B.B. King hizo historia entonando a ‘Lucille’ con la música más triste del mundo

B.B. King hizo sus primeros artificios con la guitarra a los doce años, antes de dejar la escuela y empezar a trabajar como conductor de tractor. Antes de que el blues se convirtiera en su voz y su sonido favorito.Antes de darle nombre a la guitarra que lo volvería loco, ‘Lucille’.

Aprendió a usar su primera guitarra en una iglesia bautista, la había comprado en tan solo $15. Su historia con ‘Lucille’ empezó en 1949, en un concierto en un pequeño bar de Arkansas, en pleno invierno.

Para aumentar la temperatura se le ocurrió utilizar un tacho de basura como lámpara. Lo llenó de queroseno y lo prendió. El tacho se volteó y el fuego se extendió en medio de una pelea entre dos hombres. Él trató de huir como tantos hasta encontrar un lugar seguro en la noche. Sin darse cuenta, había perdido su guitarra. Entonces volvió a entrar al lugar para recuperarla, aun cuando todo caía sobre él.

Al día siguiente supo que dos hombres habían muerto en el incendio y que la causa por la que se inició la pelea fue una mujer que trabajaba en el club, su nombre era Lucille.

B.B. King aprendió que no debía intentar calentar sus conciertos en invierno de la manera que lo hizo esa noche en Arkansas. Desde entonces no arriesgaría su instrumento en un incendio.En honor a la mujer que ocasionó la pelea y a su guitarra a punto de incinerarse, a cada una de las siguientes Gibson eléctricas que tuvo las nombró como ‘Lucille’.  

Aquella guitarra era un modelo pequeño y barato.Las siguientes Gibson que pasaron por los dedos de B.B. King llegaron a tener una apariencia lujosa y, con su interpretación, un sonido incomparable, como los tonos implacables que se escuchan en la edición limitada de El Rey del Blues.

La relación de B.B. King con su guitarra fue inigualable. Hoy, el blues no sería lo mismo sin él, y mucho menos sin ‘Lucille’. “Cuando las cosas iban mal con B.B. King, todo dependía de ‘Lucille’”, cantaba en el tema que le dedicó. Este jueves, murió mientras dormía, en su casa. El lenguaje que creó con ‘Lucille’ se constituyó en un símbolo que no dejó de sonar hasta que la diabetes, que se le había diagnosticado hace más de dos décadas, le hizo parar un concierto. (I)

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