Con una ‘caja mágica’ se hace teatro en 3 minutos

El acto solo puede iniciar cuando el único espectador posible de la ‘caja mágica’ está sentado en un banquillo y los audífonos puestos, de tal forma que no le incomode atravesar su visión por la mirilla.

“Observar lo que sucede al interior de lo que, en principio, podría ser un obstáculo es retornar a la infancia, cuando cada vez que alcanzábamos a ver del otro lado de la puerta esperábamos otro mundo posible”, dice Claudia, una de las espectadoras de ‘Apu Teatro’.

Esta propuesta de teatro en miniatura se adapta con la forma y el tiempo a la propuesta de Microteatro enGuayaquil. Desde el jardín del espacio ubicado en Miraflores, Máximo Herrera, un peruano que dice haber llegado a Ecuador hace algunos años persiguiendo el amor, le propone al público que llega a ver teatro en 15 minutos, esperar con una obra de 3 por $ 2.  

Herrera es el creador y director de ‘Apu Teatro’. Su primera parada fue Cuenca, pero por la necesidad de “algo de calor” dice haber llegado a Guayaquil con una propuesta sobre la tierra ‘Pachamama’, según sus cifras, que alcanzó 5.000 espectadores en Cuenca.  

El lema es “eres lo que comes”. Entonces, el escenario está compuesto por granos que se mezclan con otras piedras más grandes y en el que aparecen flores en distintas tonalidades. De pronto, unos palillos se pelean por la comida y observan el ojo que los miran.

La propuesta de Herrera se fue  modificando con sus investigaciones sobre Teatro Físico y poco después con el Mimo Corporal Dramático. Dice dirigir todo este aprendizaje hacia el teatro de animación de objetos y títeres.
Su proceso creativo, explica, empieza como una obra literaria, pero sí busca una dramaturgia propia que no se escribe en el papel. El autor busca su propio rumbo para escribir en la escena.

Sus muñecos, muchos de ellos, trabajados con sus manos, no articulan ninguna palabra. “Dan paso a un lenguaje completamente físico, desde la columna vertebral hasta las extremidades, por ello la forma de escribirse está en la escena en constante cambio y movimiento y poco a poco encuentra sentido hasta llegar a contar una historia, muchas veces simbólica, abstracta y surrealista, que invita al espectador a interpretar los sucesos según su cultura y formación, es decir, se vuelve un cuadro universal que puede ser observado desde muchas perspectivas”, explica Herrera.

Actualmente su obra está integrada a la propuesta de Microteatro, los fines de semana las funciones son en el Museo Nahim Isaías de Guayaquil y dentro de poco estaría en la Universidad de las Artes, donde presentó su proyecto. (I)