas que creen que todo el mundo debería tener una afinidad manual con las formas.

Me siento pleno porque hago lo que me gusta, esa es una interiorización para sacar lo mejor de uno.

¿Cómo es su forma de trabajar?

Yo parto siempre de un trazo, de un dibujo que poco a poco empieza a conectarse con algo que quiero. Es como jugar con el dibujo, hasta que sin darme cuenta se va formando lo que uno quiere.

¿Cuál es el respaldo que ha tenido para elaborar su obra?

La verdad es que tengo mucha gente atrás, que ha creído en mí y me ha apoyado. No es fácil hacer arte en Colombia y sobre todo para un artista tardío.

Pero ahora tengo el respaldo de la Fundación Transversus, de María del Pilar Rodríguez y de algunas galerías.

Me siento respaldado y apoyado que es lo que uno quiere en este país como artista, pero desde luego me gustaría que hubieran más galerías. (I)

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