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Cristian Villavicencio subvierte lo objetivo

En la pieza “Especímenes”, el autor reproduce imágenes grabadas de seres clasificados y rompe la perspectiva. La mirada no puede ser estática, pues las pantallas rotan y se escapan de su proyección cuadrada, en la que el hombre es el centro.
En la pieza “Especímenes”, el autor reproduce imágenes grabadas de seres clasificados y rompe la perspectiva. La mirada no puede ser estática, pues las pantallas rotan y se escapan de su proyección cuadrada, en la que el hombre es el centro.
Foto: Cortesía de Fausto Rivera
25 de mayo de 2019 - 00:00 - Jéssica Zambrano

En la entrada de la muestra Dimensiones Paralelas, un objeto lleno de lunares negros y sin forma da vueltas en 360° encerrado en una cápsula. Junto a él un parlante reproduce el sonido de unos pájaros. A sus espaldas, una serie de banderas de bacterias izadas en forma de una corte heráldica se serpentean por una acción programada de dos ventiladores ruidosos.

El cuerpo amorfo es un “Megatherium”. En griego, el nombre alude a la “gran bestia”. Los científicos catalogan así los cuerpos de animales extintos.

El cuerpo que gira encerrado en una cápsula fue un oso perezoso y esta nueva forma de exhibirlo alude a un cráneo encontrado por Charles Darwin; es la impresión en 3D de una especie extinta, una forma de disecarla en presente.

“Está modificado en su narrativa para ser un objeto que no existe, a pesar de ser un espécimen paralelo a la historia”, dice el artista quiteño Cristian Villavicencio, quien monta una nueva versión de esta muestra en el espacio Arte Actual, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso); en Quito.

El primer montaje lo hizo en Bilbao, como parte de una residencia, en la que trabajó un año en media-art, pensando en la combinación de sistemas de programación de video para acercarse a los imaginarios científicos.

Cuando Villavicencio armó su propio “Megatherium” pensó en las imágenes pintadas del convento de San Francisco que hacen referencia al Edén. Allí, los pintores completan con cabezas humanas los animales desconocidos, como elefantes o jirafas.

En el Archivo General de Indias se encontró con dibujos que representaban la fauna y la flora y cómo estos documentos precarios pretendían “articular” el conocimiento científico del Nuevo Mundo.

El artista piensa que “el mundo digital está pensado para el remix, la combinación de archivos, una fusión del monstruo”.

Villavicencio toma piezas históricas, guardadas en repositorios tan complejos como los del lugar que transitaba cuando era niño, en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Escuela Politécnica Nacional —que está por cumplir 150 años— y el Archivo General de Indias sobre Ecuador, que se encuentra en España.

La muestra Dimensiones Paralelas toma como signo base las especies disecadas y los archivos de bacterias para el estudio de la historia para ficcionar con ellas y crear nuevas tensiones.

Las especies naturales, catalogables para los científicos de manera objetiva desde la era de Alexander von Humboldt, tienen pequeños microscopios que reproducen en pantallas aquello que se piensa como un todo clasificable, desde el detalle y sus fragmentos.

Así lo hace en “Selecciones”, una mesa donde reúne varias, un catálogo subjetivo con reptiles e insectos.

La perspectiva cambia a través de dispositivos que el artista ha inventado, como las haptic cámaras, un tipo de tecnología en la que pueden cambiar los códigos para hacer visiones aleatorias, grabar y editar.

Estos aparatos trasladan la visión a las manos, con las cámaras toma la superficie de las cosas entre dos y en la edición los objetos saltan.

“La ciencia es una máquina gigantesca de signos. Esta imagen cientificista está en la historia de la humanidad; en

Ecuador creo que hay anclas que hay que considerar”, dice Villavicencio. Entre esas anclas están los códigos con los que se clasifica un país megadiverso e inabarcable.

Piensa en subvertir esta noción cientificista de catalogar, un proceso que busca la objetividad de los seres en su totalidad. Las cámaras con las que señala los objetos exhibidos producen una abstracción, en lugar de buscar un todo, para dar cuenta de la fractura, del gesto, de la huella.

"Los especímenes disecados y las ilustraciones históricas, vistos desde el lente del arte y puestos a girar, sueltan sus registros habituales para empezar a hacernos preguntas sobre los sistemas que hemos creado para mirarlos: ¿de dónde vienen esos sistemas? ¿qué lógicas de colonización de conocimiento los atraviesan?”, señala en el texto curatorial la investigadora Ana María Garzón.

El artista está radicado en Guayaquil, donde dicta clases en la Universidad de las Artes.
El 21 de junio, días antes de cerrar la muestra, hará una visita mediada junto con dos investigadores. Piensa que como se celebra el Inti Raymi podrían preparar chicha. (I)

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