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Crusat viaja entre la precariedad

Crusat viaja entre la precariedad
27 de noviembre de 2013 - 00:00

Bruselas, Bélgica.- Seis personajes en constante desplazamiento a través de paisajes áridos y desiertos espirituales permiten al joven español Cristian Crusat expresar la sensación de “eterna provisionalidad”, en un libro de relatos por el que recibió ayer el Premio de Literatura de la Unión Europea 2013.

Crusat, originario de Málaga y nacido en 1983, ha sido uno de los trece escritores europeos premiados con este galardón que reconoce a los mejores autores emergentes del continente, en su caso por el libro de relatos Breve teoría del viaje y el desierto (Editorial Pre-Textos).

Trabaja como lector de español en Marruecos y está acostumbrado a la sensación de eterna provisionalidad.La obra reúne seis historias con personajes diferentes ubicados en distintas partes del mundo, todas ellas marcadas por las palabras ‘viaje y desierto’, como reflejo de sus circunstancias existenciales, explicó ayer el autor.

“Son seis momentos que intentan alcanzar algo de sentido o de realidad en la travesía por el desierto de la vida, y en las condiciones de provisionalidad que nos atenazan”, subrayó el autor, quien cita a Marcel Schwob, Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño entre sus referentes.

El desierto es así tanto un ‘paisaje espiritual’ como ‘físico’, ya que las historias contienen personajes que sufren la soledad y el desasosiego y transcurren en escenarios como Arizona (EE.UU.) o Almería (España).

Los protagonistas “no tienen domicilio fijo ni planean quedarse mucho tiempo en el lugar en el que se encuentran”, y “buscan algo que no encuentran porque ni siquiera saben lo que quieren”, relató Crusat.

Es una reflexión sobre el hecho de que, al no fijarnos metas en la vida, evitamos también un fracaso.“Es una reflexión sobre el hecho de que, al no fijarnos metas concretas en la vida, evitamos también un fracaso concreto. Es una forma de protegernos”, señaló el autor.

Este “viaje” o desplazamiento constante de los personajes también refleja el contexto de provisionalidad o precariedad -palabra que Crusat prefiere evitar por estar manida en el ámbito laboral- vivido por el propio autor.

Crusat, quien trabaja ahora como lector de español en Marruecos, está acostumbrado a esta sensación de eterna provisionalidad y encuentra en ella la inspiración para sus obras, después de haber vivido en España, Francia y Holanda con distintas becas y empleos.

Crusat es el segundo español en recibir este premio organizado por la Comisión Europa y por las Federaciones Europea e Internacional de Libreros (FEIL) y de Editores Europeos (FEE).

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