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“Los crímenes de Bartow”: Óscar Vela entre una injusticia y la literatura

“Los crímenes de Bartow”: Óscar Vela entre una injusticia y la literatura
Ilustración: Eduardo Varas
05 de diciembre de 2021 - 00:13 - Eduardo Varas

¿Qué es este libro de 342 páginas? De acuerdo a las claves que da su autor —Óscar Vela Descalzo (Quito, 1968)—, esta es una novela de autoficción. En la que él se incluye, en la que forma parte importante de su desarrollo y en la que es la voz que narra de manera directa lo que busca: demostrar la inocencia de Nelson Serrano, ecuatoriano que lleva 18 años en el Corredor de la Muerte, en una cárcel de Estados Unidos, sentenciado a cuatro penas de muerte, por el asesinato de cuatro personas, ocurrido en Bartow, Florida, en diciembre de 1997.

Y la contundencia de Vela es tal que lo consigue. No hay manera de dudar de la inocencia de Serrano una vez que se termina el libro.

Porque el autor —que también se enuncia como abogado y como parte de la defensa de Serrano— ha escrito un libro que juega con el tiempo, con un relato que va de atrás hacia adelante. Con un texto que da pistas sobre lo que vendrá, que adelanta detalles que luego irá desarrollando. Es casi como entrar en la cabeza de un equipo legal que investiga y que trata de darle sentido a un caso.

Un caso que tiene tantas pruebas fraguadas, tantas cosas que se han ocultado e ignorado, que lo que produce en quien lo lee es ira, estupor, angustia. ¿Es posible que un ecuatoriano pueda ser secuestrado en este país y llevado a Estados Unidos por fuera de la ley? Sí, es posible y este caso lo prueba. Además —de acuerdo al relato de Vela— fue en el correísmo cuando las autoridades ecuatorianas, que colaboraron en ese secuestro, pudieron salvarse de cualquier acusación, por obra y gracia del exfiscal Galo Chiriboga.

La autoficción es el recurso para estar ahí, para contar el relato personal, el descubrimiento de las pruebas que exculpan a Serrano, las acciones constantes de los agentes norteamericanos y de la justicia de Florida para inculpar a un inocente. A través de la autoficción como punto de arranque, Vela reflexiona sobre lo que narra, da indicios, imagina y elucubra muchas razones. Sí, por ahí aparece la estrategia del escritor.

Cruzar la realidad

“Los crímenes de Bartow”, más allá de la estela de lo real, es un objeto literario. Porque si bien Óscar Vela ha ido cercando cada vez más su mirada como autor hacia la realidad —sus dos últimas novelas, “Náufragos en tierra” (2017) y “Ahora que cae la niebla” (2019) son la prueba de esto—, nunca pierde la conciencia cómo la literatura infecta todo y hace posible que esa realidad tenga algo de sentido.

Aquí, a pesar de una prosa seca, directa, al grano, para no confundir, hay un ejercicio de escritura incapaz de dejar lo literario de lado. Ya sea por las referencias que aparecen por ahí —Desde Saer, Héctor Abad Faciolince, Flaubert y Emile Zolá (con una clara alusión al caso Dreyfus)— hasta por la estructura del libro, que tiene su fuerza en el manejo de la temporalidad de la historia, este no es el caso de un periodista contando un caso real. Aquí estamos ante un escritor que sabe que la realidad, para ser intervenida, debe seleccionar datos y crear un discurso a prueba de balas.

Un discurso que lleve al lector a un lugar que impresione.

Y pese a estar ante un libro sobre una historia que no tiene final —Nelson Serrano sigue en prisión—, es en su última parte en la que entramos en ese sublime terreno de lo literario. Vela reproduce algunas de las conversaciones que, vía email, ha mantenido con Serrano y se abre un velo importante: el de profundizar en el personaje, otorgándoles más sentido a todo el recorrido.

Vela también escribe una novela en la que habla sobre la construcción de sí misma. De los espacios por llenar, de las imposibilidades, de los riesgos. Una pequeña abertura para pensar en la escritura como terreno para que la realidad crezca, para que exista un sentido frente a la injusticia, para que se entienda la dimensión de lo que significa colocar una palabra junto a otra.

En la contratapa del libro se hace una poco feliz comparación como “A sangre fría”, de Truman Capote. Quizás porque hubo un crimen y hay una investigación, pero nada más. A diferencia de Capote, Vela no quiere ser el centro, no lo busca, no quiere escribir monólogos interiores sobre la crueldad humana. Él está en el centro como narrador, como punto de vista, como demostración de una empatía y de una lucha que se multiplican exponencialmente. Siempre hacia fuera, hacia la verdad y hacia la certeza de tenerla en la mano, frente a un sistema que se encarga de rechazarla una y otra vez.

¿Quién sabe? Quizás en el último minuto se le pueda dar la vuelta a toda esta tragedia. Esperamos.

“Los crímenes de Bartow”

Óscar Vela Descalzo

Editorial Planeta, 2021

Precio: 17 dólares

 

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